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Las últimas horas de Europa

 

Adriano Romualdi

 

Las últimas horas de Europa - Adriano Romualdi

198 páginas
21 x 15 cm.
Ediciones Identidad

España, 2008

Encuadernación: rústica

 Precio para Argentina: 126 pesos
 Precio internacional: 21 euros

 

 

 

 

 

 

Con "Las últimas horas de Europa", volumen publicado de forma póstuma en 1976, Adriano Romualdi se disponía a dar a la imprenta un gran canto épico de los tiempos actuales: desde las primeras páginas penetramos en una época en la que renacen y actúan figuras míticas y eternas, como el guerrero, el héroe, el caballero: frente a ellos aparecen monstruos multiformes, demonios desencadenados y horrores infernales. Como es propio del alma germánica, y por tanto de la verdaderamente europea, en la tragedia de la Segunda Guerra Mundial, como en la prosa de Adriano Romualdi, domina una visión trágica del heroísmo, la de un combatiente que afronta a un enemigo que dispone de fuerzas desproporcionadamente superiores, que sabe que está destinado a la muerte y a la derrota, pero que igualmente conoce su deber y lo cumple hasta el final, hasta la anulación de sí mismo en el combate. En esta derrota está la victoria del héroe, en el sacrificio extremo y en mantenerse fiel a la propia idea, a la orden recibida, al voto de lealtad y a la propia tierra”.
Independientemente de los hechos históricos, que no obstante, es preciso recordar desde una perspectiva diferente a la de la propaganda de los vencedores, sobradamente conocida, y que Romualdi, como buen historiador, relata y contrapone de forma magistral, quizás lo importante de este libro sea el mensaje que su autor da a conocer y del que son fundamentales dos ideas, por una parte el ejemplo de abnegación, resistencia y heroísmo de una generación de militantes que llevó sus valores e ideales en defensa de la identidad y la esencia de Europa a sus últimas consecuencias y que supone un ejemplo y unos valores hoy del todo necesarios para resistir a las últimas y más peligrosas fases del proceso de disolución que se inició para Europa en las jornadas en las que trascurre este relato. Por otra parte, la idea de Europa, presente en toda la obra y pensamiento de Romualdi, es quizás en este texto más protagonista que nunca, precisamente por desarrollarse en estas últimas y terribles horas una lucha furiosa y desesperada donde Europa se jugaba su propia existencia. En aquellas últimas horas, se muestra más real que nunca la conciencia de la verdadera identidad europea y la necesidad de la lucha sin cuartel contra los que con la fuerza de las armas destruían el sueño del renacer europeo, la herencia milenaria y los principios de una civilización que se negaba a desaparecer. Aquellos fueron los últimos momentos de Europa pero no de la idea de Europa.

 

ÍNDICE

Adriano Romualdi, poeta de Europa
(Alberto Lombardo)                5

Finis Europae               17
Frente del Este             29
El día más largo                       35
Mon pays m'a fait mal              51
La gran horda              62
Horthy intenta la salvación in extremis              76
Otoño 1944                 79
La batalla de los gigantes                     92
El asedio de Budapest             103
En Budapest, el fin                   119
El terror viene del Este             125
La gran fuga                 138
La batalla de Berlín                  153
La caída de Berlín                    167
Los soldados Jegorov y Kantanija                   191

RESEÑA (de la edición italiana)

Quizás contribuya a recordar que el pasacalles patéticamente pasadista que se celebrará estos días no tiene nada que ver con el impulso combativo de los distintos movimientos nacionalrevolucionarios que se enfrentaron a la Plutocracia mundialista hace más de medio siglo.
Para aquellos que no lo recordaban, que casi nunca lo recuerdan, o que no lo sabían, esperamos que disfruten de la lectura.

Las últimas horas de Europa

“También las niñas son violadas en repetidas ocasiones por diez, veinte soldados hasta que mueren desangradas. Ante un enemigo tan sumamente despiadado, toda vileza, toda retirada es un crimen intolerable”

La editorial Settimo Sigillo ha vuelto a publicar hace poco el texto de Romualdi, considerado por muchos su obra más sugestiva, publicada de forma póstuma en 1976 por Ciarrapico. El texto en cuestión podría resultar en cierto modo “fuera del tiempo”, en el sentido de que trata un tema ciertamente poco actual e interesa a un restringido círculo de lectores. Muy probablemente, no obstante, el escrito de Adriano es hoy todavía actual, en sustancia por dos motivos: el ejemplo de valentía, abnegación y heroísmo que cada una de las páginas de Las últimas horas de Europa irradia, valores que en la Europa de hoy se han perdido y que sólo ejemplos extraordinarios pueden volver a despertar. En segundo lugar, la obra que queremos reseñar nos permite recordar, para todos aquellos que muestran algún tipo de simpatía hacia los Estados Unidos, que quienes hoy atacan Irak brutalmente, ayer destruyeron Hamburgo y Dresde y aniquilaron la civilización europea para sustituirla poco a poco con el american way of life. La sumisión europea nace de la derrota bélica de la segunda guerra mundial, no lo olvidemos.

Cada página del libro en cuestión transmite valores eternos, las palabras se suceden como ráfagas de ametralladora, una rabia latente nos permite captar hasta qué punto el tema abordado era sentido por el Autor. Se puede leer en la introducción una cita según la cual una historiografía de Derecha, entendiendo con tal término filo-fascista o filo-nacionalsocialista, resulta imposible. Y bien, Adriano Romualdi, coherente con sus ideas, creador poderoso de una prosa fervorosa de sentimientos y dolores, ha desbaratado tal mito antes y mejor que nadie. Un precursor y un ejemplo de coherencia inquebrantable reforzada por una escritura evocadora.

Porque de esto se trata, Las últimas horas de Europa representa una evocación de fuerza guerrera, de amor por la propia tierra y, de forma más general, de un espíritu que vive por encima de los hombres y que en algunos de estos se manifiesta. Cómo no pensar en Degrelle, combatiente imperturbable en el Frente del Este que debió enfrentarse en aplastante inferioridad a las tropas del Ejército Rojo; o en el final orgulloso y valiente de Drieu La Rochelle en una Francia “liberada” a base de torturas y masacres o ,todavía, en la resistencia de Budapest, por cuya salvación murieron a millares alemanes y los húngaros de Szalasi , en el sacrificio de las Hitlerjugend en el fuego de Berlín y, finalmente, en la muerte de Adolf Hitler, fiel a su pueblo hasta la muerte, desesperado por una derrota que no fue sólo la derrota de la Alemania nacionalsocialista, sino de toda Europa.

Las dramáticas últimas horas vividas en el frente del Este y en el frente Occidental, y finalmente la trágica batalla de Berlín, en la que incluso las mujeres ofrecieron resistencia al invasor soviético, sabiendo perfectamente qué las esperaba en el caso de que fuesen capturadas con vida. Los dos últimos años de guerra escritos con tal pasión y elegancia que consideramos un deber tener un libro como este, ya que es un homenaje de los más hermosos a nuestros Caídos.

Sería inútil extenderse en el relato de acontecimientos que todos conocemos, sobre todo porque tratar de resumir un texto como este al que estamos refiriéndonos significaría privarlo de la carga evocativa que transmite desde la primera lectura. Desde las primeras páginas del libro, desde el capítulo Finis Europae, se respira un aire familiar, se comprende que se tiene entre las manos una obra que quiere ser tributo a quien se sacrificó para que Europa conociese un Orden Nuevo, que no fuese el que los vencedores de entonces quieren imponernos hoy. Durante toda la lectura, que no es otra cosa que un viaje al heroísmo más trágico y glorioso, resuenan en nuestros oídos las palabras del refinado intelectual hebreo Ilija Ehrenburg, dirigidas a los soldados del Ejército Rojo: “ ¡Apresad a las mujeres alemanas, humillad su orgullo racial!”. Palabras que se convirtieron en praxis en todos los pueblos, ciudades y regiones conquistadas por los soviéticos. Y ante las masacres gratuitas, brutales y viles cometidas por las tropas bolcheviques cómo no horrorizarse, cómo no comprender los más profundos motivos que empujaron a los hombres alemanes a resistir la invasión roja hasta el último hombre. Y al mismo tiempo, cómo no sentir orgullo y un respeto reverencial ante la abnegación pura de todos aquellos combatientes fascistas y nacionalsocialistas de Europa que murieron por la salvación, aunque sólo fuese por alguna hora más de vida antes de la catástrofe, de la propia tierra y de la propia gente.

No murieron solos aquellos soldados de Europa, héroes de la última Europa, que cayeron defendiendo el Honor de un continente violado. Murieron como héroes, casi renunciando a su humanidad, cayeron no como individuos, sino como cae todo un continente, una masa portentosa de sangre y acero. Estuvo sola Europa cuando murió, como una mujer violada varias veces y asesinada después de crueles torturas, como las miles de mujeres violadas y torturadas por las hordas del Este. Entre los escombros de una Europa destruida, de la que no quedó más que un Bunker, aquel Bunker, defendido heroicamente por soldados de otros países en el nombre de una civilización que todavía podía tener la esperanza de volver a su vitalidad, en una época en que Occidente no significaba USA, sino Europa. Un grito recorre nuestras venas cortándonos la respiración ante la grandeza incomparable del heroísmo de los muchos combatientes europeos cuyas gestas grandiosas Adriano Romualdi nos ha recordado.

Francesco Boco

Adriano Romualdi, Le ultime ore dell'Europa, Edizioni Settimo Sigillo, Roma 2004.