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Historicismo e iluminismo en la cultura argentina

Juan Cuello, Rosas, Vico, Herder, Alberdi, Castañeda, Castellani, Nimio de Anquin

Fermín Chávez

Historicismo e iluminismo en la cultura argentina - Juan Cuello, Rosas, Vico, Herder, Alberdi, Castañeda, Castellani, Nimio de Anquin - Fermín Chávez

139 páginas
Ediciones Theoria
1977

Encuadernación rústica
 Precio para Argentina: 28 pesos
 Precio internacional: 7 euros

Largos años de revisionismo en la histo­riografía nacional, han dado a la Argentina, la perspectiva cierta de una revalorización de su entidad.
La ilusión de una Patria nacida de la razón, a imagen y semejanza de los modelos propuestos por las teorías europeas, ha caducado hoy ante una concepción realista que, fundamentalmente, encuentra continuidad en el hecho cultural.
El parnaso de glorias deshumanizadas tembló ante el descubrimiento de la verdad histórica y aquel instrumento dialéctico que fue "Civilización o Barba­rie", tras el cual se escudaba ta verdadera opción: "Soberanía o Dependencia", quedó anudada en la maraña de una de las tantas frases literarias que castraron al país.
Hoy, la verificación documental y el propio desgaste de la dramática utopía iluminista, nos han puesto nuevamente ante una historia verdadera con proyec­ciones reales. Sin embargo, tan ardua labor de investigación, no ha logrado aún influir en la praxis sobre nuestra realidad política, por ausencia de una metodolo­gía definitiva en el Pensamiento Nacional.
EDITORA DEL PAÍS, intenta a partir de estas premisas, levantar una tribuna de exposición de las Ideas del Pensamiento Nacional. De ese pensamiento no formulado en su totalidad, pero sub­yacente en la voluntad historicista de nuestro pueblo y que añora en trabajos como este ensayo de Fermín Chavez Historicismo e Iluminismo en la Cultura Argentina, con el que el autor efectúa un nuevo lúcido del país aún ignorado.

 

ÍNDICE


Proemio     
Propuesta de un nuevo eje cultural desde la periferia          
Civilización y barbarie", fórmula iluminista y escatológica El concepto greco-latino de barbarie
Los eclécticos en el Salón de Marcos Sastre          
El nacimiento de la poesía nacional             
Noticia sobre J. G. Hamann                       
Rosas escritor . .    
Cuando Santos Vega dejó de ser un payador de carne y hueso
El primer "Juan Cuello"       
Anexo con textos fundamentales
El conocimiento de Dios     
El historicismo de Alberdi   
Civilización i barbarie                     
Bárbaro es el extraño a la nación    
Nada se crea ex nihílo
De lo verdadero y lo hecho
Por Castilla   somos gentes
Dogma Socialista de la Asociación de Mayo          
Desespera y muere            
índice onomástico

                 

PROEMIO

1. El argumento central de este libro es un tema socio-cultural que concierne a todo el mundo de la periferia. Se trata, ciertamente, de algo no privativo del espacio y de la situación de una tierra llamada Argentina.
La exportación de ideología desde el centro hacia la periferia no constituye un hecho nuevo en la historia de la hu­manidad. Lo que sí es un hecho nuevo es la toma de conciencia por los pueblos periféricos del significado de la ideología que ha recibido, o sigue recibiendo, de los sistemas centrales de poder.
En nuestro horizonte cultural esa toma de conciencia se ha manifestado bajo formas atípicas, en razón de las peculiaridades constitutivas de nuestra nación en su emerger para la historia. Entre esas notas distintivas enumeramos las que siguen.
Espacio y tiempo histórico aparecen condicionados por fuerzas vitales heterogéneas y aun contradictorias, las cuales desembocan en un cuadro de situación cuya nota dominante es la dependencia.
Nuestro procaso de autoconciencia se desplaza rápida­mente del campo cultural original al sociopolítico. Partiendo así de un enjuiciamiento de la colonización mental institucio­nalizada, llega luego a poner en tela de juicio y a esclarecer todo el sistema de dependencia, en el que a veces adquiere prioridad lo económico.
La ideología de la dependencia lleva entre nosotros el nombre de Iluminismo, esto es, de una ideología ahistórica.
En el rígido marco del país iluminista la única cultura es la cultura purista. La cultura popular es un producto mar­ginal que no cuenta para la nación.
El Iluminismo informa el llamado Proyecto del 80 y lo sumerge en aguas de colonia.
La clase dirigente argentina, que lo hace suyo, concibe un país geopolíticamente insular, sin conexión alguna con la América continental, que sólo atiene mercados trasoceánicos y prescinde del mercado interno.
2. La utopía iluminista es un postulado antiguo en el desenvolvimiento de la cultura. Se condenó a la historia tanto en su producto actual como en su existencia pasada. El pasado es realidad irracional e injusta. Lo racional debe sustituir a lo real, en tanto éste es juzgado como producto absurdo de la historia.
Solamente para señalar la antigüedad de la actitud ahis-tórica recordamos que Francis Bacon, en el siglo XVII, rene­gando de todo el pensamiento antiguo, acusó a Platón y Aristó­teles de haber viciado la naturaleza con la teología y con la dialéctica, respectivamente.
Por cierto que la actitud antihistórica no importa ni afec-ta por igual a los pueblos pertenecientes a países del sistema central y a los del sistema periférico. El alemán y el francés del siglo XVIII podían sobrellevar sin mayor desbarajuste la es­quizofrenia ahistórica, que proponía un corte categórico con "el pasado de tinieblas" y una instauratio ab ¿mis, porque en su cuadro histórico contemporáneo no eran pueblos cultural-mente dependientes. Y el Iluminismo no resultaba nefasto pa­ra ellos, en la medida en que su proyección sobre la vida polí­tica de sus países era de consecuencias nulas.
Para nosotros, en cambio, el Iluminismo significó un vuel­co funesto: Ramón Dolí decía gráficamente que había hecho el efecto de una damajuana de caña en una jaula de monos.
Más de uno se emborrachó con la caña, como ya había ocurrido un siglo antes en la Europa del Aufklärung. Pero hu­bo allá respuestas y redarguciones válidas en los planos filo­sófico, filológico y jurídico, dadas por Hamann, Herder, Gus-tav Hugo, Savigny y otros. Las tinieblas de la antigüedad y cica Medioevo no eran tales, ni la realidad, un producto vi­ciado por lo histórico. Cada pueblo según la tesis herderiana, da en su momento su propia contestación original al llama­do de la historia, sin reglas absolutas prefijadas, ni medidas dictadas desde ese mundo que Sarmiento llamaba Civilización.
Como veremos en este libro, por desgracia nuestros no­vatos Herder y Savigny se negaron a sí mismos, dando un salto al vacío sin retorno, justo en la hora de la gran contienda contra las potencias coloniales.

F. Ch.