Libreria Argentina Libreria Argentina Libreria Argentina

 

TRATADO PARA LA EDUCACIÓN DE LA PROGENIE

V.V.A.A.

dirección de la obra a cargo de:
Oscar Panadero

TRATADO PARA LA EDUCACIÓN DE LA PROGENIE - Varios Autores - Oscar Panadero

224 páginas, 17 Img. (9 color y 8 b/n)
Tamaño: 11,5 x 17,5 cm.
Ediciones Camzo
España, 2010
Colección: Hombre Nuevo
Nº 4
Encuadernación rústica.
 Precio para Argentina: 78 pesos
 Precio internacional: 12 euros

Tras mucho meditar sobre el que hacer y el cómo afrontar los problemas actuales bajo una perspectiva realmente revolucionaria, un nutrido grupo de camaradas con cierta experiencia decidimos aglutinar nuestras teorías en una compilación literaria que hoy se os presenta en forma de libro.
La presente guía educativa (así queremos que sea tomado el presente trabajo) tiene por meta reeducar a los futuros progenitores, instruyendo a los mismos sobre cómo solventar un problema tremendo que adolece a nuestros correligionarios contemporáneos, que se sienten desprotegidos ante el centrifugado cerebral al que son sometidos nuestros hijos en la escuela y en la vida por parte de profesores y los poderes fácticos de la sociedad y la política, los medios de comunicación y prensa, etc.
El presente trabajo se centra pues en ofrecer alternativas viables al modo educativo del sistema creador de “Golems” y destructor de valores, ofertando una nueva/antigua escuela para la formación integral del joven: la Tradición.
Esta obra se torna pues, de una necesidad imperiosa al observar como la dictadura plutocrática re direcciona unilateralmente la formación de nuestros pequeños hacia el sendero de los hombres masa, de los bípedos parlantes, aislando y alejando a fortiori de ellos todo atisbo de grandeza y elevación que ennoblezca al individuo del mañana y con él, la distinción de su casta y pueblo.

 

ÍNDICE

PRÓLOGO
de Oscar Panadero 13
INTRODUCCIÓN            19
Quiénes somos y qué queremo
LA COMUNIDAD            35
LA FAMILIA         41
El Matrimonio         41
El Hogar     46
Separación y Divorcio         54
Los Hijos:   57
Consideraciones previas      57
La infertilidad y sus tratamientos      65
Anticonceptivos femeninos     71
Aborto        74
Hijo Ilegítimo          78
Educación de los hijos         80
LA MUJER Y EL TRABAJO        97
LA MUJER EN LA SOCIEDAD   115
La Mujer y el tabaco           115
La Mujer y el alcohol          123
El estilo de la Mujer            126
Los valores de la Mujer      135
Cultura y política en la Mujer          141
CONCLUSIÓN     149
-      Salida del mundo de la madre  153
LA FAMILIA ROMANA  167
LA FAMILIA ROMANA (II)        167
LA FAMILIA ROMANA (III)      179
OBJETIVO DE LA EDUCACIÓN   193
1.    Ideas principales a tener en cuenta en materia educativa           193
Consideraciones previas      195
Formación de los hijos        196
IMÁGENES           205

PRÓLOGO

"Es en el interior de uno mismo donde debe librarse la batalla decisiva que determinará la posición de uno con relación a Dios"

***************************

Tras mucho meditar sobre el qué hacer y el cómo afrontar los problemas actuales bajo una perspectiva realmente revolucionaria, un nutrido grupo de camaradas con cierta experiencia decidimos aglutinar nuestras teorías en una compilación literaria que hoy se os presenta en forma de libro.
Como director de esta obra, es lógico que se me encomendase prologar la misma, dando así pie a introducirse en el redactado que a continuación presentamos.
La presente guía educativa (así queremos que sea tomado el presente trabajo) tiene por meta reeducar a los futuros progenitores, instruyendo a los mismos sobre cómo solventar un problema tremendo que adolece a nuestros correligionarios contemporáneos, que se sienten desprotegidos ante el centrifugado cerebral al que son sometidos nuestros hijos en la escuela y en la vida por parte de profesores y los poderes fácticos de la sociedad y la política, los medios de comunicación y prensa, etc.
El presente trabajo se centra pues en ofrecer alternativas viables al modo educativo del sistema creador de "Golems" y destructor de valores, ofertando una nueva/antigua escuela para la formación integral del joven: la Tradición.
El hecho de que no se firme la obra responde a la petición expresa de algunos de sus colaboradores de no ser incluidos en la autoría del libro, huyendo de todo reconocimiento público en un alarde de altruismo y austeridad digno de mención.
Es por esa razón por la que esta comitiva decide no incluir autoría alguna al trabajo, en deferencia al servicio desinteresado que han prestado los distintos colaboradores que han interpuesto su empeño concienzudamente a fin de construir un volumen que a buen seguro servirá como manual de todo padre gustoso de brindar formación integral a su descendencia, abriendo con dicho gesto un abanico de oportunidades no ofertadas por el sistema actual enfocado a la libre elección de su progenie en lo relativo a la conformación de su propio carácter y valores.
Esta obra se torna pues, de una necesidad imperiosa al observar como la dictadura plutocrática redirecciona unilateralmente la formación de nuestros pequeños hacia el sendero de los hombres masa, de los bípedos parlantes, aislando y alejando a fortiori de ellos todo atisbo de grandeza y elevación que ennoblezca al individuo del mañana y con él, la distinción de su casta y pueblo.
Por otro lado, nos damos de bruces con un serio problema; la mayoría de los supuestos "hombres despiertos de hoy", autoproclamados acólitos nuestros e inmediatos padres, ven con alarma la manipulación de las mentes que los herederos de Chomsky aplican sobre nuestros infantes pero no admiten que ellos mismos no pueden ofrecer una visión del mundo distinta a su progenie por estar igualmente imbuidos ellos mismos del "espíritu" oscuro del sionismo y sus vicios así como su creación democrática... La presente obra pues, no es un libro de formación para niños sino que es una ventana de auto sacrificio que propone inmolar el Yo actual en pro del Nos venidero. La obra está enfocada así, a aquellos padres deseosos de retomar el camino de su linaje, remontando la involución de su propia estirpe y pasando con ello de ser meros oradores de "lo perdido" transmutándose en paladines del ideal indoeuropeo y su legado Tradicional.
Es un porcentaje lamentablemente cierto que el 80% (por ser generosos) de los que actualmente se erigen como adalides y seguidores de la doctrina Tradicional, expresada socialmente en su última y más perfecta de las formas en la Germania de los años 30, no alcanzan el sacrificio necesario que requiere una refundación integral del propio Ser por lo que como hombres se sienten oprimidos, saben de su esclavitud existencial, pero ignoran que no es posible someter una sociedad a cambio alguno si por dentro estamos regados con la misma agua que el resto de los mortales... Es nuestro deseo que el "commilitas" acepte su error y se preste a solventarlo actuando en consecuencia y en beneficio de su idea, incluso en contra de su persona, anulando su planteamiento vital actual para abrazar la reconstrucción de un cambio interior integral y revolucionario que hará de él un Hombre, abandonando su mediocre humanidad.
Proponemos así ser el ejemplo de nuestros hijos y no sus predicadores. Proponemos así ser rivales del sistema y no sus integrantes. Proponemos así batirnos con Iahvé/Jehová y su creación y no conformarnos con ser sus hijos y esclavos...
Invitamos pues, desde esta redacción, a los lectores que se aventuren en esta obra sin precedentes a realizar un análisis profundo que examine concienzudamente su interior, asumiendo una autocrítica a la vez dura y constructiva a fin de transformar el anhelo de cambio sociocultural en la realidad del mismo por medio de la domesticación y conquista del devenir mediante la razón o la fuerza pues, solo domándose uno mismo y templando con firmeza la espada de la acción, conseguiremos vislumbrar la luz que se nos oculta retomando nuestra propia divi­nidad, optando así por batirnos con Cronos pudiendo remontar los tiempos levógira­mente a fin de librar la postrera batalla contra el demiurgo, el día de la guerra total al final de los Yugas.
¡Donde hay Voluntad hay un camino! ¡Sea!
Salve et Victoria!

Oscar Panadero
Director de la Obra

INTRODUCCIÓN
QUIÉNES SOMOS Y QUÉ QUEREMOS

Cada forma de pensamiento va acompa­ñada de unas manifestaciones que le son afines; si una concepción mental contribuye en sí misma una entidad abstracta, la acción que de ella se derive representará su concreción en la realidad física. Partiendo de una reflexión tan aparentemente decidimos elaborar este tratado de reeducación marital en pro del correcto encauzamiento de la educación de la progenie, cuyo propósito no es otro que transmitir una idea clara acerca del estilo de vida que debe manifestarse cuando, en efecto, se dispone de una determinada visión del mundo que, en este caso, denominamos Tradicional pero que bien podríamos denominar sin paliativos nacionalsocialismo por ser este la más reciente y perfecta plasmación de la Tradición en la historia Europea.  Considerando  el momento histórico que atravesamos, no es sencillo trasladar un concepto como el de Tradición a un nivel puramente práctico, y ha sido para facilitar la tarea que los capítulos que se han incluido en el trabajo tratan de responder a los distintos ámbitos que corresponden con nuestro modo de concebir la existencia.
Tras esta primera aclaración, se entiende que la manera de ser y estar en el mundo a la que hacemos referencia no puede quedar reducida a la acción de hombres cuyo mérito consista en un amplio número de libros publicados y conferencias expuestas, pues el auténtico valor del hombre europeo debe medirse en función de otro criterio. No sin razón se dice que muchos de los que cometen las acciones más viles a menudo practican el mejor de los discursos por lo que, salvo contadas excepciones, disponer en la actualidad de cierta reputación como orador —incluso aunque solo sea entre grupos minoritarios— no es en principio un hecho que hable a favor del individuo, más bien al contrario, un nombre conocido suele ser el fin hacia el que muchos orientan sus esfuerzos y el aliciente que en verdad les mantiene en una vía que de otro modo no les aportaría la satisfacción deseada. Constituye, pues, un grave error pensar que el hecho de colaborar a un nivel meramente intelectual implique de forma automática haber comen­zado un camino de formación personal, cuando en verdad se permanece anclado en las mismas ilusiones, intereses y prejuicios del principio sin que llegue a producirse el único cambio en realidad necesario: el de uno mismo refundándose en el Hombre Nuevo. Si afortunadamente alguien con una capacidad "visual" superior a la nuestra intenta abrirnos los ojos y nos aclara lo que realmente significa el camino que hemos elegido: renuncia, dedicación, sacrificio y esfuerzo anónimos, se suele entonces calificar como propio de un carácter rígido y proclive a la exageración semejante grado de impli­cación; y ello ocurre porque de alguna manera nos hemos acostumbrado a una vida que, aunque a menudo nos hastía, es en definitiva la única que conocemos y la que nos ofrece   desde   un   punto   de   vista psicológico cierta seguridad. No hay duda que es más cómodo mantener nuestra posición actual, aunque no sea la mejor, que cambiar radicalmente la manera de conducirse en la vida, por lo que el máximo al que hoy día se aspira es a adquirir un conocimiento enciclopédico o puramente libresco, que en definitiva no implica en sí ningún riesgo y normalmente lleva al individuo a considerarse por encima de la mediocridad que le rodea. Lo que es evidente es que si la solución a la decadencia de nuestra raza residiera tan solo en una completa y excelente formación teórica, la esperanza en un futuro mejor dependería entonces de los eruditos y habríamos de enfocar nuestra búsqueda en las bibliotecas; pero estaríamos de ese modo dando por hecho que el hombre carece de espíritu pues, aunque podamos afirmar que toda transfor­mación se opera a partir de unos conoci­mientos previos, sabemos también que la enfermedad de esta época es antes bien espiritual que racional.
Verdaderamente superior al tipo de individuo al que acabamos de referirnos encontramos sin embargo la acción en silen­cio de aquellos camaradas que, sin pretender alcanzar reconocimiento público o protago­nismo adornado con aplausos, saben que el auténtico éxito reside en lograr la probación de la Conciencia en cada pequeño acto, emoción o pensamiento del quehacer diario, en mantener una lucha constante en el propio interior para superarse a sí mismo, en ser fiel a los principios de la raza aunque nadie reco­nozca el heroísmo que entraña tal deter­minación; éstos y no otros son los hombres y mujeres que hoy en día se hacen necesarios, pues únicamente sobre ellos podrá mante­nerse en pie nuestro modo de independencia de lo que el destino nos tenga reservado. No se trata, por tanto, de disponer de un grupo numeroso de sujetos que, hastiados de la aburrida rutina que el sistema les ha impuesto en sus vidas, se hayan visto impulsados a hacer algo durante sus horas de ocio que les haga sentirse distintos de la necia masa-rebaño, ni se busca tampoco satisfacer la curiosidad de algún espíritu inquieto ávido de nuevas distracciones; aclaramos que nuestro propósito no es entretener ni distraer, sino formar hombres y mujeres en su totalidad y ello, no nos cansaremos de repetirlo, requiere más deberes que derechos y exige un compromiso con uno mismo que no todos estarán en disposición de mantener, como el tiempo ha demostrado en tantas ocasiones. Pero es inevitable que el número de integrantes de nuestras filas tenga que verse reducido si se pretende alcanzar la calidad que se precisa, pues la experiencia confirma que "más vale luchar con unos pocos buenos contra muchos malos" antes que terminar siendo una multitud de mediocres que en el momento decisivo se pasarán por miedo, ignorancia o conveniencia a otras filas menos comprometidas. Sabemos además que las élites no han sido nunca numerosas y entendemos que el nivel de compromiso que se requiere no puedan llegar a alcanzarlo, pero como lo cierto es que tampoco creemos en la ilusión democrática de la igualdad, no nos parece que sea inconcebible que cada uno ocupe el lugar que le corresponda de acuerdo a sus posibilidades; y así como los habrá capacitados para impartir cursos de formación, también encontraremos quienes, sin llegar a incluirlos en nuestras filas, podrán colaborar puntualmente en tareas relaciona­das con la copia, traducción o corrección de textos, por citar un ejemplo. Es por ello imprescindible fijar de antemano unos mínimos que permitan determinar quiénes presentan una disposición natural para asimilar nuestra doctrina, nuestra "fe", con el fin de que sean ellos los que reciban la formación destinada a despertar y desarrollar las cualidades innatas que portan; definir y concretar dónde se hallan esos mínimos ha sido desde hace ya tiempo la cuestión que ha generado mayores discusiones y disensiones entre los supuestos participantes de nuestra ideología, pues tras comprobar que cada vez son menos los individuos realmente válidos, muchos se plantean relajar la disciplina antes que ver considerablemente mermado el número de afiliados. Tal modo de proceder no puede encontrar aprobación por nuestra parte, pues conduce de forma directa a sacrificar lo escaso que de valor aun subsiste por lograr conservar una cantidad la mayoría de las veces inútil, y ello está en clara oposición con la esencia del pensamiento Tradicional y nacionalsocialista. De lo ante­riormente expuesto debe también deducirse que la fidelidad no puede ir dirigida a una organización o persona determinadas pues, si éstas resultan ser algo distinto de lo esperado, cabe el peligro de considerar que un juramento de fidelidad impide romper el compromiso que se había adquirido (véase el caso del cierre de CEDADE en el que, un presidente prefirió cerrar la asociación a cedérsela a hombres mejor capacitados bajo la absurda excusa de que si la acción de la entidad continuaba, él debería seguir a las ordenes del nuevo mando pues había jurado fidelidad a la asociación. De ese modo pereció el Círculo Español De Amigos De Europa y no de otro...). Este error —extensible a la forma de entender la camaradería— que se ha dado y aún se sigue dando, queda solventado cuando se alcanza a ver que la fidelidad es en última instancia con unos valores concretos; bajo este punto de vista, se es fiel a una institución o a un camarada en la medida en que éstos reflejen los principios anteriormente men­cionados, y en caso contrario nada ni nadie nos puede forzar a mantener lazos de unión con individuos o instituciones, cualesquiera que sea la categoría que detenten.
A quienes puedan estar considerando nuestra postura como extremista no tenemos inconveniente en responder de manera afir­mativa, pero con la consiguiente puntualización: el mundo actual se halla en un extremo de decadencia, y en su vertiginosa caída -ya imparable- nos está arrastrando a la autodestrucción; una simple ley física por todos conocida nos confirma que el único modo de equilibrar tal situación es colocarse en el extremo opuesto, al menos con el mismo "peso" con que lo hace el sistema, por lo que si queremos contrarrestar sus efectos se nos obliga a emplear una fuerza todavía mayor; y esta fuerza, dado el momento del ciclo en que nos encontramos, no puede ser concebida en nuestro caso como la fuerza de la cantidad, sino como el empuje de la calidad, de los pocos que son conscientes de cuál es su deber. No hay hoy en día posibilidad de situarse en un término medio, pues las situaciones extremas implican el uso de medidas igualmente extremas. En tales circunstancias, sólo hay dos opciones: o se forma parte del sistema o bien se está totalmente fuera de él, entendiendo que en ambos casos de lo que se trata es de la adopción de una determinada actitud interna con sus correspondientes manifestaciones externas; en definitiva, lo que tratamos de decir es que no se puede ser para algunas cosas colaboracionista y para otras adoptar la postura típica del "antisistema". Esta es justamente una estrategia ya prevista por la política actual y bastante conveniente para la misma, pues en verdad no entraña ningún peligro real para la consecución de los objetivos que persigue, más bien al contrario, los beneficios desde el momento en que contribuye a afianzar ese ilusorio clima de libertad de expresión tan necesario para convencer a la masa de que vivimos la menos mala de las formas de gobierno. En este sentido, no creemos equivocarnos si afirmamos que el motivo principal de que en la actualidad muchos grupos de "ideología sospechosa" no hayan sido definitivamente disueltos reside en que dicha ideología se reduce al uso de ciertos símbolos —cuyo significado profundo no es ni remotamente intuido por la gran mayoría—, la organización de reuniones con cierta periodicidad —a las que puede asistir cualquier persona que muestre un mínimo de interés o curiosidad, inclusive un miembro de la policía que en ese momento no lleve su uniforme- y en la charlatanería machacona y empleo constante de consignas tan manoseadas que se han transformado en mensajes vacíos y sin efecto; en tales casos la actividad del grupo queda reducida a una interminable sucesión de festejos de puertas abiertas donde hacen su aparición individuos del más variopinto "pelaje" —que poco o nada tienen que ver con la idiosincrasia propia de una organización de tal naturaleza— y el éxito del evento se mide en función del número de asistentes y los aplausos recibidos, criterio éste que en definitiva es el que determina el espíritu democrático de cualquier agrupación sea cual fuere el nombre que utilice. Los miembros de estos grupos, que creen sin embargo ser dife­rentes por el hecho de disponer de un carné de afiliación, llevan un estilo de vida que hasta en los mínimos detalles encaja con el prototipo del individuomasa universal: frecuenta los mismos bares, emplea el mismo lenguaje, escucha la misma música, usa idéntica indumentaria vaquera, se entretiene con los mismos programas y películas, se alimenta con la misma comida basura y, por supuesto, no prescinde en ningún caso de la bebida que más se consume en todo el mundo: la Coca-Cola; y estos individuos son, por supuesto, los mismos que en sus locales insisten una y otra vez en que la forma de vida norteamericana representa en más efec­tivo instrumento de colonización y disolución de nuestra civilización europea.
Efectivamente, el sistema está bien infor­mado acerca de estas organizaciones que, contentas con poder autocalificarse pública­mente como nacionalsocialistas, están sin embargo en perfecta armonía con aquello que pretenden combatir. Nada tienen que temer estos grupos pues, excepto ciertos "toques de atención" a modo de castigo ejemplar y para confirmar que todo está bajo control, se les permitirá sin demasiadas contrariedades su andadura hacia la nada.
Otra cuestión distinta es el hecho de que algunos de estos grupos contemplen, dentro de sus otras muchas ocupaciones, la venta de libros aparentemente —aunque sin contem­plación judicial al respecto— no permitidos. En este caso, lo perseguido no son en sí los miembros de la organización sino los volú­menes, pues no es tan fácil controlar en qué manos podrán caer lecturas susceptibles de provocar el despertar de un alma sensible, y esto sí constituye el auténtico peligro.
Cuando decimos que queremos hombres de acción, no estamos por tanto pensando concretamente en las actividades a las que se limitan la mayor parte de los grupos que conocemos: pegar carteles propagandísticos, dar mítines, editar una revista o montar puestos de libros; queremos hombres y mujeres cuya acción se extienda a la totalidad de su propia vida, capaces de mostrar a cada instante su adhesión inquebrantable a los principios eternos de nuestra raza, que sean sinceros consigo mismo y que sean valientes a la hora de tomar decisiones que afecten a esos hábitos y costumbres que todos lleva­mos en mayor o menor medida incrustados en el alma, y que a menudo no se les da la debida importancia; en definitiva, el objetivo último que se persigue mediante la formación adecuada es forjar un carácter, única condición hoy en día indispensable si realmente se pretende la creación de un mundo nuevo.
Por todo lo anteriormente referido, no querríamos terminar sin haber insistido una vez más en que este ensayo no consiste en una recopilación de datos, sino que pretende ofrecer unas directrices prácticas que puedan guiar a la mujer actual —y, por qué no, en algunos aspectos también al hombre— para que, sin aislarse del mundo en el que se ve obligada a desenvolverse, pueda mantenerse fiel a Sí Misma.