Tiene usted en sus manos un libro en el que podrá profundizar en la obra de Oswald Mosley, un fascista británico muy especial, en el que como iremos viendo, se dan una serie de circunstancias que lo convierten en un hombre muy peculiar en su tiempo.
Oswald Mosley siendo jefe fascista de una nación muy importante de Europa y a la postre enemiga en la contienda de las potencias fascistas, sobrevivió a la II Guerra Mundial, tenemos que tener en cuenta que prácticamente todos los líderes fascistas murieron o antes de acabar la contienda mundial, o bien a finales de esta, debido a la tremenda represión que sufrieron los fascistas que quedaron esparcidos por Europa, represión que llevó al asesinato de muchos de ellos.
En su figura se dan puntos convergentes y divergentes con los demás líderes fascistas europeos de su tiempo.
Es justamente que me venga ahora mismo a la mente, el único líder fascista junto a José Antonio Primo de Rivera (Marqués de Estella) de sangre noble, pero en cambio si, como muchos líderes fascistas de aquella época, llegaron al fascismo después de abandonar la izquierda desengañados de ver la falta de respuesta de ésta, ante las necesidades de Justicia Social que el pueblo Europeo demandaba, al igual que Benito Mussolini, que provenía del Partido Socialista Italiano, o que Jacques Doriot que provenía del comunismo, Mosley dio el paso desde el Partido Laborista.
Esta tendencia de militantes izquierdistas que abandonan la izquierda desengañados hacia el fascismo fue una constante en todos los partidos fascistas de época, se vio en Falange Española donde no sólo comunistas, sino anarcosindicalistas pidieron el carnet, en el NSDAP alemán, muchos comunistas encontraron lo que creyeron el auténtico socialismo en el nacionalsocialismo.
De hecho, Oswald Mosley, militando en la izquierda laborista, hace un viaje para conocer Italia y Alemania, quedando totalmente prendado de la revolución social que encontró en estas dos potencias, desde aquel viaje, Oswald Mosley comienza una nueva etapa política en su vida

[del Prólogo de Carlos García Soler]