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Algunos no hemos muerto

Epopeya de la División Azul

Carlos María Ydígoras

Algunos no hemos muerto - Epopeya de la División Azul - Carlos María Ydígoras

430 páginas
24 x 17 cm.
Editorial Caralt, 2002
Encuadernación: tapa blanda c/solapas

 Precio para Argentina: 65 pesos
 Precio internacional: 14 euros

Algunos no hemos muerto, uniendo la Historia, la biografía y la novela, describe la gesta heroica y patética de unos españoles que, en la División Azul durante la II Guerra Mundial, derramaron su sangre en las heladas estepas rusas. A los dieciséis años, el protagonista del libro, el divisionario Lalo, descubre al mismo tiempo la adolescencia, la guerra y el amor.
Algunos no hemos muerto «nació» a unos cien kilóme­tros de Leningrado, en una "isba" —casa de madera rusa— cercana al frente en la que Lalo cambió a un "malenki" —niño— su ajada libreta por una pequeña lata de carne. Soñando con hacer un día un libro en el que rendir un emocionante recuerdo a sus camaradas caídos en la lejana y helada Rusia, enterrados en aquel mundo estepario y quizá pronto olvidados; en ella comenzó a anotar nombres de pueblos y ríos, combates, sentimientos, nostalgias, tremendas tormentas de nieve y viento, cantos de victoria y lágrimas de derrota, hermosas canciones cantadas tanto por los civiles como por los soldados rusos que tenían enfrente. Con este magistral y emocionante relato, Carlos María Ydígoras se hizo escritor.

 

ÍNDICE

 

Capítulo      I

Possad .....................................................

13

Capítulo     II

Enrolamiento.........................................

33

Capítulo    III

Hacia Alemania.....................................

43

Capítulo    IV

Bajo el cielo de Polonia........................

53

Capítulo     V

Rusia.......................................................

72

Capítulo    VI

Tamara....................................................

83

Capítulo   VII

El frente   ...............................................

95

Capítulo   VIII

Bautismo de Fuego................................

116

Capítulo    IX

Forjando el destino...............................

126

Capítulo     X

Saludo a viejo amigos...........................

148

Capítulo    XI

Riga.........................................................

159

Capítulo   XII

Retorno a la guerra...............................

179

Capítulo   XIII

Posición Intermedia..............................

193

Capítulo   XIV

Bautismo de amor.................................

203

Capítulo   XV

Cruzando el lago Ilmen.......................

214

Capítulo  XVI

En torno al Samovar.............................

224

Capítulo XVII

La epopeya de Vsvad.............................

231

Capítulo XVIII

La «bolsa»  ............................................

243

Capítulo  XIX

Deshielo.................................................

257

Capítulo   XX

Sangre en las noches blancas    

264

Capítulo  XXI

Cambio de frente..................................

283

Capítulo XXII

La guerra y ellos   ...............................

301

Capítulo XXIII

Solidaridad  ..........................................

308

Capítulo XXIV

Un día en primera línea......................

319

Capítulo XXV

Guerra....................................................

332

Capítulo XXVI

El color de la angustia.........................

347

Capítulo XXVII

Regreso a las trincheras......................

360

Capítulo XXVIII

Invierno.................................................

373

Capítulo XXIX

¿Héroes o desesperados?.....................

386

Capítulo XXX

¡Atrás! ¡Atrás!......................................

401

Capítulo XXXI

Habíamos perdido.................................

412

ENVÍO

 

A VOSOTROS, magníficos Ausentes, en ofrenda de disculpas. ¡Han pasado muchos años! Vosotros y yo sabemos por qué mi homenaje es tardío. A VOSOTROS, los Primeros —pues con luz de luceros señalasteis la senda a un mundo de lento despertar—, elevo este libro. Os debía el recuerdo. Él ánimo incesamente el rasgueo de mi pluma, para cantar el espíritu de vuestra gesta. Para eso fueron escritas las páginas que cierro ahora con la misma emoción con que he cerrado los ojos a muchos de vosotros. Y ya que por el camino de la guerra alcanzasteis la Paz, descansad en vuestras tumbas sin cruces. La Oración del Mundo emprende el vuelo hacia las nieves que amortajan vuestras almas cristianas. Su aleteo de labios triunfará en el silencio. Y quede yo ahora en paz conmigo mismo. Cara a la Vida.

PRÓLOGO AL CORRER DEL TIEMPO

 

Impulsado por esa vertiente del corazón que a veces nos mantiene jóvenes, vuelvo a rememorar hoy aquella tremenda conmoción que fue la guerra nacida un día de septiembre, cuando las tropas del III Reich alzaron el punto de mira de sus armas, desencadenando así la más grande conflagración que conocieron los tiempos. Tal vez la evocación aparezca con el eco emocionado de aquellos días perdidos entre el polvo gris del tiempo, época que otrora nos permitió enamorarnos del riesgo y de sus consecuencias.
La presente publicación, en la que trabajé con tanto entusiasmo, refleja la vida de un muchacho que, encuadrado en la División Azul, marchó con sus dieciséis años a combatir en el frente del Este; la vida de un joven que, casi sin transición, se hizo hombre bajo el cielo de la guerra. Quienes conocieron la primera edición, echaran de menos ciertos parajes, y por contra, hallarán conceptos e ideas que vienen a completar el mundo interior del protagonista. Pero hoy, como entonces, esta obra sigue siendo la Novela de un Soldado.
El proyecto de dedicar un emocionado recuerdo a mis camaradas caídos en la estepas rusas fue muy tempranero y mi intención fue la de decir quienes éramos los que formamos la División Azul en tan dura brega contra el valiente ejercito ruso. A orillas del Lago Ilmen, a unos cien kilómetros de Leningrado, cambié a un malenki (niño ruso) su ajada libreta por una latita de carne. En ella, comencé a anotar nombre de pueblos y ríos, combates, desgracias guerreras y sentimientos. "El cuadernillo del malenki" fue el origen de este libro.
Cuando tracé las primeras líneas junto al lago, yo tenía dieciséis años. Cuando, a orillas del Río de Plata, terminé "Algunos no hemos muerto", bastantes más.
En Buenos Aires, pasé semanas recorriendo editoriales, sabiendo que, en gran medida el mundo literario del país, y sobre todo los medios de comunicación, estaban en aquel entonces en manos de exiliados españoles. Siempre recordaría a aquel caballero, exiliado asturiano y crítico de la "Nación" que, dejando al lado sus ideales políticos, dedicó un extenso articulo a «Algunos no hemos muerto». Un interrogante rondaba mi cabeza: ¿Cómo los exiliados españoles en América habían elogiado una novela de la División Azul? Una frase, la primera del elogio, decía simplemente así:
Es una obra que pueden leer los hombres de toda raza y bandera.
En esta paz con guerrillas que es la calma, he querido volver a evocar aquel soldado, a aquellos camaradas que, con nuestro protagonista, formaron entre el barro, la nieve, el hielo y el fuego un Pelotón de Asalto. Y con ellos, rendir el homenaje de nuestro recuerdo a aquellos magníficos muertos que quedaron perdidos en Rusia.
Que la paz sea con ellos.

EL AUTOR
abril de 2002