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Sermones Patrióticos

 

Alberto Ignacio Ezcurra

Sermones Patrióticos - Alberto Ignacio Ezcurra

285 páginas
Cruz y Fierro Editores
1995
, Argentina
tapa: blanda
 Precio para Argentina: 300 pesos
 Precio internacional: 15 euros

El Padre ezcurra no gustaba escribir. Su fuerte era el estilo oral: la prédica, la arenga, el sermón, el discurso o el coloquio. Por eso, no faltó nunca quien tomara la precaución de grabarlo. Un día, algunos amigos que bien lo conocían y admiraban, le propusieron celebrar Misas por la Patria en cada una de sus principales efemérides. Era una propuesta exacta para el Padre Alberto. Pocos como él llevaban en el corazón tan entrañablemente fundidos el amor de la Cruz y el amor patrio. En cada Santa Misa su verbo encendido iluminaba las inteligencias y movía las voluntades. Ya en la homilía o, fuera del marco litúrgico, en una conferencia o clase magistral. Tras su muerte, sobrevino la necesidad —casi el mandato— de recopilar efectivamente ese conjunto de grabaciones cuyo tema común era la historia y el destino de la Argentina. Así nació este libro
Se habla aquí de la vocación patriótica: de la patria y de la verdadera paz: del sentido profundo del Combate de Obligado y de la guerra justa de Malvinas; de la Hispanidad y de la Bandera Nacional; del General San Martín y de Rosas y de los Héroes Fundadores de la Estirpe: de la Virgen Generala de las Armas Patricias: de los santos y de los guerreros, del deber irrenunciable del patriotismo. Se habla aquí de cómo es posible y obligatorio conciliar el servicio a Dios Nuestro Señor y al suelo en que nacimos y al que pertenecemos. Por eso. en estos tiempos sombríos que niegan la legitimidad de ambos servicios, o que los desfiguran hasta volverlos irreconocibles, se torna perentorio volver hacia estas páginas.

 

ÍNDICE

I

EL AUTOR

 

El Padre Alberto Ignacio Excurra Uriburu nació en Buenos Aires el 30 de julio de 1937. En sus años juveniles se destacó por una fervorosa mililaneia política, a la que entendió siempre como búsqueda desinteresada del bien común de la Patria. Pero su vocación profunda apuntaba más alto. Y oyó el llamado de Dios que lo convocaba al sacerdocio. Ingresó entonces en el Seminario de Paraná —en tiempos gloriosos bajo la guía espiritual da Monseñor Tortolo —donde estudió filosofía y consolidó su personalidad espiritual. Enviado luego a Roma a cursar-teología, obtuvo la licenciatura, especializándose en teología moral. De regreso a la Argentina fue ordenado sacerdote el 8 de diciembre de 1971. Si en su despedida de la vida laical había recibido la palabra insigne del Padre Castellani, en su primera misa predicó el Padre Julio Meinvielle. Dos arquetipos de sacerdocio que lo marcan a fuego y definen su carácter. Fue profesor, prefecto y vicerrector del Seminario en el que estudiara, colaborando durante años—junto a otros padres notables— en la formación de clérigos cabales en la edición de la Revista Mikael, verdadera joya de la cultura católica. Entrada la década del ochenta, fue partícipe de la creación del Seminario Diocesano Santa María Madre de Dios, en la localidad mendocina de San Rafael. trabajando intensamente como docente primero y al fin como Rector. Camadas enteras de seminaristas recibieron sus enseñanzas que unían siempre a la recia sabiduría del Magisterio de la Iglesia, una cuota de afable humor criollo con el que confortaba a sus oyentes. Amaba misionar por los rincones más humildes y necesitados de consuelo: predicar retiros, pronunciar charlas y conferencias, pía II» .ir ton sus amigos y discípulos y oír con serenidad las confesiones de sus fieles. Dotado de una inusual capacidad oratoria, sabia dar naturalemente a sus homilías y disertaciones un tono Vibrante que entusiasmaba y emocionaba a la vez. Fueron muchos los que pudieron comprobarlo cuando tuvo la ocasión de oficiar un solemne responso por el alma de Don Juan Manuel de Rosas, el día en que sus restos fueron restituidos justicieramente a la Patria. Una enfermedad incurable lo sorprendió cuando estaba en la plenitud de su labor. La aceptó cristianamente —como había vivido- y al cabo de dos años de resistencia, murió ejemplarmente el 26 de mayo de 1993- Sus restos descansan en San Rafael. En el Seminario Diocesano del que fuera Rector, una placa sintentiza su figura, recordándolo con el verso marechaliano: "Yo siempre fui un patriota de la tierra y un patriota del cielo". Y en el Cementerio sanrafaelino una lápida lleva inscripta la consigna bíblica que rigió su trayectoria: Milicia es la vida del hombre sobre la tierra.


LA OBRA

 

El Padre Ezcurra no gustaba escribir. Lo hacía y lo hizo siempre movido por necesidades pastorales. o por el deber de esclarecer con la recta doctrina, ocasionales circunstancias y acontecimientos. Su fuerte era el estilo oral: la prédica, la arenga, el sermón, el discurso o el coloquio. Por eso, no faltó nunca quien tomara la precaución de grabarlo. En cintas de todo tiempo y lugar que circulaban de mano en mano, haciendo un bien enorme a quienes se reunían para escucharlo. Su palabra era palabra esperada. Justa, animosa, ortodoxa, llena de gracia y de verdades inamovibles. Un día, algunos amigos que bien lo conocían y admiraban, le propusieron celebrar Misas por la Patria en cada una de sus principales efemérides. Era una propuesta exacta para el Padre Alberto. Pocos como él llevaban en el corazón tan entrañablemente fundidos el amor de la Cruz y el amor patrio. En cada Santa Misa su verbo encendido iluminaba las inteligencias y movía las voluntades. Ya en la homilía o, fuera del marco litúrgico, en una conferencia o clase magistral. Tras su muerte, sobrevino la necesidad —casi el mandato— de recopilar efectivamente ese conjunto de grabaciones cuyo tema común era la historia y el destino de la Argentina. Así nació este libro, como anteriormente Tú Reinarás, con sus homilías sobre la Realeza de Cristo. Tras largas y alegres horas de volver a escuchar sus mensajes y volcarlos al lenguaje escrito, para que quedaran definitvamente asentados. Al hacerlo. el texto original sufrió algunas inevitables modificaciones de forma: correcciones de sintaxis. supresión de reiteraciones, omisión de detalles puramente eventuales o colocación de títulos y subtítulos para facilitar la lectura. Pero en lo esencial, nada ha sido tocado. Por el contrario, se respetó físicamente cada sentido, cada criterio, cada ejemplo y cada afirmación. Quienes lo conocieron lo advertirán rápidamente: quienes se acerquen por primera vez pueden confiar en la autenticidad plena de estas disertaciones. Son en total diecisiete piezas oratorias. Quince homilías y dos conferencias. Una de ellas pronunciada ante Oficiales y Suboficiales del Ejército, en San Rafael. y la otra en Buenos Aires, con motivo de presentarse el Diario de la Cárcel del Capitán Codreanu. Se habla aquí de la vocación patriótica: de la patria y de la verdadera paz: del sentido profundo del Combate de Obligado y de la guerra justa de Malvinas; de la Hispanidad y de la Bandera Nacional; del General San Martín y de Rosas y de los Héroes Fundadores de la Estirpe: de la Virgen Generala de las Armas Patricias: de los santos y de los guerreros, del deber irrenunciable del patriotismo. Se habla aquí de cómo es posible y obligatorio conciliar el servicio a Dios Nuestro Señor y al suelo en que nacimos y al que pertenecemos. Por eso. en estos tiempos sombríos que niegan la legitimidad de ambos servicios, o que los desfiguran hasta volverlos irreconocibles, se torna perentorio volver hacia estas páginas.