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Pensamiento de ruptura

 

Alberto Buela

Pensamiento de ruptura - Alberto Buela

263 páginas
Ediciones Theoria
2008

Encuadernación rústica
 Precio para Argentina: 40 pesos
 Precio internacional: 12 euros

La filosofía es entendida por nosotros como ruptura con la opinión, no sólo porque como enseñara Platón no se puede hacer filosofía con la doxa sino más bien con la episteme, a través del conocimiento por las causas, sino porque en nuestra época la opinión que cuenta es sólo la opinión publicada y no ya la pública y menos aún la de un pensador o filósofo genuino a quien casi nadie escucha ni lee.
Este es uno de los motivos por los que hemos titulado este trabajo Pensamiento de Ruptura.
El libro tiene tres partes, el filosófico en sentido estricto donde tratamos temas de filosofía e intentamos dar" una respuesta específica sin irnos por las ramas. El segundo que trabaja desde la filosofía problemas de distintas disciplinas particulares y una tercera parte dedicada a filósofos argentinos postergados, es decir, filósofos prácticamente olvidados y no estudiados.

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En sus casi 300 páginas, el Profesor Buela no deja tópico del acontecer cultural del cambio de siglo por rozar, agitar, volver a pensar. Como anticipé está estructurado en capítulos que podrían leerse cada uno como ensayos interdependientes, pero el libro ofrece, mirado como totalidad un replanteo del lugar del intelectual, desde donde retoma la posibilidad de un pensar abarcativo, de grandes líneas, y donde el cruce entre filosofía, estética y política reubica a cada uno de esos mundos en un tinglado común, imbricado, que no puede escindirse sin correr el riesgo de despedazarlo.

 

ÍNDICE


Filosofía strictu sensu

La revelación originaria            15
La relación Oriente- Occidente en filosofía       18
Algunas notas distintivas entre espíritu y alma   22
Los cambios del amor cristiano            29
Algo acerca de los temperamentos       33
Algo sobre metafísica   37
El círculo hermenéutico de la idea de cultura    40
La tolerancia como virtud o como ideología     46
Quiénes son los intelectuales    49
La identidad no es la de todos por igual           53
Patologías del pensamiento único         55
Filosofía práctica
Qué son los valores (ética)       65
La vinculación entre ética y vida (bioética)       70
La virtud y su funcionalidad política (metapolítica)        78
La relación de derechos humanos y justicia (derecho)  83
Notas sobre estética (estética) 91
El Renacimiento y su herencia( historia)            98
La relación con el pasado (filosofía de la historia)         102
El desencantamiento de la sexualidad (sexo)    105
Del maestro y la escuela (educación)    110
Consumidores de juventud (medicina)  113
El orden criollo (antropología cultural)  116
Pueblo y ejército (estrategia)    121
Metapolítica de lo social (metapolítica) 127
El principio de reciprocidad de los cambios (economía)           131
Decrecimiento y Progreso (ecología)    138
Filósofos argentinos postergados
Macedonio Fernández 143
Saúl Taborda   149
Nimo de Anquín          156
Alberto Rouges            163
Juan Luis Guerrero       167
Miguel Ángel Virasoro 173
Rodolfo Kusch 178
Julio Meinvielle 186
Leonardo Castellani     193
Alberto Wagner de Reyna (peruano)   199
Despliegue del pensamiento americano 210
Entrevista del pensador Alain de Benoist al autor
(Éléments, París)          233              

INTRODUCCIÓN

Alguna vez cenando con mi buen amigo Alain de Benoist en un bodegón parisino le comenté que dado que nuestra época y sus cosas transcurren como una sucesión de imágenes truncas, el esfuerzo de los filósofos y pensadores de nuestro tiempo debe ser mucho más ingente que el de épocas pretéritas. Y es por ello que debemos escribir recurriendo a una especie de zapping expositivo. Tocar un tema y luego otro, y después otro diferente y así sucesivamente pues debemos dar respuestas variadas y múltiples a la multiplicidad de incitaciones y estímulos que recibimos de un mundo constituido por una sucesión infinita de mensajes que nunca se detienen. A lo que me contesto: Nosotros debemos ofrecer no una sino varias alternativas al pensamiento único.
El asunto entonces consiste en encontrar el hilo conductor que le permita al filósofo (nosotros siguiendo a Platón preferimos hablar de arkegueta: eterno comenzante) otorgarle a su mensaje una consistencia lógica que en primer lugar lo haga entendióle, por aquello de Ortega: la claridad es la cortesía del filósofo, y en segundo término, lo aproxime a lo verdadero. Pues sin la búsqueda de la verdad y el convencimiento de que ésta existe, no hay filosofía posible.
Debemos romper con el lugar común de que todas las opiniones son respetables, eso es una tontería y como decían los viejos filósofos stultorum infinitas numerus est, pues una opinión xenófoba o racista no es respetable. Los que son respetables son las personas no las opiniones.
La filosofía es entendida por nosotros como ruptura con la opinión, no sólo porque como enseñara Platón no se puede hacer filosofía con la doxa sino más bien con la episteme, a través del conocimiento por las causas, sino porque en nuestra época la opinión que cuenta es sólo la opinión publicada y no ya la pública y menos aún la de un pensador o filósofo genuino a quien casi nadie escucha ni lee.
Este es uno de los motivos por los que hemos titulado este trabajo Pensamiento de Ruptura.
El libro tiene tres partes, el filosófico en sentido estricto donde tratamos temas de filosofía e intentamos dar" una respuesta específica sin irnos por las ramas. El segundo que trabaja desde la filosofía problemas de distintas disciplinas particulares y una tercera parte dedicada a filósofos argentinos postergados, es decir, filósofos prácticamente olvidados y no estudiados. Esto lo pude comprobar recientemente cuando hablando con un viajero impenitente de la filosofía de la liberación, que lo único que llegó fue a programa de filosofía y nunca a filosofía, como el cubano Pablo Guadarrama, quien está escribiendo un publicitado libro sobre la filosofía de Nuestra América, ignoraba casi todos estos autores.
Al menos con estas breves páginas haremos un poco de justicia de la mucha que falta en el orden filosófico hispano­americano.

PRÓLOGO

Cuando aquel triste payaso (comprendí luego que tal era su atroz destino) me balbuceó histérico que por órdenes de arriba debíamos levantar el ciclo de conferencias «Filósofos Argentinos Postergados» preparado y dictado por Buela en la sede central de las bibliotecas de la Provincia de Buenos Aires, obtuve de golpe la certeza (corroborada ad infinitum más tarde) de que mi aprendizaje a su lado no estaría nunca (no podría ser) exento de diversión.
Fue claro entonces que Alberto es un provocador, que provocando juega, que jugando aprehende, se divierte y reflexiona, y que en ese proceso alcanza su máximo potencial como pensador contemporáneo y criollo.
Atajo al lector desprevenido de entrada: está por adentrarse en un libro bravo para el pensamiento dominante.
Buela evita la estructura sistemática, convencido de que la realidad es tan veloz y tan vasta que no pueden ni un hombre ni una sola vida, alcanzar a recrear un sistema filosófico redondo, cerrado. Así, nuestro pensador aisla fragmentos de la realidad, pagando el precio de una trama única en el altar de la actualidad, en el altar del interés de sus discípulos y en el altar de lo posible.
No se crea por ello que es una secuencia des-conexa; nada de eso. El hilo conductor es su esencia misma, el ser del autor.
Conocí personalmente al Profesor Buela en el año 2004, al fundar con un grupo de amigos el Club Suramericano, como espacio de pensamiento de nuestra América. Tomamos contacto con él, nos conocimos personalmente, y para nuestro deleite al poco tiempo ya estaba dictando unas clases en nuestro Club.
Tanto los que conocíamos sus escritos como aquellos que lo descubrieron allí quedamos fascinados con sus conceptos y con su claridad para exponerlos.
Desde entonces y hasta el momento en que escribo estas líneas, el Profesor me ha honrado con su docencia, con su guía y también, con su amistad. Por iniciativa suya compartimos el rescate de un juego criollo olvidado, y junto a muchos otros amigos formamos la Asociación Argentino Oriental de Taba; bajo su dirección, en el año 2005 el Instituto de Cultura de la Provincia de Buenos Aires del que yo era entonces Secretario Ejecutivo organizó el ciclo de conferencias que quisieron levantar y que fue el origen embrionario de la Parte Tercera de este volumen que tiene ahora entre sus manos y que Buela ha dado en llamar Pensamiento de ruptura.
Más ajustado hubiese sido utilizar Pensamientos de ruptura, ya que el libro si bien conforma «el pensamiento» del autor, lo exhibe hilvanando diversos pensamientos, diversos momentos del pensar, diversos objetos del pensamiento y de la reflexión.
Y son pensamientos de ruptura. A quienes tenemos el gusto de conocerlo no nos sorprende. Rompe con el pensamiento imperante, rompe con lo políticamente correcto, rompe con la opinión impuesta como verdad, rompe, rompe, rompe. Que es lo mismo que decir libera, libera, libera el pensar de ataduras absurdas, convenidas y convenientes. Nos planta frente al desafío de volver a empezar, de acompañarlo en este camino elegido de arkegueta, de eterno comenzante.
¿Se puede disentir? ¡Obvio! No hay que olvidar que estamos hablando del autor de Ensayos del Disenso (Barcelona -1999), aquél que denuncia un rasgo típico del actual conformismo, expresado por la cultura que se autocalifica de progresista: disfrazar con la retórica del consenso los conflictos que aquejan a nuestra sociedad sin tener la capacidad o la voluntad de resolverlos. Para Buela, disentir no es sólo negar un acuerdo, sino que es sobre todo pretender oteo sentido, y entonces el disenso se transforma en una actitud de libertad personal y colectiva, muta como un pensar diferente que enriquece el panorama cultural y político.
En sus casi 300 páginas, el Profesor Buela no deja tópico del acontecer cultural del cambio de siglo por rozar, agitar, volver a pensar. Como anticipé está estructurado en capítulos que podrían leerse cada uno como ensayos interdependientes, pero el libro ofrece, mirado como totalidad un replanteo del lugar del intelectual, desde donde retoma la posibilidad de un pensar abarcativo, de grandes líneas, y donde el cruce entre filosofía, estética y política reubica a cada uno de esos mundos en un tinglado común, imbricado, que no puede escindirse sin correr el riesgo de despedazarlo.
Deliberadamente he evitado cumplir aquí con el anatema del maestro Borges al calificar a los prólogos como especies laterales de la crítica.
He preferido la complicidad con Kierkegaard. Un prólogo es un estado de ánimo... escribir un prólogo es como afilar la hoz, como afinar la guitarra, como hablarle a un niño, como escupir por la ventana: uno no sabe ni cuándo ni cómo las ganas se apoderan de uno, las ganas de escribir un prólogo, las ganas de estos sub noctem susurrii...
Espero haber podido. Vaya como disculpa final por mis angustias e inseguridades el mencionar los nombres de otros que han prologado al amigo Buela antes que yo: el P. Julio Meinvielle en «El Ente y los Trascendentales» (1972), Alberto Gorrini, filósofo desaparecida, en «El ente manifestación y conocimiento» (1975), Osvaldo Borda, ex Secretario General de la CGT en «La organización sindical» (1984), Alberto Caturelli en «El sentido de América» (1990),Abel Posse (1996), Alberto Wagner de Reyna en «Ensayos de disenso» (1999)y Mons. Héctor Aguer (2002).
Es un sin sentido que yo forme parte de esa enumeración; me corrijo: no es un sin sentido, es un acto de nepotismo del Profesor. Cree que porque trato de honrar su amistad, estoy a la altura de estas circunstancias.

Errare humanum est.

Dr. Carlos A. Tonelli Banfi
Casa del Faro, Bahía Anegada
Febrero de 2008