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La Respuesta de Lao Tse

Estrategia

Alberto Marini

 

La Respuesta de Lao Tse - Alberto Marini

 

90 págs.,
Editorial: LEUKA

1994, Argentina
19x14 cm
 Tapa: rústica
 Precio para Argentina: 160 pesos
 Precio internacional: 21 euros

 

 

 

“La Respuesta de Lao Tse" está íntimamente ligada a la obra “De Lao Tse a Mao Tse-Tung", por lo tanto, respondiendo a los presupuestos lógicos sostenidos por Karl Jaspers, filósofo alemán existencialista, en su teoría “Tiempo-eje de la historia", en la búsqueda de un sentido para esta ciencia madre de la humanidad.
Análogo al contenido existencial de Jaspers, aparece el pensamiento existenciario de Martín Heidegger. Para este autor, lo importante del sujeto “es-estar-en-el-mundo”, sentir el ser la totalidad de lo existente, además de entrar en relación con las cosas que nos rodean. “El sentimiento de angustia, muy diferente al del miedo nos revela la nada dentro de la cual está lo existente” —dice el autor de la obra más influyente de la filosofía contemporánea: “El ser y el tiempo'. Observamos que en Lao Tse, la trascendencia del Tao significa también los atributos que le da Wu (la nada). “El movimiento continuo del Tao es revertente y su blandura es su eficacia, los diez mil seres del mundo nacen de un Yu (Ser) y el Ser nace de la nada” (Capítulo XL).
Ch’ung (oquedad). Abismo y Profundidad. “Su oquedad es para el Tao su eficacia, porque nunca se colma. Profundidad que parece ser origen de los diez mil seres (“Dos Grandes Maestros del Taoismo” por Carmelo Elorduy S. J. capítulo IV, pag. 23)
En “La respuesta de Lao Tsé", se ha buscado en su estructuración los lineamientos de Lin Yutang expresados en su libro “La Sabiduría China", donde señala que el progreso de la ciencia contemporánea está forzando el pensamiento moderno a desarrollarse en el sentido de la profundidad y de la síntesis, de materia y espíritu, buscando un entendimiento más efectivo entre Oriente y Occidente sobre la base e la espiritualidad.
La teoría de Karl Jaspers se cumple: el exponente es Mao con su Estrategia sin Tiempo, que aparece en el tercer milenio como azote de la lucha de clases en la guerra convencional, y el emergente es Lao Tse, el Saya-Muni de las tierras de Catai, que retorna con su vigorosa imagen de la inmortalidad y de la eternidad. “Y a
unque su cuerpo muera él nunca perecerá.” (capítulo XVI).

 

ÍNDICE

 

Antecedentes del autor 9

El secreto de la inmortalidad 11

Los ideogramas del capítulo XXXVI del Tao Te King 13

Hipótesis de trabajo 15

Palabra iniciales 17

Estudio preliminar del profesor, doctor D. Rodolfo Fuertes 21

Prólogo del Profesor, Doctor D. Mario García Acevedo 25

Capítulo Primero 29

El primer congreso del Partido Comunista Chino 29

La conducción estratégica de Mao 37

Prosiguen las campañas militares 40

La gran marcha del Ejército Rojo 1934-1935 42

Capítulo Segundo 49

La trascendencia de Lao Tse 49

Los estadios de la trascendencia 49

La eternidad del Tao *57

El hombre y la inmortalidad 60

El sentido de la inmortalidad en el Egipto milenario 63

El sentido de liberación del Libro Tibetano de los Muertos “Bardo Thodol" 66

Capítulo Tercero 71

LaoTse y su pensamiento sobre la guerra 71

Los tres grandes misterios del eterno principio 73

Los vacíos estratégicos 75

El WuWei 78

Las tres abstracciones o denominaciones del primer principio... 80

El sin tiempo en la estrategia de Mao 83

Epílogo 89

Hipótesis de trabajo

 

En la búsqueda de una estrategia para imponerse a la subversión de la estrategia sin tiempo, de la guerra subversiva y revolucionaria, es necesario elaborar una hipótesis de trabajo:

I. Tesis

Los pilares de la Estrategia sin Tiempo, de acuerdo a lo tratado en el Tao Te King de Lao Tse, que conforman una filosofía y metafísica de La Naturaleza de la Guerra, que se imponen evidentemente, a cualquier forma de estrategia conocida, sobre la base de una aptitud superior, inclusive sobre el material más moderno y sofisticado de guerra, como lo han demostrado hasta ahora la historia de las operaciones en el mundo.

II. Antítesis

Los contenidos estratégicos que superen los pilares filosóficos y metafísicos de la naturaleza de la guerra —de la Estrategia sin Tiempo de Mao— y que permitan imponer la propia voluntad, sobre una progresiva eliminación sobre Los Tres grandes Misterios del Eterno Principio, que conforman las abstracciones de los estiramientos estratégicos que apuntan a la formación de un fuerte poder político, como Los Grandes Vacíos Estratégicos; el Wu Wei, cuyo simbolismo es “el no hacer”, sirviendo al arte de mandar, y “el sin tiempo”, que representa a la armonía relativa que estructura al tiempo abstracto que regula los ciclos de vida en China, tanto en la guerra como en la paz. En síntesis, surge la actividad creadora Yin que se transforma en esencia de su función, haciendo preferir al hombre “el vacío de la copa, que a la copa misma”.

III. Síntesis

Mediante la síntesis, comprobaremos en el trabajo de investigación la validez de la tesis o la afirmación de la antítesis, mediante los métodos de investigación posibles, para alcanzar los valores de una nueva estrategia, que permita romper la esencia de la superioridad de la lucha de la estrategia sin tiempo con la guerra clásica o convencional, como hasta ahora se ha confirmado.

Doblegar sus pilares, dentro de la gran síntesis del principio de los opuestos en la naturaleza, se constituye en una tarea fundamental.

Palabra iniciales

 

Es necesario explorar el camino de la investigación estratégica, siguiendo las motivaciones del Tao Te King, libro del sabio maestro Lao Tse, que tiene la respuesta para todas las inquietudes que presentan sus cinco mil antiguos ideogramas chinos, que no siempre es posible entenderlos a todos con la mayor claridad. Este espejismo, dentro de su tiempo, o mejor dicho, después de su tiempo, como dice la leyenda, tiene respuestas como las que obtuvo Mao al encontrar la Estrategia para la Guerra Subversiva y Revolucionaria que condujo con Chu Teh para la conquista de China. Utiliza los tres Grandes Misterios del Eterno Principio, los Vacíos estratégicos, o sea la nada; el Wu Wei que es el no hacer, y el Sin Tiempo, que es una armonía relativa jungiana, así como las tres abstracciones: el Yi, el Hi y el Wei, para la conducción inferior. Lao Tse, evidentemente no fue entendido en su época, seis siglos antes de cristo, pero antes de terminar el siglo XX, un filósofo, pensador y poeta lo hace renacer y demuestra que el libro tiene validez y le da vida a los pensamientos ocultos a los que da ritmo, armonía y sucesiva ejecución. Y así se impone en el proceso guerra y queda como comandante de todas las fuerzas de China. Conocidos los pilares de la estrategia de Mao, es bueno buscar la esencia, la raíz, la estructura y el sentido laotsiano de los capítulos que conforman las respuestas. Los ideogramas del Capítulo XXXVI nos brindan algunas bases como para destruir los Vacíos estratégicos y la forma gradual de hacerlo, La necesidad de conocerlos primero, cómo tratarlos y destruirlos después... El Wu Wei es el no hacer, es una forma de conducción, que puede conjugarse mediante los opuestos, el Yin y el Yang. Los opuestos en la naturaleza se buscan para complementarse y constituir la unidad. Pueden mutar, crear o destruirse, pueden convertirse uno en el otro. Yin, Yang, Tao. Consideran el Tao para poder llegar al todo. El desequilibrio tiende siempre a ser equilibrio y no llega nunca a serlo porque en el equilibrio perfecto todo hubiera terminado, debido a que entraríamos en el estado de muerte, desde el cual no se puede mutar. La estrategia sin tiempo es una creación de Mao. No es que el tiempo no exista, sino que responde al kairós (clima, oportunidad, circunstancias) y de acuerdo a ellos, funciona mediante una armonía relativa conceptuada por C. G. Jung, a la manera jungiana. Se obtendrán así las bases metafísicas y filosóficas para esta nueva forma de guerra de carácter estratégico extraídas del Tao Te-King, como respuesta de Lao Tse. Esta forma de guerra —la subversiva y revolucionaria— cuando choca con la estrategia clásica se mostró en todos los casos como una estrategia superior, lo que queda demostrado, por la historia de guerra. La guerra clásica se ajusta a Derecho; la guerra subversiva y revolucionaria no. Por lo tanto, si se prepara una estrategia para destruir la subversión, paralelamente se debe trabajar en armonizar el Derecho de Guerra, que debe acompañarla. Es tan indispensable una parte como la otra, porque la guerra subversiva arrastra una gran dosis de criminalidad durante todo su desarrollo. De todas las definiciones sobre la guerra que he analizado, una sola me ha parecido superior a todas y que por ser tan antigua, no ha extraviado ni su frescura ni su profundidad. Se trata de un concepto protosúmero sobre la guerra, de acepción diacrítica = “Subversión de todo orden moral, divino y humano”.
Es la definición sobre la guerra más acertada de todos los tiempos y que allora se ha profundizado, relegando los valores del hombre a una permanente caotización. Fue escrita hace 5.000 años. No es nada fácil encontrar una respuesta para destruir lo que acrecienta el desorden, pero vale la pena intentar estratégicamente todo lo que implique ser el fruto de conocimientos y que aproximen mía solución. El período protosúmero es anterior en la historia a Sargón el Grande. El distinguido profesor y sumeròlogo Francisco Kastberger precisa la ubicación de Sargón 2.752 años A. J. C. —siendo rey por dinastía según sellos protoegipcios, y no 3.800 años como lo indicara Rassam que el Museo Británico lo envió para que realizara investigaciones en el suelo Asirio. Sargón el Grande, el protogodo, no era semita y tuvo la habilidad de aglutinar a los súmeros con los semitas. Le proveyó a los semitas la escritura súmera y con ello les facilitó la entrada a su extraordinaria cultura.
Los súmeros pueden considerarse un pueblo indo-europeo, pero no semítico, que en el período más antiguo vivieron junto a los semitas en las tierras de Babilonia. Los súmeros llamaron a su tierra ki-en-gi, que en el ambiente paleontológico lingüístico significa “Tierra de los Señores”. En la guerra no hay dos batallas iguales, lo demuestra la historia a través de la lucha de todos los tiempos. Por tal razón no entraremos en los problemas que debe resolver la táctica y que corresponden exclusivamente a la doctrina “al cómo lo hago”. Nos referiremos a la metafísica y a la filosofía, “al quehacer de la naturaleza de la guerra.” Conociendo la raíz, la esencia de su metafísica y filosofía, conoceremos por añadidura lo demás.

Alberto Marini General