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Obligado. La Batalla de la Soberanía

 

Francisco Hipólito Uzal

 

Obligado . La Batalla de  la Soberanía - Francisco Hipólito Uzal

228 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2020
, Argentina
tapa: blanda,
 Precio para Argentina: 640 pesos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra patria al navegar sin más título que la fuerza, las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra Patria.”
‘¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Tremole en el Paraná el pabellón azul y blanco y debamos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea!”
Estas viriles palabras, pronunciadas por el General Lucio Mansilla, brotando de lo más profundo de su ser, supieron insuflar a un puñado de argentinos —improvisados guerreros— el temple y el coraje que la patria toda necesitaba de ellos.
Fue así como el valor y la fortaleza de espíritu volvieron a demostrar que el simple número, la mayor fuerza movilizada para la rapiña o el sometimiento, nada puede contra la determinación de permanecer libres. Y aquel pequeño país que era Argentina logró entonces que las dos mayores potencias de la época, y unidas, tuvieran que recapitular y terminar honrando al pabellón argentino.
Cuando la banda rompió con los acordes solemnes del Himno Nacional, a pleno sol, con el enemigo a la vista, con la imagen de la patria en las pupilas y la posibilidad de la muerte en el pensamiento, fue coreado por todos con emoción inefable. Nunca tradujo tanta verdad el último verso del estribillo: “¡O juremos con gloria morir!”
Aquella mañana del 20 de noviembre de 1845 fue una gran lección para el mundo y un gran ejemplo para la historia. Sustraer ese hecho glorioso al conocimiento de nuestras juventudes, es privarlas de una de las más legítimas motivaciones del orgullo nativo.
La acción que tanto daría que hablar en ambos mundos, sería luego maliciosamente olvidada por la posteridad. Los libros de historia no gustan de contar los fracasos de las grandes potencias dominantes, pero aún peor es que la propia historia oficial olvide intencionadamente uno de los grandes fastos de la argentinidad.
Así como los 300 espartanos han inspirado por generaciones a los guerreros europeos, aquellos héroes argentinos deberían inspirar a quienes luchan por su patria en estas tierras. El heroísmo será siempre la base sobre la que se construyan las grandes obras.
Francisco Hipólito Uzal, combinando la hábil pluma del poeta con la rigurosidad del historiador, revive en "Obligado - La Batalla de la Soberanía", tan gloriosa gesta.
Con ella ofrece al lector un coherente panorama de la época, los antecedentes inmediatos del intervencionismo, el hecho en sí, y sus consecuencias para el desenvolvimiento de las naciones americanas. Asimismo, el papel que le cupo a los principales actores de aquellos sucesos.
Su obra reviste un gran valor testimonial y se transforma en documento vivo en una instancia que la historia no supo recoger en todo cuanto de trascendente ha tenido para la consolidación de nuestra soberanía. A través del documento incontrovertible, nos lleva a desentrañar todas y cada una de las causas que lo hicieron posible.
Su trabajo no puede dejar de ser apreciado por un pueblo que busca en su verdadera historia, los fundamentos de su destino de soberanía y grandeza.

 

ÍNDICE


Prefacio11
Prólogo13
Nota del autor15
I.- Qué es la Batalla de Obligado17
La arenga de un gran jefe. “¡O juremos con gloria morir!”. Un veterano de la Independencia. Las miserias del Sectarismo. San Pedro, el mejor lugar.
II.- Verdaderas causas de la intromisión europea21
El vapor y la electricidad, factores de transformación. La revolución industrial en Inglaterra. Las conquistas territoriales. Las rivalidades imperialistas.
III.- Antecedentes ilustrativos23
El avasallamiento a sangre y fuego. El “liberalismo” comodín. “Inglaterra no tiene ideales sino intereses”. Apoyo a Costa Cabral, reaccionario. Apoyo al Espartero en España. Las pueriles “Tablas de Sangre” de Rivera Indarte. Los sucesos de Manchester. La “guerra del opio”. Egipto y el “Hábeas Corpus”. Balmes y la diferencia de clases en Inglaterra. Peel y la guerra imperialista. “Rara vez se mostró bajo el sol un país en estado más lamentable que el nuestro”, dijo Carlyle. Los atentados contra la reina: la cárcel, “casa y comida en una reclusión perpetua”. “Vendedores de opio y mediadores conjuntos”.
IV.- El ofrecimiento de Florencio Varela31
La tentación de nuestra pampa húmeda. Celos entre Francia e Inglaterra. La iniciativa de un distinguido ciudadano argentino. La “libre navegación” de los ríos interiores y la entrega de nuestra Mesopotamia. El patriotismo de Sininbú y la situación de Río Grande. La “Comisión Argentina”, el comodoro Purvis y D. Florencio Varela.
V.- No todos los emigrados ...35
“Mi contestación fue terminante y negativa”, dijo el general Paz. “Utilísimo a la República Argentina”. Insistencia ante Paz. Las informaciones del ministro Aberdeen. La misión Ellauri.
VI.- En la Sala de Representantes39
El debate del 15 de noviembre de 1842. Guerra contra el “pardejón” Rivera. Los unitarios y su predilección por lo extranjero. La libertad y la patria. “No es déspota el que ejerce poder por la voluntad del Pueblo”. “Si la mitad del mundo nos amenaza, la otra mitad estará con nosotros”. “¿Qué es la alianza con el enemigo de la patria?” “¡Mueran los gringos!”
VII.- Un argentino en Londres47
Una misión estrictamente reservada. El comodoro Purvis y la defensa de Montevideo. En defensa de la civilización... Juicio de Vicente Fidel López sobre José Rivera Indarte: “Un canalla, cobarde, ratero, etc.”. Las “Tablas de Sangre y la Casa Lafone. “Esta es guerra de desmembramiento y de escisión”, diría del Carril. Actitud del coronel D. Martiniano Chilavert. “Notables traidores a la patria”. Colonia o protectorado de Inglaterra: las entrevistas de Varela con lord Aberdeen. “El Comercio del Plata” y la opinión de su director. “Temo no conseguir cosa alguna”. “La Inglaterra —dijo Varela— no conoce sus intereses’. Comentarios en “La Gaceta Mercantil”. Una triste misión.
VIII.- El Brasil se complica en la maniobra59
IX.- Repercusión parlamentaria de las gestiones73
La misión Abrantes, secreto a voces. Brasil al descubierto. El “chauvinismo” de Thiers. Montevideo, colonia francesa. Debate parlamentario en París. Cabezas humanas en los mercados! La ayuda francesa a Lavalle. La patria y el territorio. Enfrentamiento entre Thiers y Guizot. “Es nuestro interés que Montevideo y Buenos Aires no estén en las mismas manos”. La “entente cordiale”. Un plan en estado de locura. El ministro Peel con piedra libre. Debate en Río de Janeiro: el diputado Ferraz desmiente al ministro.
X.- La prensa mundial ante los sucesos del Plata83
El “Times” de Londres y “los crímenes de Rosas”. El embajador Moreno y una querella por calumnias. Los intereses británicos en el Río de la Plata. El periodismo en Francia. “La Presse”, de Girardin. “El agiotaje tenebroso de una casa inglesa en Montevideo”. Inglaterra y Martín García. Los informes de Sarratea. La prensa brasileña y la “Cisplatina”: miras expansionistas. “El ilustre defensor de la causa americana”, dijo un diario brasileño referido’ a Rosas. Elogios de la prensa de Chile y de Nueva York. La excepción que señaló el general Pinto desde Chile. Interesante carta de D. Manuel Eguía.
XI.- La prensa de Buenos Aires93
El “Archivo Americano” y su periodicidad. Don Pedro de Angelis “La Gaceta Mercantil”. Eficacia de las publicaciones. La independencia del Paraguay. Neutralidad de los republicanos de Río Grande. Ayuda de Brasil a Rivera. Ouseley y Deffaudis. Guido y el enviado inglés. Entrevista de Ouseley con Arana. La sombra de Whitelocke. Un artículo de “La Gaceta Mercantil”. La aristocracia del barón Deffaudis. El cañonero de San Juan de Ulloa.
XII.- El “gobiernito” de Montevideo99
El “extravío político” de los unitarios.. Influencia extranjera en Montevideo. Las conspiraciones para asesinar a Rivera. Lucha interna en Montevideo. Violenta carta de Venancio Flores a Andrés Lamas: “Estoy resuelto a clavar un puñal en el monstruo que todo lo devora”, le dijo. La Casa Lafone, dueña de la Aduana.
XIII.- El problema de Texas o la carambola internacional105
Necesidad de una rehabilitación franco inglesa. El amor propio y la expansión económica. Polk, presidente norteamericano, y su política sobre Méjico. El retroceso de las potencias europeas: un violín embolsado con disimulo. ¡El Río de la Plata borraría lo de Texas! El embajador Alvear y una carta a Guido. “La raza impura española”.
XIV.- El libertador San Martín y las pretensiones europeas109
Las campañas periodísticas contra San Martín. La tentativa de arresto. Una carta extraordinaria de Estanislao López. Primera carta del Libertador a Rosas. “Me pondré en marcha para servir a la patria”. La pasión facciosa de los hombres de Montevideo. Editoriales de “El Nacional”. Notable carta de San Martín a Dickson: “Sostener una guerra en América con tropas europeas es de dudoso éxito”. Impresión en Europa.
XV.- La confederación y el imperialismo119
Montevideo, defendida por extranjeros. Derrota de Rivera en India Muerta. Brasil procura aparentar estricta neutralidad. Magariños en Río de Janeiro. Apresamiento de la escuadra argentina. Interesante carta del general Guido a D. Agustín Garrigós. “El club inmoral que domina en Montevideo”. El capitán Page, enviado del almirante Mackau. Carta del ministro Guizot a Mackau. Fuerte posición de Oribe. Los cañones de “la guerra del opio” estaban en el Río de la Plata. Desconocimiento al bloqueo argentino de Montevideo. Ultimátum a Rosas. Sorpresivo apresamiento de la escuadra de Brown. Se les entregan los pasaportes a los representantes de Inglaterra y de Francia. Severa nota del ministro Arana. “¡Cualquier cosa es preferible a la guerra!” dijo Luis Felipe. En Montevideo baten palmas. El bloqueo a Buenos Aires. Pro-Solidaridad del cuerpo diplomático.
XVI.- La guerra de los mediadores131
Tranquilidad en el gobierno argentino. El pago del empréstito de la Baring Brothers. Expresivas manifestaciones a favor de Rosas en Londres. Con el bloqueo se suspende el pago. Reacción de los “bonholders” contra su propio gobierno. Otro debate en la Sala. Garibaldi en Gualeguaychú: “Saqueó la Colonia, y Gualeguaychú escandalosamente”. Los ‘ proscriptos” festejaron la piratería franco-inglesa. Incidentes en los barcos. Manifestaciones callejeras en Buenos Aires. Aniversario de la Reconquista. “La guerra es preferible a la ignominia”. ¡Muerte o independencia! La lucha de Ab-el Kader. El general inglés Pollock en Afghanistán. Adhesiones de los patriarcas de Mayo. Encendidos versos del autor del Himno. Delirante entusiasmo. Mansilla en San Pedro.
XVII.- La civilización a cañonazos141
Trascendencia histórica de la lucha a iniciarse. Quién era el general Mansilla. Una flota nunca vista. Las cadenas a través del río. Las baterías de la costa. Facundo Quiroga hijo, entre los defensores de nuestra soberanía. El escarmiento del invasor. Los fines comerciales de los invasores. A la vista de Obligado. Reconocimiento de Mansilla y una escaramuza. La arenga del general. ¡A defender la soberanía!
XVIII.- La Batalla de la Soberanía151
Los gloriosos Patricios. Un barco hecho una criba, con muertos y heridos. Deterioro en las baterías patriotas: muertos a centenares. El “Republicano” hecho volar por Craig. Un cañonazo tiró a Thorne y lo dejó sordo para siempre. ¡Sin municiones! Se rechaza el primer desembarco de la infantería enemiga. Mansilla carga a la bayoneta. 240 muertos en nuestras filas. Retirada en orden. Brillante hecho de armas para ambas marinas”, dicen en París. Una victoria a lo Pirro para los invasores. Informe extraordinario de “La Gaceta Mercantil”. “A ellos la responsabilidad por la sangre derramada’’.
XIX.- Partes y comunicados sobre la heroica jornada157
El suspenso de las vísperas. “Hace tres horas que nos estamos batiendo”. “Se envían todas las municiones que V.S. ha pedido”, dijo Corvalán. “Enseñarles a respetar nuestros derechos”. El “Carancho del Monte” y el hijo del Tigre de los Llanos. Una valiosa carta del embajador norteamericano. “Infame intervención europea”. .
XX.- Resonancias de la gran batalla169
El repudio a los “libertadores”. Una carta increíble de José Luis Bustamante, secretario de Rivera. Desde “El Comercio del Plata”, Varela saluda a las banderas de Francia e Inglaterra, que “han vuelto a cubrirse de gloria en el Paraná”. La “locura” de Rosas, según Valentín Alsina. Expresiones viriles de Mansilla. “El cañón de Obligado resonó en mi corazón”, dijo Martiniano Chilavert. Carta definitoria de San Martín.
XXI.- La solidaridad llega179
El “Morning Chronicle” hace el elogio de Rosas. “Ilustre defensor de la causa americana”, llaman en Río de Janeiro al Jefe de la Confederación Argentina. Ouseley y Deffaudis, otorgando garantías financieras: grave denuncia de “La Presse”, de París. Mitin de periodistas en Nueva York, protestando por la intervención anglo-francesa. El Parlamento interpela a Peel. El ministro en aprietos: “¿Estamos o no, en guerra con Buenos Aires?”: Presión de los “bonholders”.
XXII.- El Paraná, callejón sin salida185
Noventa y dos barcos mercantes, para vender su carga en Corrientes y Paraguay. Perseguidos por artillería volante, a lo largo de toda la costa. Desconcierto de los invasores. Acevedo, San Lorenzo, el Quebracho. Pérdidas cuantiosas. Una briosa carga a la bayoneta. Se recupera el pailebot “Federal”. Una bandera inglesa. El “Lizard”, fuera de combate. Plañidera correspondencia de los intrusos.
XXIII.- La pesadilla del regreso191
El fracaso de Hotham en el Paraguay. Dualismo de- Carlos Antonio López. La pobreza popular en Corrientes y el fracaso comercial de la expedición. Frialdad y repudio popular. [Regresar, era el problema! Piden refuerzos. La odisea del “Gorgon”. El desastre anglo-francés del Quebracho. “Los buques han sufrido mucho”, confesó lacónicamente Hotham. El teniente inglés Robins dijo más: “Estarnos en una situación que no podemos sostener”.
XXIV.- A confesión de parte ...197
En privado, Lord Palmerston dice la verdad. Mr. Howden y el carácter de los argentinos. Otra opinión de Florencio Varela. Carta de Mandeville a Manuelita Rosas: Lamartine, amigo de la Argentina. El general D. Eugenio Necochea ofrece sus servicios al gobierno de Buenos Aires, en Una hermosa y lúcida carta. “Mea culpa” de Juan Bautista Alberdi, desde Chile. “El caballero de la Pampa”, llama a Rosas el historiador brasileño D. Pedro Calmon.
XXV.- Grandezas y miserias203
Juan Bautista Thome, neoyorquino de origen. Sus servicios a la patria adoptiva. La ingratitud sectaria le negó su grado militar. Su pobreza. - La modesta pensión de “teniente coronel de inválidos”. Estoicismo ante la injusticia. Miserias de los hombres “grandes”. Mansilla, una gloria nacional. Su entereza, en un recodo del gran Paraná. Sus últimos años. Su muerte: ausencia de honores oficiales.
XXVI.- Significado de la Batalla de Obligado207
La segunda guerra de la independencia. Opinión autorizada de San Martín. Campaña escalonada en Acevedo, San Lorenzo, Tonelero, el Quebracho, etc. La independencia de toda América del Sud. El “sistema americano” y la verdadera doctrina de Monroe. Se enseña a ignorar la historia nacional. Vinculación de las distorsiones que nos mantienen en el atraso. Optimismo, pese a todo.
Apéndice documental211
Bibliografía227

Prefacio

“¡Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra patria al navegar sin más título que la fuerza, las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra Patria.”
‘¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Tremole en el Paraná el pabellón azul y blanco y debamos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea!”

Estas viriles palabras, que brotaron de lo más profundo de su ser, supieron insuflar a un puñado de argentinos —improvisados guerreros— el temple y el coraje que la patria toda necesitaba de ellos y fueron pronunciadas por el General Lucio Mansilla a las ocho de la mañana del día 20 de Noviembre de 1845. Así arengaba a sus soldados el hombre en quien la suprema voluntad y el orgullo del ser nacional, habían depositado su confianza, seguros de que sabría cumplir con lealtad y valentía, la difícil tarea que le encomendaban.
F. H. U. revive en Obligado - La Batalla de la Soberanía, tan gloriosa gesta sin detenerse en ella. Historiador profundo, sabe que la mera relación del hecho en sí, sólo alcanza para exaltar uno más de los tantos que nutrieron con su savia bravía, la mente y el espíritu de un pueblo que no supo de claudicaciones cuantas veces se pretendió avasallar su integridad soberana. Tampoco le conforma la descripción prolija y detallada de sus protagonistas. Estos, en definitiva, podrían ser simplemente circunstanciales.
El autor va mucho más allá. De ello el valor testimonial de su obra y la grandeza que la misma adquiere como documento vivo en una instancia que la historia no supo recoger en todo cuanto de trascendente ha tenido para la consolidación de nuestra soberanía. Y porqué no, también, la de América toda.
Esto último, explorado hasta sus últimas consecuencias por la pluma sutil de Uzal, rescata de su ostracismo, una de las gestas más trascendentes de nuestra historia y nos lleva a través del documento incontrovertible, a desentrañar todas y cada una de las causas que lo hicieron posible.
Y es precisamente en las causas donde se detiene el investigador. Devanando con inteligencia, hurgando con tenacidad, va hilando la madeja. La epopeya ha terminado, sus actores restañan sus heridas o dan piadosa sepultura a los caídos. Cabe ahora el juicio de la historia a quienes de uno u otro modo, movieron los hilos que urdiera su trama. A él se remite simplemente “’Obligado” y que el lector habrá de encontrar a través de su lectura.
Si en algo pudiera ayudar tal juicio a desentrañar la esencia misma de esa causa que aún permanece en las tinieblas, cabe que cada lector se formule el interrogante que “Obligado” lleva implícito: ¿Argentina o América toda, se vieron amenazadas por los agresores? . . .



Prólogo

La Batalla de la Vuelta de Obligado no solo es un hecho glorioso de las armas argentinas, digno de la tradición de Chacabuco, Maipú, Ituzaingó, sino que define el patriotismo viril del pueblo que es capaz de producirlo.
Por ello es que Obligado, como la jornada naval de Costa Brava, como la Expedición al Desierto de 1833, y tantos otros hechos relegados por una historiografía convencional, han renacido como el Ave Fénix en la inquietud de un pueblo que busca en su verdadera historia, los fundamentos de su destino de soberanía y grandeza.
Agradezco al profesor Francisco Hipólito Uzal, la atención dispensada al pedirme unas palabras sobre su trabajo, que es precisamente y antes que nada, la expresión de un argentino que se siente orgulloso de serlo.
Ese es el sello del autor, que no altera para nada el juicio de su trabajo asentado en una fuente documental incontrovertible.
Al margen de los documentos oficiales de la época, si bien Adolfo Saldías en su “Historia de la Confederación Argentina”, el coronel J. Amadeo Baldrich, en las Memorias del teniente general Donato Álvarez, antiguo trompa de órdenes del general Mansilla, Ramírez Juárez, Julio Irazusta, José María Rosa, Ibarguren, los Gálvez y otros historiadores han dedicado capítulos enteros a la heroica jornada del Paraná, la misma tiene en este trabajo, el primero de carácter orgánico dedicado exclusivamente al tema.
La Vuelta de Obligado ha sido llamada la Batalla de la Soberanía, calificativo que recoge justicieramente el autor.
Con enorme inferioridad los argentinos demostraron, según palabras del General San Martín dirigidas a Guido, que “NO SON EMPANADAS QUE SE COMEN SIN MÁS TRABAJO QUE ABRIR LA BOCA”.
Los tratados Southern - Arana y Arana - Le Prédour, firmados con Inglaterra y Francia respectivamente y que sellaron el final del conflicto, constituyen notables triunfos del derecho nacional y un ejemplo que no debemos olvidar.

Buenos Aires, agosto de 1970.

Héctor Solanas Pacheco
General de División (R. E.)

Nota del autor

Este trabajo ha sido llevado a cabo con pasión. Cumple a nuestra lealtad con el lector, confesarlo. Se sigue de allí, que no está exento de subjetividad. Nada en que participe el hombre, donde ponga algo de sí mismo, deja de tener un determinado sello personal. Sostener lo contrario es, en el mejor de los casos, una afirmación errónea.
Sin embargo, cuando priva la documentación fehaciente, cuando los hechos se fundamentan con pruebas concretas, testimonios intergiversables y contundentes, fuerza es reconocer que el margen para la opinión y el sentimiento queda constreñido a una ínfima posibilidad. Ergo, sólo puede afectar a lo contingente, lo formal, la circunstancia. Adjetivo más, adjetivo menos.
El cúmulo de documentos, la confrontación y evaluación de los mismos, constituyen los únicos elementos valederos para el análisis del acontecimiento que se estudia. Y para extraer a la postre las conclusiones correctas.
Hemos abordado aquí un tema histórico. Aclaremos entonces que el sentimiento a que hicimos alusión al comienzo, es la más legítima pasión argentina. Si es cierto —como se ha dicho— que nadie puede sentirse extraño respecto a lo que suceda con el más remoto de sus semejantes, porque “ningún hombre es una isla”, tanto más vale el argumento para cualquier argentino, referido a la historia nacional: no se concibe la indiferencia.
La batalla de Obligado constituye un hecho glorioso con el que América —no sólo la Argentina— advierte a una Europa expansiva e imperialista que no aceptará la coyunda. El 20 de noviembre es uno de los grandes fastos de la argentinidad, aunque oficialmente todavía no se lo celebra. Para acelerar la hora en que la mayoría de los compatriotas, en posesión de la verdad, experimenten el orgullo de lo mejor de nuestro pasado, hemos afrontado la grata tarea de divulgarlo. Sin pretensiones de originalidades —que en esta materia carecen de sentido— hemos sumado nuestro muy modesto aporte personal al nutrido material que nos brindan verdaderos pioneros de la historia nativa.
Se ofrece al lector un coherente panorama de la época, los antecedentes inmediatos del intervencionismo, el hecho en sí, y sus consecuencias para el desenvolvimiento de las naciones americanas. Asimismo, el papel que le cupo a los principales actores de aquellos sucesos. Las conclusiones finales quedan, como debe ser, por cuenta del lector. A él nos remitimos.

F. H. U.