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La Misión de las SA y otros escritos…

 

Ernst Röhm y Joseph Goebbels

La Misión de la SA y otros escritos… - Ernst Röhm y Joseph Goebbels

160 páginas.
ampliamente ilustrado
Tamaño: 13,5 x 21 cm.
Ediciones Camzo
España, 2013
Colección: Historia

Encuadernación rústica cosida c/solapas
 Precio para Argentina: 105 pesos
 Precio internacional: 15 euros

 

La revolución nacionalsocialista y sus SA despertaron el interés y la curiosidad de muchos.
Todo comenzó poco después de cesar las armas en los frentes de la Gran Guerra, en noviembre de 1918. Con ello no llegó la paz sino la derrota para las Potencias Centrales, entre las que se encontraba Alemania y el Imperio Austrohúngaro.
Europa central y del Este se hundía en el caos. En este ambiente de desolación surgieron, por un lado, las milicias marxistas que deseaban emular a los bolcheviques en su revolución violenta, por el otro los “Freikorps” o cuerpos francos que a principios de la década de los años veinte combatieron por toda Alemania, el báltico y otros lugares a los marxistas.
En Alemania la situación se hizo insostenible. Millones de trabajadores estaban desempleados, el hambre asolaba a una gran parte de la población y los partidos radicales comenzaban a tener más y más adhesiones, siendo el partido comunista el que mayor fuerza tenía. La República de Weimar estaba a punto de convertirse en un bastión bolchevique en medio de Europa.
Uno de los pequeños grupúsculos que proliferaba era el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), con un puñado de militantes y pronto liderado Adolf Hitler.. Sin embargo fueron aquellos militantes anónimos que se entregaron en cuerpo y alma al servicio de una causa y que consiguieron en apenas una década, lo que va desde 1921 a 1934, crear un partido de millones de militantes, ganar elecciones tras elecciones pese a la oposición violenta de los medios, el sistema y todo el espectro de partidos conquistando de forma democrática el poder en Alemania. Es lo que Goebbels, llamó “el anónimo SA”, aquel militante dedicado que sin esperar nada a cambio, combatió hasta el denuedo y que tras la derrota militar de 1945 sería condenado de forma colectiva en los juicios de Núremberg como criminales.

 

ÍNDICE

- Introducción: Ich Kämpfe! (Yo lucho)
por Erik Norling         11

La Misión de las SA
por Ernst Rohm           23

La Revolución Nacionalsocialista
por Ernst Rohm          43

El hombre de la SA desconocido
por J. Goebbels           61

Galería de imágenes   85

INTRODUCCIÓN

ICH KÄMPFE! (¡Yo lucho!)

 

Las SA del partido nacionalsocialista como ejército político
Han transcurrido casi ochenta años de aquellos fotogra­mas de la película de Leni Riefenstahl El Triunfo de la Voluntad. Se veía a las decenas de millares de militantes nacionalsocialistas que desfilaban en el congreso del parti­do de 1934 en la ciudad de Nuremberg, mostrando el vi­gor de un movimiento y la causa que lo sustentaba. Con­siderada como una de las obras maestras del séptimo arte, la genial directora germana supo retratar el espíritu de aquellas personas que se dejaron cautivar por el mensaje revolucionario de una ideología que había irrumpido ape­nas una década antes y que ahora había logrado conquis­tar el poder en uno de los países más poblados y cultos de Europa.
El espectador, sienta interés o no por la historia del nacionalsocialismo, se horrorice como todos por la trage­dia que siguió durante la Segunda Guerra Mundial, no ca­be sino que sea arrastrado por el ambiente que se respira en dichos desfiles, los discursos de Hitler y demás diri­gentes nacionalsocialistas, las imágenes de la vida campa- mental, las ceremonias con antorchas, los trabajadores y jóvenes de una nueva Alemania. Pero... ¿quiénes eran esos hombres que vestidos con camisas pardas, pantalo­nes de montar y gorras tipo kepi enarbolaban estandartes y desfilaban? ¿Por qué logran atraer la atención de un espectador del siglo XXI y qué significan?
La revolución nacionalsocialista y sus SA despertaron el interés y la curiosidad de muchos. En España hay numerosos ejemplos de ello. Así Ramiro Ledesma funda en 1931 las JONS, Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, que no es sino la traducción del alemán de las SA (Secciones de Asalto Nacionalsocialistas), precursora de Falange Española. (1) Estudiantes y viajeros españoles regre­saban de Alemania entusiasmados como Juan Beneyto Pérez, que en 1934 publicaba Nacionalsocialismo, un es­tudio imprescindible y lúcido del movimiento nacional­socialista. (2) Otro interesante título de la época es La Revo­lución Nacionalsocialista del veterano catedrático de uni­versidad Vicente Gay, en el que describe la Nueva Alema­nia "cuyo ejemplo compartirá el mundo" y, proféticamente en 1933, advertía del peligro de la destrucción del nacionalsocialismo por parte de sus enemigos, algo que "sería una derrota en la guerra social, cuya indemnización se pagaría a costa del patrimonio espiritual de la civiliza­ción cristiana! (3)
Todo había comenzado poco después de cesar las ar­mas en los frentes de la Gran Guerra, en noviembre de 1918. Con ello no llegó la paz sino la derrota para las Potencias Centrales, entre las que se encontraba Alema­nia y el Imperio Austrohúngaro. Coincidía con la Revolu­ción de Octubre en Rusia y la expansión, como una man­cha de aceite, de los movimientos marxistas que veían la oportunidad de implantar la Dictadura del proletariado y destruir la tan odiada sociedad burguesa. No se puede obviar que las condiciones sociales de la época demanda­ban un cambio radical de la sociedad y el caldo de cultivo revolucionario estaba presente. El Imperio austrohúngaro y Rusia se desmembraron en numerosos Estados, el paro y la miseria cundieron, los grupos marxistas intentaron ocupar el espacio vacío mientras la autoridad de los go­biernos era casi inexistente. Europa central y del Este se hundía en el caos. En este ambiente de desolación surgie­ron, por un lado, las milicias marxistes que deseaban emular a los bolcheviques en su revolución violenta, por el otro los "Freikorps" o cuerpos francos que a principios de la década de los años veinte combatieron por toda Alemania, el báltico y otros lugares a los marxistas.
En Alemania la situación se hizo insostenible. Millones de trabajadores estaban desempleados, el hambre asolaba a una gran parte de la población y los partidos radicales comenzaban a tener más y más adhesiones, siendo el par­tido comunista el que mayor fuerza tenía. La República de Weimar estaba a punto de convertirse en un bastión bolchevique en medio de Europa. Es difícil imaginar en la actualidad el grado de descomposición social, la crisis moral y de valores, la ruina de las familias, que sufrieron los alemanes de esa época.
Uno de los pequeños grupúsculos que pululaban, cuán sectas, en medio de esta maraña de radicales era el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores alemanes (NSDAP), con un puñado de militantes y pronto liderado por un joven de origen austríaco llamado Adolfo Hitler. Lo que siguió es de sobras conocido. Sin embargo menos aquellos militantes anónimos que se entregaron en cuer­po y alma al servicio de una causa y que consiguieron en apenas una década, lo que va desde 1921 a 1934, crear un partido de millones de militantes, ganar elecciones tras elecciones pese a la oposición violenta de los medios, el sistema y todo el espectro de partidos conquistando de forma democrática el poder en Alemania. Es lo que Goebbels, el genial propagandista del III Reich, llamó "el anónimo SA", aquel militante dedicado que sin esperar nada a cambio, combatió hasta el denuedo y que tras la derrota militar de 1945 sería condenado de forma colecti­va en los juicios de Nuremberg como criminales.
Los inicios
A finales del otoño de 1921, coincidiendo con el aumen­to de la actividad del NSDAP, se fundó un grupo especial dentro del pequeño partido que tendría como misión la de proteger los mítines y la propaganda callejera en Mu­nich. Las milicias de los partidos de izquierdas tenían por costumbre sabotear y atacar cualquier actividad política que no fuera suya, y la policía era incapaz de proteger a los ciudadanos de la violencia marxista. El 4 noviembre de ese año hacían su aparición en un mitin en el Hofbrauhaus de Munich, uniformados con gorras al esti­lo militar y brazaletes con la esvástica, un grupo de ague­rridos militantes cuya misión fue la de proteger a los oradores. Se considera la fecha fundacional de la SA. (4) Había nacido la SA (Sturm Abteilung - Sección de Asal­to). (5) En apenas unos meses se estimaban en 1000 los mili­tantes.
En octubre de 1922, en la ciudad de Coburg, se produ­jo la primera gran acción de la SA de Munich fuera esta ciudad. En el "Día Alemán", donde se concentraban to­dos los partidos nacionalistas del sur de Alemania, las milicias del partido comunista habían decidido boicotear­lo. Unos 800 SA muniqueses se desplazaron y limpiaron la ciudad, manteniendo el orden durante las celebracio­nes. La fama de las SA comenzó a extenderse y en donde hubiera un núcleo de nacionalsocialistas se organizó su correspondiente SA. En aquellos momentos estaba en estado embrionario, no había regulaciones sobre los uniformes, y formalmente estaba bajo el mando de Hermann Göring, el plucondecorado aviador de la guerra y futuro organizador de la Luftwaffe. Al ser ilegalizado el partido tras el Putsch de 1923, las SA también pasarían a la clandestinidad con sus cerca de dos mil militantes si bien comenzaron a operar bajo el nombre de "Front-banne" (Unidades del Frente). Cuando en la primavera de 1925 el partido fue refundado, las SA ya eran una rea­lidad y el propio Hitler les dedicará un capítulo en el se­gundo tomo de su Mi Lucha en el que aporta los que él denomina "ideas básicas sobre el objetivo y organización de la S.A." En primer lugar señaló que sería ante todo "una sección de nuestro movimiento [...] eslabones del conjunto del partido" y que debía no tener "nada en co­mún con una organización aburguesada y menos aun con el carácter de una sociedad secreta", para distinguirla de los "clubes" o milicias elitistas de las organizaciones dere­chistas.
El teniente Gerhard Rossbach, veterano de los Freikorps y uno de los impulsores de la SA, había adquirido un gran lote de camisas pardas, provenientes de los alma­cenes del ejército austríaco que las había confeccionado para las supuestas unidades tropicales durante la Primera Guerra Mundial. Las compró a un precio irrisorio y con­venció a Hitler para que las distribuyera a las SA, aña­diéndole la corbata, el kepi y los pantalones a juego. De esta forma se convirtió en el ejército pardo. Sobre la cor­bata se portaba el distintivo del partido y un brazalete con la esvástica. En noviembre de 1926 se introdujo los distin­tivos de rangos, colores de las hombreras y distintivos de cuello así como de los kepis para distinguir a los SA de cada región. En 1927 las SA habían crecido de forma espectacular, coincidiendo con la militancia del partido. En el Día del Partido en Nuremberg 1927 se concentra­ron 30.000 hombres de la SA. Comenzaba la conquista del poder.
Composición social de las SA
Una de las principales características de la SA fue el he­cho que esencialmente su extracción social era proceden­te de la clase obrera. La propaganda nacionalsocialista siempre hizo gala de la cercanía popular del movimiento y su capacidad de adhesión por parte de todos los secto­res sociales de Alemania. Se estimaba que la SA estaba compuesta en un 46% por militantes procedentes de las clases trabajadoras, que se convierte en cerca de un 70% si añadimos las clases medias bajas. (6)
El las zonas rurales del país, la proporción de campesi­nos era significativa, mientras que en las industrializadas los trabajadores eran una importante mayoría. El ejemplo de la SA berlinesa es importante. Una ciudad cosmopoli­ta de millones de habitantes, la mayor urbe de Europa por aquel entonces, la crisis económica se había cebado sobre los barrios más humildes. La SA berlinesa se hará mítica por sus enfrentamientos con las milicias comunis­tas y su tenaz lucha por conquistar la capital. Lo que rela­tará el jefe del partido allí, el Dr. Goebbels, en su mítico libro de memorias Kampf um Berlin (Lucha por Berlín) escrito h as la toma del poder en 1933 y que está dedicado a la Vieja Guardia berlinesa en sus años de lucha. El prin­cipal objetivo de la SA sería, según Goebbels, "arrancarle las masas proletarias que aun marchaban detrás de la ideología clasista internacional, para incorporarlas en un nuevo frente, nacionalista y socialista". (7)
Precisamente este objetivo de conquistar a las masas de votantes de izquierdas, antes que a las clases medias, fue prioritario en la propaganda nacionalsocialista. El trasvase de militancia entre las organizaciones radicales de izquier­da y el partido nacionalsocialista en aquellos años fue in­cesante. Una anécdota de las SA berlinesa era el apelativo "Roastbeef" que recibían, "rojos por dentro, pardos por fuera". Se conserva una octavilla editada por el partido socialdemócrata en los años 30 en la que se ve un militante SA que señala con el dedo a uno del Frente Rojo y le dice "¡Te conozco!". Este, a su vez, señalándole también dice "¡Yo también tu estabas en el Frente Rojo cuando yo era de la SA.!" Con ello los socialdemócratas pretendían des­tacar que ambas organizaciones, los comunistas y los nacionalsocialistas, eran en realidad una misma expresión del radicalismo político. Las SA se estructuraban en lo que llamaban "Casas de la SA", en un bar de una barria­da obrera. Al dueño del establecimiento, que no siempre tenía simpatías por el incipiente partido, le venía muy bien que un grupo fijo de militantes estuvieran todos los días allí consumiendo. Poco a poco se fue extendiendo una red de "Casa de la SA" por toda la ciudad mientras que los enfrentamientos con los comunistas conforme crecía la SA se propagaron. (8) La lista de caídos fue crecien­do rápidamente. En los mítines y actos públicos los con­versos no dudaban en aparecer en el estrado y explicar a un público entusiasta las razones de su abandono del co­munismo para ser nacionalsocialista. Obviamente tam­bién se produjeron trasvases en el sentido contrario, algu­nos muy sonados como el del teniente Richard Scheringer que se afiliará en 1931 al partido comunista, entonces defensor de la línea nacionalbolchevique. Deutschland Erwache! (¡Despierta Alemania!) En enero de 1931 el líder de la SA, Oberste SA-Führer von Pfeffer cedió su puesto al capitán Ernst Rohm, un ve­terano militar, nacido en Munich en 1887 y pluriconde- corado, que había estado residiendo en Bolivia como ase­sor del ejército. A partir de este momento Rohm hace en­trar en la leyenda a los SA. Incansable organizador, se ro­deará de un equipo de dirigentes que transformarán a la SA en una poderosa organización casi paralela al Partido. Entre 1931 y 1932 las SA crecieron hasta los 425.000 militantes, de los 30.000 que tenía a finales de 1929. Den­tro de la SA se crearon unidades especializadas como el NSKK (Cuerpo de Transporte motorizado), fundado en abril de 1930.
En abril de 1932 las SA fueron prohibidas nuevamente pero no supuso que las actividades de los militantes nacionalsocialistas se detuvieran. Portando camisas blan­cas, en lugar de las par das, desafiaban una y otra vez a la policía, las detenciones y prohibiciones al tiempo que combatían en una lucha sin cuartel en las calles. Se forjó en aquellos años el mito del combatiente SA y el cuadro de honor de los mártires de la causa no hizo sino crecer. El más afamado de todos sería el dirigente de la SA berlinesa, Horst Wessel, que fue asesinado en febrero de 1930 por elementos comunistas y que fue el autor del que devendrá el himno del partido y que resume el espíritu de los militantes de la SA, Die Fahne hoch (La bandera en alto), que comienza con "¡La bandera en alto!. Las filas bien apretadas./ La SA marcha con paso tranquilo y fir­me/Los camaradas muertos por el Frente Rojo y la Reac­ción marchan en espíritu junto a nuestras filas" Los 400 muertos y casi 40.000 heridos en la lucha por el poder atestiguará la lealtad de sus militantes y el espíritu de ca­maradería. (9)
No todo fueron éxitos. También hubo escisiones y con­flictos internos. Los enfrentamientos de la SA berlinesa con la dirección en Munich (lo que devino llamarse el Putsch de Stennes, que agrupó a miles de SA prusianos), el Frente Negro de Otto Strasser, o los sucesivos grupúsculos socialrevolucionarios que aparecían por doquier, eran ejemplos de la disidencia interna. En muchas ocasio­nes reflejo de cuestiones de personalismo, pero también de disputas ideológicas. A principios de los años 30 nada hacía presagiar que el NSDAP asumiría el poder, y las corrientes internas florecían. (10)
La SA tras la conquista del poder
Tras la toma del poder en 1933 y la consolidación del régimen nacionalsocialista, especialmente tras la crisis interna de la noche de los cuchillos largos en junio de 1934, en que el equipo de Rohm es destituido y algunos ejecutados (entre ellos el propio jefe de la SA), el papel de la organización quedó en suspenso. Había pruebas que el círculo de Rohm pretendía llevar a cabo la "Se­gunda revolución" para avanzar desde la izquierda en las conquistas sociales del nacionalsocialismo, lo que era poner en duda la autoridad de Hitler. Las SS, que habían formado parte de la SA como unidad de élite, ascen­dieron como la nueva estrella del partido, desplazando a la SA. Ya no había lugar para los enfrentamientos calle­jeros, ni hacía falta proteger la propaganda del partido, tampoco era preciso llevar el mensaje nacionalsocialista a todos los hogares del país. La SA se transformará en una organización destinada a mantener el espíritu nacional­socialista, de entrenamiento paramilitar e ideológico de los militantes más activos, al ser voluntaria la pertenencia a esta rama del partido. Las ramas de la SA más espe­cializadas como la NSKK, se convertirán en organizacio­nes independientes, dentro del partido. El nuevo jefe de la SA, Viktor Lutze, afirmará nada más ocupar el puesto que para la nueva SA las " tres virtudes cardinales (eran): fidelidad incondicional, disciplina rigurosa y un elevado espíritu de sacrificio (11)
Al estallar la Segunda Guerra Mundial las SA asumirán un papel de organizador de la retaguardia, coordinando la propaganda de guerra, formación premilitar de aquellos que no estaban llamados a filas, misiones de vigilancia, transporte y otros relacionados con actividades de apoyo a la causa bélica. Tras el incidente de Rohm, la dirección de la SA se cedió a Hitler personalmente, con un Jefe de Estado Mayor, Viktor Lutze, que fallecería en un acciden­te de coche en 1943, siendo sustituido por Wilhelm Schepmann, que lo dirigirá hasta el final de la guerra.
Erik Norling

 

NOTAS:
1.- Ledesma escribirá, ya separado de Falange, en 1935 Discurso a las juventudes de España (Madrid. Ediciones de la Conquista del Esta¬do), en el que analizará en detalle la revolución nacionalsocialista y su aplicación a España.
2.- Barcelona. Editorial Labor, 1934. Su hermano será fundador de las JONS de Valencia y él mismo un ferviente defensor de la causa de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la contienda se convertirá en uno de los más famosos catedráticos de universidad españoles.
3.- Barcelona. Librería Bosch, 1934. p. 14.
4.- VOLZ, H.: Datos para la historia del NSDAP. Edición privada en castellano, s.l, s/f (ca. 2002). p. 21. Edición original en alemán: Daten der Geschichte der NSDAP. Berlin. Plotz, 1936. Se editaron cerca de millón de ejemplares antes de la guerra.
5.- Para los lectores en español, es imprescindible para conocer el par¬tido nacionalsocialista y las SA, el extenso volumen de Cesare San- toro, publicado en español en 1939, La Alemania de Hitler vista por un extranjero (Berlin. Interaationaler Verlag, 1939). Al ser una edi¬ción oficial del partido, los datos que contiene son altamente fiables.
6.- MÜHLBERGER, D.: The social bases of Nazism, 1919-1933. Cambridge. University Press, 2003.
7.- Edición española, La conquista de Berlín. Buenos Aires. Ediciones Wandervögel, 2000. p. 73.
8.- Una interesante tesis doctoral sobre ello en SWETT, P.E.: Neighbors & Enemies. The culture of Radicalism in Berlin, 1929- 1933. Cambridge. University Press, 2004.
9.- BUSCH, A.-K.: Blutzeugen. Eine Beitrag zur Praxis politischer Konjlikte in der Weimarer Republik. S.l. Nordland Verlag, 2008. Se trata del estudio más completo y detallado que existe sobre las bajas producidas en el NSDAP durante este período con más de 500 pági¬nas y un amplio despliegue gráfico.
10.- Véase el trabajo del que suscribe: El Frente Negro y los hermanos Strasser. Barcelona. Ediciones Nueva República, 2004, en el que hago un detallado estudio de estas disidencias.
11.- "La nueva SA", en Revista alemana, número especial septiembre 1934. Se trata de una publicación que era multilingüe, entre ellas en español.


EL AUTOR

 

Ernst Julius Rohm nació en Múnich, Alemania el 28 de noviembre de 1887 y murió en Múnich, el 2 de julio de 1934. Militar alemán. Fue comandante de las Sturmabteilung (1931) y ministro sin cartera de Hitler (1933). Röhm era un personaje muy controvertido, de espíritu arrogante e impulsivo y de carácter irascible. Sirvió como teniente en las filas bávaras durante la Primera Guerra Mundial, donde se destacó por su valentía en combate, siendo gravemente herido en la cara en 1914 en Lorena, Francia. En 1918, se une al Freikorps. En 1920, ingresa en el Partido Obrero Alemán y organiza las SA (Sturmabteilung). Establece un vinculo de amistad con el hasta entonces desconocido Hitler, quien lo invita a adherirse al nuevo Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP).
En 1923, después del fallido Putsch de Múnich pasa 15 meses de prisión, donde se hace amigo personal de Hitler. En 1924 reconstruye junto con Hitler el NSDAP que se había disgregado, i '«ra ese momento las profundas diferencias de personalidad entre Hitler y Rohm hacen que se mantenga aparte de la maquinaria del partido, pero sigue al mando de sus SA. En 1928, desilusionado parte a Bolivia a prestar servicios como asistente militar en la Guerra del Chaco, bajo las órdenes del general alemán Hans Kundt. Rohm siempre se consideró "soldado" y nunca "político". En 1930 regresa a Alemania y loma el comando en jefe del estado mayor de la i ¡A, el 1 de abril de 1931.
Las SA obtienen pronto gran poder, prestigio e influencia política como brazo armado del NSDAP, y sus adeptos aumentaron desde los 3.500 efectivos iniciales hasta unos 70.000. Rohm propuso a Hitler integrar la Reichswehr en sus SA, pero este se negó, ya que la maniobra resultaba muy peligrosa en el ámbito político, la Reichswehr estuvo a un paso de la sublevación.
Se descubrió un plan conjuntamente con Gregor Strasser (líder del ala izquierda del NSDAP) para derrocar a Hitler, lo que sumado a su condición homosexual, relativamente tolerada pero incompatible con los ideales nacionalsocialistas, provocó la ruptura defini­tiva con Hitler.
Fue detenido personalmente por Hitler el 30 de junio de 1934 y confinado en la prisión de Stadelheim. Esta jornada pasó a ser conocida como la Noche de los cuchillos largos. Las SA, ya sin Rohm siguieron existiendo aunque sin la importancia que habían tenido hasta la fecha; una parte pasó a integrar la SS de Hitler y otra parte selectiva quedó vigilada por las SD de Heinrich Himmler.