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URSS: Un rayo de luz y esperanza

 

Pablo Castelo Villaoz

 

URSS: Un rayo de luz y esperanza - Pablo Castelo Villaoz

 

García Hispán Editor
1992
93 págs.,
15x21 cms.
 Tapa: blanda
 Precio para Argentina: 30 pesos
 Precio internacional: 6 euros

 

Hace justamente un año, Pablo Castelo nos deleitaba, en su libro «Otra vez en Grafenwöhr», publicado por esta editorial, con la crónica viajera del excombatiente que vuelve al escenario de sus luchas medio siglo después. Ahora, con «URSS: un rayo de luz y esperanza», nuestro autor viaja por tierras de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas —hoy desgarradas, empobrecidas y, algunas de ellas, sumidas en conflictos bélicos de incalculables consecuencias— con la esperanza de que aquellos pueblos recuperen su dignidad, su alma y su afán por construir una sociedad más justa y moderna.

El autor, voluntario en la División Azul, volvió a Rusia 50 años después de la retirada de aquella. A través de las páginas del libro se desgrana la Rusia de hoy, añorando tiempos pasados y vividos en ese mismo país.

 

 

 

PRÓLOGO

La de la conjunción de Jauja es una historieta que supe tiempo há y he recordado ahora cuando Pablo Castelo narra su reencuentro en Rusia con ciudades, pueblos y rincones que él conociera como soldado voluntario en la Wehrmacht. Todo el mundo sabe cómo es, poco más o menos, Jauja. En Jauja la felicidad cae continuamente en forma de agua de mayo sobre los campos y bosques, sobre bichos y personas, empapándoles hasta los huesos, en ese agua codiciosa de la dicha; las únicas cosas prohibidas son los tejados, los sombreros y los paraguas. El avecindado en Jauja es infinitamente venturoso. El diccionario de la Real Academia de Jauja no contiene palabras desa­gradables como muerte, microbio, reuma, grúa, empleo temporal... ni siquiera contiene la palabra sabañón. Y estamos por creer que ni palabra alguna, porque casi todas las palabras son desagradables. Y aún yo, al menos, me inclino por creer que allí no hay ni Diccionario de la Academia. En fin, todo el mundo sabe, poco más o menos cómo es Jauja. Y mira por donde, claro, a Jauja quisieron conocerla de cerca los intelectuales y líderes políticos a partir de la década de los veinte. Porque Jauja ya no era un sueño dorado, sino una palpable realidad consumada: La Unión Soviética, salvadora de la Humanidad.
Faltan dedos de la mano para nominar a personalidades de las letras y de las artes, científicos e industriales que logran pasaporte y, ¡hala!, a Moscú y a la Leningrado, tierra de promisión. Así, pongamos por caso el viaje de André Gide a Rusia.
El acreditado escritor francés era secretario general de los Ami­gos de la Unión Soviética en Niza (como Gregorio Marañón era algo similar en Madrid) y presidente honorario de veinte organizaciones comunistas del país galo. Encendido de fervores, como Perico por su casa, marcha André Gide al Estado Soviético con ocasión de los "funerales" de Máximo Gorki. Loco, enamorado del comunismo, estu­dia, anota calcula... y se irrita. Vuelve de Jauja con las orejas gachas, Stalin frunce el ceño ante "Regreso de la URSS" (1936), que escribe el camarada Gide. Tal cual le ocurrió a Jens Hummerich, danés, que en 1930 reforma "del paraíso de los soviets y me han dejado benevo­lentemente regresar a mi patria reducido a medio hombre". Y al nor­teamericano Arthur Kujala, mecánico en Leningrado (1932) y a Sofía Angelescu, rumana, médico... "estoy herida física y moralmente; he sacrificado mi juventud por una quimera" (1935)... ¡qué se yo!.
La euforia admirativa hacia el marxismo fruto de su concepción materialista de la historia, Jauja sin mezcla de mal alguno, se ávida por supuesto, también en España. Por ello el Comité de la Confedera­ción Nacional del Trabajo trata de cumplimentar el acuerdo del Con­greso Nacional y envía (1920) a Ángel Pestaña para tener conoci­miento más exacto de la verdadera situación de Rusia. A Ángel Pes­taña le ocurriría igual que a Gide, ésto es, al venir de la misión encomendada (fue recibido por Lenin) publica "Un anarquista español en la URSS" colocando puntos sobre las íes con arranque ibérico. Otro tanteen tono menor, el caso de Rafael Milla Santos, coterráneo que ocupara la presidencia del Consejo Municipal lucentino, en 1936.
Aparece "Lo que vi en Rusia" (1935) por el catedrático de Derecho Canónigo, sacerdote, Eloy Montero. Aquí, aquí todo es rigorismo, Jauja al desnudo, de manera que transcribimos las últimas líneas del libro. Son:
" Nadie puede saber cuánto podrá durar un régimen semejante; pero no puede olvidarse lo que dijo Joffe, antiguo embajador soviéti­co, que firmó el Tratado ruso-letón, a Elisa Despreaux, en Riga en 1920: =Los pueblos rusos poseen posibilidades de sufrimiento y de paciencia, de que vosotros, los occidentales, no podéis haceros la menor idea=".
En la misma fecha "Un meridional en Rusia" por Félix Ros, catedrático de Literatura, prosista y poeta. Relata su estancia en el país del proletariado, expedición que organiza "Intourist", buró oficial de propaganda de la URSS para asistir al Aniversario de octubre de 1917. Llama a su trabajo "libro periodístico" y a fe mia, que lo es.
"La Rusia de ahora" es el título que entonces difunde Pedro de Répide, humanista castizo y cronista de Madrid. Obra frontal ante el resultado de una cautivadora planificación socialista, como canta dis­cretamente otro visitante -y sus compañeros- Miguel Hernández. (1937)
En 1931, decimos, el Partido Comunista de la Unión de los Soviets entre bohemios y artistas venía a ser la "euforia" acrisolada y el "snobismo" ultra. En definitiva la Jauja que por aquellas calendas anima a crear en Madrid la Asociación de los Amigos de la Unión Soviética, y en ella, Antonio Machado, Dolores Ibarruri, Diego Martí­nez Barrio, Prieto, Miaja... con ramificación en provincias. Alicante capital estaba integrado (1936) por los doctores Carlos Carbonell y José Sánchez San Julián; pintores, Gascón, Melchor Aracil, González Santana y Emilio Várela; y el escultor Daniel Bañuls; escritores Eduar­do Irles y Antonio Blanca; el director de la Sinfónica José Juan; el arquitecto Miguel López...
El turismo rompe de cuajo barreras penetrando al otro lado del muro de Berlín. Jauja, pues, al alcance de la mano. Acercamientos financieros, encuentros comerciales o de curiosidad sonante al paraí­so que seguía -y continúa- entre contrastes oscuros como analiza en "Revista de Occidente" el afamado arquitecto Miguel Fisac. Nota cu­riosa. Que al ser acompañado por su esposa, ésta, en solitario acude al apartamento de Dolores Ibarruri y como fruto de la entrevista a la Pasionaria tiernamente teresiana, "Hechos y Dichos" revista de los jesuítas de Zaragoza inserta un conciliatorio mensaje enternecedor (1973). Empero varios lustros antes que Fisac, con expreso consenti­miento del P. Ledokowck superior general de la Compañía de Jesús, la permanencia en la capital soviética de los jesuítas Santiago Morillo y el P. Francisco Albarracín, que le releva, tuvieron oportunidad de cascar triunfalismos leninistas.
Pero no se trata de casi nada de cuanto llevamos relatado. Porque un prólogo -a la postre lo que pretendemos- ha de tener como objetivo ¡lustrar sobre el autor y el contenido del libro prologado. Ob­vio. Hasta este momento no hemos hablado de ello y tendríamos que haberlo hecho. Precísase subrayar con lápiz rojo que Pablo Castelo, del brazo de Lola -su esposa- incansable trotador de mundos (publica "Otra vez en Grafenwöhr" 1991. García Hispan, editor. Prólogo de Carlos Caballero) ha pisoteado la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Polonia, durante quince dias; abadías y catedrales, pala­cios y teatros, zonas rústicas, monumentos, rios y lagos, pabellones públicos y privados, y ha dialogado con civiles y militares con y sin graduación. Y no con ánimo de encontrar Jauja, ni con ánimo de en­contrar sólo dolor y lágrimas, ni con ánimo de contar "batallitas" dada su condición de divisionario pues, ello, escrito está. Escrito está su­gestivamente en su libro "Aguas frías del Wolchow" -dos ediciones-, con prólogo de J.L. Gómez Tello. (1984 y 1990).
Pablo Castelo vuelve a repetir la hazaña, vuelve a Rusia en septiembre de 1987 con muro incluido. Con los ojos abiertos y cora­zón generoso, podría decir y digo, con tierno corazón de cabeza de familia numerosa y plena lucidez consolidada, escucha, ve y toca sin apasionado movimiento pendular. Rusia, una suntuosa sala sin lám­para, inmensidad, grandeza, clemente pobreza, desilusión común don­de ya no quedan héroes pero se intuye esperanza.
Por mucho que el lector haya devorado revistas y opúsculos, ensayo o novelística sobre el régimen bolchevique, URSS: UN RAYO DE LUZ Y ESPERANZA, son páginas para leer. Libro escrito al cobijo de las almenas que dieron inmortalidad a la adelantada creación lite­raria del sobrino de Alfonso el Sabio, don Juan Manuel, Villena. Libro elaborado con artesana minuciosidad. Eso, minuciosidad de luces y sombras, urbe, suburbio, encuentro con gentes y cosas que él hace hablar, que hablan y discurren, confiesan o callan en silencio mesiánico. La calidad del ascensor, artesonados, los metros cuadrados del hall, el tono de voz del conductor, viandantes apresurados o la entre­cortada sonrisa del camarero dispuesto en cada instante a hacer juegos malavares con los dólares. Museos a cartas vistas e iglesias lacradas, "tejas verdes, piedra gris, techos y escaleras que hacen que el edificio se asemeje a una labor de encaje" talaverano, ladrillo rojo, campanas cautelosas. En el bulevar aún existe una encina napoleóni­ca, almacenes estatales, trenes de literas -otros aterciopelados- y noche y dia el insistente "machacar" del guia sobre los cómodos adelantos que les ha proporcionado la Revolución. Y desde luego, Pablo Castelo no confía en la memoria improvisada. Deja atado el ayer próximo y pasado de cada palacete o galería, convento o monasterio, hotel o granja sin omitir la silueta bibliográfica del personaje o líder, fechas y anecdotario en equilibrada moderación, sin sobrepa­sarse.
Rudimentario " el sistema que usan en las tiendas para sumar los artículos que venden, algo así como para llevar la contabilidad de las carambolas en el juego del billar". Siempre el café de olla, siempre conduciendo al "turista" a la hora exacta y al sitio exacto estudiado. El párroco de San Luis de los Franceses (autorizadas dos misas a la semana) de su propia cosecha confiesa: "son muy pocos los católicos que acuden por estar muy perseguidos". Por doquier "cúpulas dora­das y con estrellas amarillas" y en el área rural la "isba" de troncos de aliso, abeto o abedul, tan familiar a los divisionarios. Producción y consumo, el regio metro, rigidez policial, establecimientos estatales, espectáculos brillantes... Nada escapa a la pluma de Pablo Castelo.
URSS: UN RAYO DE LUZ Y ESPERANZA, enseña que Rusia, gloriosa y dolorosa, no se reduce a sus componentes políticos, eco­nómicos o militares. Sobre todo es una realidad humana que traspasa los límites cuantitativos de superficie, población incómoda, y riqueza nata, atenta a desarrollar patrimonio cultural propio, a reforzar identi­dad en su pluraridad . No hace mucho -suma y sigue- la inteligencia dominante en Occidente consideraba al marxismo credo universal triunfante, capaz de dar razones para vivir, pensar y obrar a todo hombre. ¡Que desilusión!. Está irremediablemente derrumbado como seducción ideológica. Aunque sería un error ahondar que los jóvenes solo en Rusia aparecen frágiles e insconstantes -que describe Pablo Castelo- para transferir sentido a la vida. Sease que por encima de la estructura política y económica, la Rusia prometedora será la Rusia del hombre, será una Rusia humana... he aquí un gran interrogante. Quien quiera oir que oiga, estremecida queda la dictadura del proleta­riado en la antesala de ser rotulado Unión de Estados Soberanos.

Miguel Martínez-Mena
Antes de Navidad, 1991