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¿Por qué lucha Alemania?

Cómo ha sido empujado Hitler a la guerra

José Joaquín Estrada

¿Por qué lucha Alemania? - Cómo ha sido empujado Hitler a la guerra - José Joaquín Estrada

100 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2015
, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado,
 Precio para Argentina: 1060 pesos
 Precio internacional: 10 euros

José Joaquín Estrada repasa, en este libro pionero escrito en 1940, la forma en que Alemania fue empujada a la guerra.
Estrada analiza la forma que se quiso desposeer a Alemania de sus logros mediante la primera guerra mundial, las culpabilidades de la guerra, la comparación con el imperialismo inglés, el crimen del Dictado de Versalles y el intento de ahorcamiento del pueblo alemán, los reclamos de Hitler y las razones que tuvieron sus enemigos para empujarlo a la guerra.
Mediante la utilización de cuadros, mapas y estadísticas, Estrada pretende demostrar de forma clara y comprensible cuáles fueron los designios del poder mundial y cuáles los de Hitler.

 

 

 

 

ÍNDICE

Prefacio del autor 7
I.- Otra vez la guerra .. 11
II.- La Gran Bretaña, dominadora del mundo 15
III.- La inteligencia imparcial opina 21
IV.- El crimen de Versalles 27
V.- Hitler, destino de Alemania 37
VI.- La sombra de Bismarck 53
VII.- La chispa del incendio: Dantzig y el pasillo polaco 65
VIII.- El abismo germano-inglés 71
IX.- Intermedio estadístico 77
X.- Últimas palabras 95

PREFACIO DEL AUTOR

Siempre hemos creído ociosas las palabras preliminares escritas por el autor de un libro y lo estimamos así, entre otras razones, porque todo el contenido que un escritor pueda dar a un trabajo forzosamente ha de hallarse en el trabajo mismo. Sin embargo, en este caso el autor quiere modificar algo su criterio por del asunto que trata.
Las cosas difíciles, esas cosas grandes y enormes de la política internacional, ofrecen siempre al lector medio una cierta e indiscutible dificultad para su comprensión. El que esto escribe las ha vivido siempre con un gran encanto; las ha vivido como se viven el dolor o el amor. Porque la lucha de las naciones entre sí tiene siempre algo de tragedia, algo de muerte y vida. Y toda emoción nacional es semejante a un nido incandescente de almas, donde cada alma fuera llama, donde cada ser fuera hoguera.
Con razón los antiguos hacían intervenir a los dioses en los hechos de la historia. Dioses que dirigían desde las nubes lejanas, con lejanía astronómica, los acontecimientos sublunares. En esos instantes, de claridad polémica e histórica, que marcan hitos en el devenir de la humanidad.
Instantes son esos en los que, a la sombra de esa gran figura que coincide siempre con las revoluciones o guerras de trascendencia epónima, aparece de relieve lo más hermoso que hay en el ser nacional: el fino distingo entre lo meramente particular de cada pueblo y la misión universal que ese pueblo o esa nación intuye como meta de sus destinos.
El sentido común en esos instantes aspira a todo lo contrario de lo que la vulgaridad aconseja: es decir, no tiene razón de existir. Desaparece el sentido común en la hora de la exaltación y la exaltación misma se salva en su locura. Y esa locura conviértese en la mística.
La mística de la locura de la Cruz salvó al mundo del sentido común de la época gentil y epicúrea. Lo salvo por medio de la castidad, del ayuno, de la elevación de las cualidades espirituales. Del mismo modo la Germania clásica, floresta negra, monolitos de granito y hombres rubios de ojos azules, color de invierno y de lejanos horizontes, se salva también en la mística de su exaltación, de sus sufrimientos, de sus ayunos. De su elevación espiritual surge más fuerte, más potente, haciendo ciertas las palabras del jefe del Gobierno francés, Daladier1.
Y camina, segura y firme, hacia su destino.
Es esto lo que nos explicar y lo que tratamos de desarrollar en las páginas de ¿Por qué lucha Alemania?, haciéndolo a manera de prólogo y aspirando con ello a presentar, de manera más clara al lector, esos conceptos de espiritualidad y mística que sirven de impulso al alarde de fuerza alemán que hoy contempla Europa absorta, tremante de emoción y que, lejos de perseguir un fin puramente imperialista, va encaminado a la consecución de una justicia universal.
Y ahora, unas últimas palabras para hacer un distingo más (en este libro de distingas): Adolf Hitler ―y estas palabras van dirigidas a la opinión de habla española― sabe que la vida es más real que la existencia misma. Porque la vida, individual o nacional, es siempre un grito, mientras que la existencia es solo silencio y correr de días. Hitler y Alemania aspiran solo a eso, a vivir; por eso el pueblo alemán al lado de su “Führer”, son un grito ante el Destino.
Y nada más.
J. J. E.

1 A finales de enero último Daladier se dirigió en un discurso a la retaguardia francesa. Entre otras cosas dijo: “Todas las privaciones que la nación alemana ha tenido que sufrir desde hace años, no han servido más que para hacerla más fuerte.»