Libreria Argentina Libreria Argentina Libreria Argentina

 

Auschwitz: incineraciones al aire libre

 

Carlo Mattogno

Auschwitz: incineraciones al aire libre - Carlo Mattogno


180 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2017
, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado,
 Precio para Argentina: 270 pesos
 Precio internacional: 18 euros

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Entre la primavera y el verano de 1944 se dice que 400.000 judíos húngaros fueron deportados a Auschwitz y supuestamente asesinados en cámaras de gas. Se dice que los crematorios de Auschwitz eran incapaces de hacer frente a tantos cadáveres, y de hecho lo fueron. Por lo tanto, se dice que cada día miles de cadáveres debían ser incinerados en grandes piras ardiendo en profundas pozos. Se decía que el cielo sobre Auschwitz había estado, y así debería, lleno de un espeso humo. Esto es lo que algunos testigos quieren que creamos.
Este estudio investiga todas las evidencias documentales, físicas y anecdóticas disponibles. Carlo Mattogno muestra que las declaraciones de los testigos se contradicen entre sí en todos los aspectos. Además de que contradicen lo físicamente posible. El hecho de que no existan pruebas documentales o forenses que respalden las afirmaciones está confirmado por fotografías aéreas tomadas de aviones alemanes y aliados en 1944. Ellas prueban que los testigos mienten: No hay huellas de piras gigantes o nubes de humo que cubra el Campamento.
Aunque se basan en un núcleo de verdad, el autor concluye que las declaraciones de los testigos son demasiado exageradas, y que sus afirmaciones homicidas son falsas.
Carlo Mattogno, nacido en 1951 en Umbría, Italia, a pesar de no haber sido editado en castellano hasta el momento, es probablemente el autor revisionista más prolífico de la actualidad y uno de los más eruditos. Después de estudiar griego, latín y hebreo realiza trabajos universitarios tanto en filosofía como en estudios orientales y religiosos. Hoy se ha convertido en un lingüista consumado, investigador, y especialista en análisis de documentos. Desde 1979 decide dedicarse a la investigación revisionista y mientras que en Europa se ha asociado a los "Annales d'Histoire Révisionniste", en América ha sido miembro del Comité Asesor Editorial y colaborador del Instituto de Revisión Histórica (IHR). Incluso fuentes contrarías han destacado la rigurosidad de sus análisis y lo han catalogado como el mejor investigador revisionista. Su maestría en el estudio de documentos y rigurosa crítica ha sin duda elevado el nivel del revisionismo del holocausto.

 

Introducción

 

En 1979, dos agentes de la CIA, Dino A. Brugioni y Robert G. Poirier, publicaron por primera vez una selección de fotografías de Auschwitz-Birkenau tomadas por las fuerzas aéreas de los USA en 1944. Argumentaron que estas fotografías demostraban la veracidad de los exterminios en masa de judíos perpetrados en Birkenau, pero gracias a su incompetencia en el campo de la fotografía aérea y en el de la historia1 el resultado fue una interpretación superficial e imaginaria.

Desde aquel momento las fotografías aéreas de Birkenau llegaron a ser parte de las herramientas argumentativas de la historiografía del holocausto. Por una parte, estas fotografías llevaron a calentar el debate interno sobre la razón de porque los aliados no bombardearon Auschwitz y así destruyeron dicha “factoría de muerte”2. Por la otra, la tesis de las supuestas pruebas de la presencia de supuestos agujeros de introducción para el Zyklon B en las  morgues subterráneas de los Crematorios II y II en varias de estas fotografías. Ya en 1989 Danuta Czech usó las fotografías del 15 de agosto de 1944 para este propósito3. De estas fotografías las más importantes fueron publicadas y debatidas en 1992 por el revisionista John C. Ball4.

La tesis de la “prueba” sobre las aperturas de Zyklon B fue desarrollada a partir de entonces hasta que alcanzó su clímax con Michael Shermer y Alex Grobman5 así como también por Robert van Pelt6. Esta tesis no tenia, sin embargo, ningún fundamento y fue radicalmente refutada por los especialistas revisionistas7. Quizás por aquel mismo motivo John C. Zimmerman quiso redirigir la atención sobre la tesis. Sobre la cual estas fotografías aéreas constituían una “prueba” del demandado exterminio en masa. El núcleo de esta “prueba” se dice son las “trincheras de incineración”, y Zimmerman dedicó muchas páginas sobre este tema en un libro que publicó en el año 20008. A pesar de que se contó con dos “expertos” en fotografías aéreas, Mark van Alstine y Carroll Lucas, sus conclusiones son incluso más distantes que las de Brugioni y Poirier.

Sobre este tema, el aspecto más sorprendente es que a pesar de los enormes valores demostrativos, que la historiografía oficial atribuye a las fotografías aéreas de Birkenau, esta gente nunca ha realizado un estudio general de dichos documentos. El propio trabajo de Zimmerman esta intencionadamente truncado: mientras presenta un (imaginativo) análisis de las fotografías, lo hace sin confrontarlos con los correspondientes testimonios. Ya que la realidad de los supuestos hechos (el exterminio masivo de judíos) está basado solamente en el estilo propio de los testigos, un método historiográfico apropiado requeriría una comparación de las declaraciones de estos testigos con lo que actualmente puede verse  en  las  fotografías  aéreas,  y  solo  si  las  fotografías  completamente confirman los testimonios, estas pueden ser tomadas como prueba de veracidad de los exterminios.

¿Y si no lo hacen? En este caso constituirían la prueba del hecho de que los testimonios son falsos. Está claro que Zimmerman no quería correr ese riesgo. Pero desde el punto de vista del método y la ciencia, el problema debe ser visto precisamente sobre estas líneas. La primera parte de este estudio está dedicado a esta aproximación.

Además de las fotografías aéreas, la historiografía del holocausto hace uso también de las “pruebas” documentales de la exterminación de los judíos en 1944: el incremento de personal de los crematorios de Birkenau en línea con la llegada de los judíos húngaros a Birkenau es mostrado como que estos judíos fueron la mayor parte gaseados y entonces incinerados. En la segunda parte de este estudio, debatiré por lo tanto la documentación disponible (mucha más abundante de lo que los historiadores del holocausto podrían pensar) en un esfuerzo por decidir si esta interpretación es, de hecho inevitable o si no hay otra y más inofensiva interpretación al respecto.