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El informe Leuchter

El fin de un mito. Reporte científico sobre las Cámaras de Gas

Fred Leuchter

El informe Leuchter – El fin de un mito. Reporte científico sobre las Cámaras de Gas – Fred Leuchter

164 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2021
, Argentina
tapa: blanda
 Precio para Argentina: 780 pesos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando la asociación por la memoria del holocausto de Canadá llevó a juicio a Ernst Zündel por “difundir falsedades sobre el genocidio” seguramente no pensó el juicio iba a sacar a la luz tanta memoria. Ellos sólo se quejaban de que se niegue un “hecho indiscutible”.
Pero la defensa de Zündel, segura de lo afirmado por su cliente, tuvo una idea realmente genial y extraordinaria: contratar como perito a los máximos especialistas de USA en cámaras de gas para ejecuciones. Se trataba de la firma de ingeniería FRED A. LEUCHTER ASSOCIATES, procurando además todas las medidas de seguridad y objetividad de parte de los investigadores. Fred A. Leuchter Jr. es quien construye y mantiene las cámaras de gas en las penitenciarías de EE.UU. y algunas de Canadá. Él, además, es el experto máximo que hay en el mundo sobre cámaras de gas y manipulación técnica de gases venenosos para ejecuciones, dados sus años de experiencia y desarrollo técnico. Ni en el menos objetivo de los razonamientos hubiese podido tildarse a este honorable ciudadano de “neo-nazi”, ni siquiera de “pro-Revisionista”, pues era absolutamente imparcial ante el tema hasta aquel entonces.
Así, Mr. Leuchter viajó a Polonia con un equipo de especialistas y visitó los llamados “Campos de Exterminio” de Auschwitz, Birkenau y Madjanek, en los que habrían sido gaseados 4 millones, 1 millón y 200.000 judíos respectivamente, según Simon Wiesenthal, cifras aceptadas como reales por los historiadores. Allí, levantó planos de terreno midiéndolos personalmente y tomó muestras del piso, paredes y techo de las supuestas cámaras de gas y hornos crematorios, así como de una sala de desinfección. Su investigación en terreno fue desarrollada durante cerca de una semana y con las más absoluta objetividad y metodología científica, propia de su formación práctica en asuntos de ingeniería. La metodología aplicada fue presentada en forma oportuna y descrita detalladamente en sus reportes.
Los resultados fueron apabullantes, pues, contrariamente a la historiografía, la química es una ciencia exacta. Según el informe de Leuchter: en las pruebas sobre piedras de los edificios de despioje, donde se utilizaba el mortal Zyklon B para la desinfección de vestimenta, los laboratorios encontraron considerables restos de Cyanid. Pero, en las llamadas internacionalmente “cámaras de gas” por los “expertos del holocausto”, no se detectó ningún resto valorable.
Además, el experto en cámaras de gas explica claramente que dichos edificios, tanto por su forma como por su construcción, de ningún modo podían utilizarse como cámara de gas para el exterminio de hombres.
Pocas veces en la historia se presenta la oportunidad de leer un documento que tiene el potencial de destrozar un mito histórico ya convertido en leyenda. El Informe Leuchter es uno de aquellos documentos raros y preciosos.
David Irving, el distinguido historiador británico, ha denominado al Informe Leuchter como un documento “destrozador”, el cual fue elemental para reforzar sus convicciones de que toda la mitología del Holocausto está ahora expuesta a la duda. Este constituye un documento que los historiadores del “Holocausto” pueden ignorar solamente so pena de perder su reputación como académicos y/o científicos objetivos.
La presente edición se encuentra enriquecida por documentos, planos, un estudio sobre Leuchter para conocer al personaje y dos conferencias posteriores del autor haciendo un resumen de la epopeya que le tocó vivir por el solo hecho de realizar una pericia científica.

 

ÍNDICE

La “Indiscreción” de Fred Leuchter7
Algunos comentarios sobre el Informe Leuchter27
Prólogo37
Comentario del editor41
Informe Leuchter53
Objetivo54
Antecedentes55
Alcance55
Resumen y dictamen56
Metodología57
Uso del HCN y del Zyklon-B como fumigantes58
Criterio sobre diseño de una instalación de fumigación61
Criterio sobre diseño de una cámara de gas para ejecuciones64
Cámaras de gas para ejecuciones en los Estados Unidos, desde 192067
Los efectos tóxicos del gas HCN70
Una breve historia de las supuestas cámaras de gas para ejecuciones alemanas70
Diseño y procedimiento en las supuestas cámaras de gas para ejecuciones73
Crematorios78
Exámenes forenses del HCN, compuestos de cianuro y los crematorios 82
Auschwitz, Krema I85
Birkenau - Kremas II, III, IV Y V88
Majdanek92
Estadísticas96
Conclusiones99
Bibliografía100
Fotografías103
Anexos
I.- Datos compilados de los certificados de los análisis105
II.- Análisis de las muestras de ladrillos y revoques106
III.- Instrucciones para el uso de ácido prúsico (Zyklon)107
IV.- Planos de Auschwitz I, Majdanek y Birkenau113
V.- Planos de Kremas I, II, III, IV y V116
VI.- Carta de Leuchter a Zündel122
VII.- Carta de recomendación de Leuchter por el Estado de Missouri124
VIII.- Carta pedido de análisis de muestras a Laboratorio126
IX.- Certificado de análisis químico de muestra127
X.- En las camaras de gas de Auschwitz128
XI.- ¿Hay vida después de la persecución?141


La “Indiscreción” de Fred Leuchter
por Joseph P. Bellinger, 2013 (1)

 

Actualmente no hay ninguna ley referida a la «negación del Holocausto” en Estados Unidos, aunque repetidamente se han hecho intentos detrás del escenario por organizaciones e individuos judíos para juzgar y castigar, por diversos medios, a los “negadores”. Cuando uno se aventura en la arena de la “negación del Holocausto”, invariablemente se producen consecuencias desagradables.
Contra aquellos cuyas opiniones y pruebas desafían las conclusiones de los historiadores predominantes, la difamación, el acoso electrónico, la pérdida de empleo, las denuncias ante los empleadores, el asesinato de la reputación y cartas envenenadas son los métodos habituales empleados por los grupos e individuos empeñados que procuran aplastar la libre expresión y el debate abierto. En algunos raros casos, se ha usado abierta violencia como una tentativa de sacar de circulación a los «negadores».
Por ejemplo, el 4 de Julio de 1984, incendiarios prendieron fuego al depósito del Instituto para la Revisión Histórica (IHR), lo que resultó en un daño de aproximadamente 400.000 dólares. Los incendiarios sospechosos eran antiguos miembros de la Liga de Defensa Judía (JDL), cuyo líder en ese entonces, Irv Rubin, fue detenido más tarde y acusado de conspiración para bombardear una mezquita de Los Ángeles en Diciembre de 2001. Rubin, de 56 años, y su socio, Earl Kugel, de 59, fueron detenidos posteriormente y citados ante un tribunal bajo acusación de conspiración para bombardear propiedad privada y del Gobierno. En Noviembre de 2002, Rubin, de quien se dijo que estaba desesperado y aterrorizado por la perspectiva de un inminente juicio, supuestamente se suicidó cortando su propia garganta y cayendo a plomo desde un balcón a 6 metros de altura en la cárcel del condado de Los Ángeles. Su cómplice, Earl Kugel, se declaró culpable y fue condenado a veinte años en una prisión federal, donde él posteriormente fue asesinado por otro presidiario.
Los revisionistas en Estados Unidos y Canadá de hecho han sido sometidos a una multiplicidad de inescrupulosas estratagemas diseñadas para desalentarlos de publicar o diseminar sus creencias y llevarlos al desprecio público. Aunque hasta ahora no se ha formado ningún comité en la Cámara baja o en el Senado para abordar el asunto de la «negación del Holocausto”, el acoso a los revisionistas trae a la mente una desagradable forma de intolerancia usualmente asociada con la Era McCarthy, cuando los comunistas puestos en la lista negra y los simpatizantes comunistas eran sujeto de investigaciones por parte del Senado y la Casa de Representantes públicamente ventiladas.
Quizás el ejemplo más pronunciado de tales tácticas de presión en EE.UU. es el caso de Fred Leuchter, cuya vida personal y carrera profesional fueron arruinadas a consecuencia de su decisivo examen forense de Auschwitz y Majdanek en Febrero de 1988.
La ordalía de Leuchter comenzó en Enero de 1988, cuando él fue contactado por miembros del equipo de la defensa de Ernst Zündel. En un esfuerzo para preparar la mejor defensa posible para Zündel, quien había sido acusado de diseminar “noticias falsas” en Canadá, Robert Faurisson razonó que el lugar más obvio para buscar a un testigo calificado acerca del funcionamiento de cámaras de gas homicidas sería Estados Unidos, donde los criminales condenados eran todavía sometidos en varios Estados a la ejecución en cámaras de gas.
Los abogados de Zündel a partir de entonces se pusieron en contacto con diversos funcionarios de prisiones en Estados Unidos con la esperanza de contar con el testimonio de un experto sobre el funcionamiento de cámaras de gas homicidas. William M. Armontrout, alcaide de la Penitenciaría del Estado de Missouri, contestó a la carta indagatoria de ellos el 13 de Enero de 1988, recomendando a Fred A. Leuchter como el experto más calificado en ese campo. En esa carta, Armontrout declaró:
“Tengo considerable conocimiento en aquella área; sin embargo, sugiero que usted se ponga en contacto con el señor Fred A. Leuchter. (...) El señor Leuchter es un ingeniero especializado en cámaras de gas y ejecuciones. Él está bien versado en todas las áreas y es el único asesor en Estados Unidos que conozco”.
Los abogados de Zündel confirmaron el hecho de que Leuchter había trabajado como asesor en la fabricación y uso de equipos de ejecución durante un periodo de nueve años, y que era el único experto calificado en ese campo en Estados Unidos.
Cuando más tarde se le pidió explicar por qué él decidió hacerse cargo de lo que se le pedía, Leuchter declaró:
“Declaré en Canadá por dos motivos: Primero, dicho proceso judicial era una cuestión de libertad de expresión y libertad de creencia. Como un estadounidense, uno que apoya la Declaración de Derechos [Bill of Rights], creo que el señor Zündel tiene el derecho de creer y decir lo que quiera. Yo tengo ese derecho en Estados Unidos. En segundo lugar, el señor Zündel no estaba siendo procesado por un delito de menor cuantía. Éste era un crimen principal. Él podría haber afrontado hasta 25 años en prisión por imprimir un documento que declaraba que no hubo ninguna cámara de gas en Auschwitz. Creo que cualquier hombre, no importa lo que él haya hecho, tiene derecho a un proceso justo y a la mejor defensa posible que él pueda reunir. Yo, lamentablemente, era el único experto en el mundo que podía proporcionar aquella defensa. No había nadie más”.
A pesar de las malévolas afirmaciones de sus detractores, las credenciales profesionales de Fred Leuchter eran impecables, y sus conocimientos fueron repetidamente confirmados por fuentes respetables como The Atlantic Monthly (Febrero de 1990), que se refirió a Fred Leuchter como
“el ùnico proveedor comercial de la nación de equipamiento para ejecuciones... Un ingeniero entrenado y capacitado, él es versado en todos los tipos de equipamiento para ejecuciones. Él hace máquinas de inyección letal, cámaras de gas, y horcas, así como sistemas de electrocución...”.
Un artículo de cinco páginas en el New York Times (el 13 de Octubre de 1990), describió a Leuchter como “el principal consejero nacional en el tema de la pena de muerte”.
En su libro America’s Capital Punishment Industry (La Industria de la Pena de Muerte de Estados Unidos), el director de cine y escritor Stephen Trombley confirma el hecho de que Fred Leuchter es
“El más importante proveedor en EE.UU. de instrumental de ejecución. Sus productos incluyen sillas eléctricas, cámaras de gas, horcas, y máquinas de inyección letal. Él ofrece el diseño, la construcción, la instalación, el entrenamiento del personal y el mantenimiento”.
De hecho, Fred Leuchter también había diseñado y construído el primer sextante electrónico, y había desarrollado un codificador óptico de sector de tambor (optical drum sector encoder), único, compacto y barato, para su uso en instrumentos de inspección y medición. Él diseñó y trabajó en astro-rastreadores utilizados en los sistemas de teledirección a bordo de ICBMs (misiles balísticos intercontinentales), y estaba entrenado en la lectura e interpretación de fotografías aéreas. Leuchter también tenía una licencia de investigación médica tanto de gobiernos estatales como del federal, y había suministrado los fármacos necesarios para su uso en programas de apoyo de las ejecuciones.
A pesar de sus logros, o quizás debido a ellos, Leuchter fue puesto en la mira para la difamación pública, estigmatizado, expulsado de su casa, despojado de su propiedad y negado su derecho fundamental a la “vida, libertad y búsqueda de la felicidad”. De hecho, ningún estadounidense en la memoria reciente ha sido tan vilipendiado como Fred Leuchter, simplemente debido a que, tras completar su investigación de las presuntas cámaras de gas en Auschwitz, concluyó que las instalaciones probablemente no podían haber sido usadas como cámaras de gas homicidas.
Leuchter presentó muestras tomadas de las supuestas cámaras de gas de Auschwitz, Birkenau y Majdanek a Alpha Analytical Laboratories, un importante laboratorio forense de Massachusetts a fin de examinarlas en búsqueda de residuos de cianuro. Las muestras fueron analizadas para determinar el contenido total de hierro y de cianuro. Cada muestra recibió un número de identificación. Los resultados de las pruebas fueron alarmantes, ya que ellos revelaron poca o ninguna presencia real de compuestos de cianuro en la mayor parte de las muestras presentadas.
Después de recibir los resultados de la prueba, Leuchter preparó una monografía, conocida a partir de entonces como el Informe Leuchter, que combinaba su conocimiento personal de las instalaciones de cámara de gas y su funcionamiento en Estados Unidos, con la información que él había recolectado tras su inspección local de Auschwitz, Birkenau y Majdanek.
En la opinión profesional de Leuchter, las instalaciones supuestamente usadas para gasear a más de un millón de personas en Auschwitz, eran toscas, ineficaces, rudimentarias e inseguras.
Las conclusiones de Leuchter fueron confirmadas más tarde por diversos investigadores independientes, como el ingeniero profesional Walter Lüftl de Austria, y Germar Rudolf, antes asociado con el prestigioso Instituto Max Planck de Alemania.
El doctor William B. Lindsey, un químico estadounidense jubilado que había sido empleado durante 33 años por la DuPont Corporation, realmente anticipó el testimonio de Leuchter en el primer proceso judicial de Zündel en 1985. Basado en su propia investigación del sitio en Auschwitz, Lindsey declaró bajo juramento:
“He llegado a la conclusión de que nadie fue voluntariamente o a propósito muerto con Zyklon-B de esa manera. Lo considero absolutamente imposible».
Un posterior examen conducido por el Instituto Forense de Cracovia a petición del Museo Principal de Auschwitz y llevado a cabo en Septiembre de 1990, llegó a conclusiones paralelas a las contenidas en el Informe Leuchter. Este hecho es especialmente pertinente ya que su informe fue aparentemente emprendido para refutar las conclusiones de Leuchter.
Con el juicio a Zündel detrás de él, el primer pensamiento de Leuchter fue retornar a su profesión normal y seguir con sus negocios como de costumbre. Sin que Leuchter lo supiera, su vida iba a ser cambiada para siempre. La “indiscreción” de Leuchter había puesto en movimiento poderosas fuerzas determinadas a desacreditar no sólo sus conclusiones en cuanto a Auschwitz, sino a desacreditar al hombre mismo y a arruinar su vida.
Fred Leuchter más tarde comentó:
«Como yo era algo ingenuo entonces, no estaba consciente de que por testificar yo estaba ofendiendo a la comunidad judía mundial organizada. Proporcionando la prueba final y definitiva de que no hubo ninguna ejecución en cámaras de gas utilizadas para objetivos genocidas por los alemanes en esos campos del tiempo de la guerra, establecí el hecho simple de que la historia del “Holocausto” no es verdadera. Lo que yo no sabía era que cualquiera que expresara tales creencias es culpable de un crimen capital: el de pensar y decir la verdad indecible sobre la mayor mentira de nuestra época.
«Yo tendría que pagar por ese crimen. Mientras inocentemente dije la verdad en Toronto, se hicieron planes, y posteriormente fueron puestos en práctica, para un importante esfuerzo para destruírme. Si yo pudiera ser destruído y desacreditado —ése era el razonamiento— nadie aceptaría mis conclusiones profesionales, no importa cuán verídicas fueran».
Las aprehensiones de Leuchter con el tiempo resultaron ser bien fundadas. A medida que lentamente surgían detalles de estas maquinaciones entre bastidores, Leuchter descubrió que:
«Un complot insidioso estaba siendo instigado por varios grupos judíos, principalmente la organización “Sobrevivientes del Holocausto y Amigos en Búsqueda de Justicia” [Holocaust Survivors and Friends in Pursuit of Justice], encabezada por Shelly Shapiro y con sede en Latham, Nueva York, y su organización madre, la Fundación Beate Klarsfeld, encabezada por Beate Klarsfeld y con sede en París. Además se les unió la Liga Anti-Difamación del B’nai B’rith, formando una Trinidad más bien impía y anti-estadounidense».
La Fundación Klarsfeld solicitó los talentos del farmacéutico francés Jean-Claude Pressac, en una tentativa de contradecir la información contenida en el Informe Leuchter. Dicha Fundación proporcionó financiamiento y abrió todas las puertas necesarias para ayudar y apoyar la tarea de Pressac, puertas que están rutinariamente cerradas para los investigadores revisionistas.
Para su completa consternación, Leuchter descubrió una red de engaño y subversión que estaba orientada a destruír permanentemente su vida y su carrera. Los métodos usados por los detractores de Leuchter eran quíntuples:
1— Amenazas políticas a los funcionarios de prisiones con quienes Leuchter tenía negocios.
2— Difamación por contactos privados y en la televisión y los periódicos.
3— Trabajo entre bastidores para impulsar una legislación para impedir que Leuchter practicara su profesión.
4— Incitación para procesar a Leuchter por intentar practicar su profesión.
5— Diseminación de maliciosos chismes, difamaciones y asesinato de la reputación, tanto abiertamente como en privado.
En algún momento a finales de 1988 las organizaciones judías comenzaron a ponerse en contacto con funcionarios de prisiones y otros funcionarios del Departamento de Correccionales en Estados donde la pena de muerte todavía era ordenada por la ley. Su objetivo era sacar a Leuchter del negocio y desprestigiar su reputación. Amenazas veladas de naturaleza política fueron hechas a funcionarios de prisiones si ellos imprudentemente optaban por firmar un contrato comercial con Leuchter en el futuro.
Leuchter describió esos bien orquestados intentos de destruírlo como sigue:
«He sido vilipendiado tanto en privado como en público en todas las formas en los medios de comunicación. Mis clientes han sido embaucados y amenazados para que no hagan tratos conmigo. Oficiales de policía de alto nivel, actuando por motivos personales, han mentido sobre mí y han impedido a los clientes tratar conmigo. Mi persona y reputación han sido profanadas por mentiras e insinuaciones. Mi familia y yo hemos sido repetidamente amenazados».
«Detrás de esta campaña para castigarme y suprimir la verdad acerca de las cámaras de gas, han estado diversas organizaciones judías, que han jurado públicamente hacerme callar destruyendo mi capacidad de ganarme la vida».
«Fui acusado de ejercer como ingeniero sin tener una licencia. De hecho, no se requiere una licencia en Massachusetts, o en ningún otro Estado, a menos que el ingeniero esté implicado en la construcción de edificios, y acredite el cumplimiento de las especificaciones. Hay también una exención estatutaria para ingenieros que no tratan con el público general... Debido a la exitosa conspiración de esos grupos judíos, estoy completamente fuera del negocio, incapaz de encontrar trabajo para alimentar a mi familia. A pesar de todo, sin embargo, estoy todavía aquí, y todavía estoy diciendo la verdad. Además, tengo la intención de seguir diciendo la verdad. Si la comunidad judía organizada quiere frenarme, tendrá que esforzarse mucho más duro”.
Leuchter intentó llevar a cabo sus negocios como de costumbre, pero notó una definitiva disminución en nuevos contratos. En 1990 Leuchter fue contactado por un escritor que trabajaba para la revista Atlantic. El reportero le pidió a Leuchter información con respecto al equipamiento para ejecuciones en Estados Unidos y solicitó esfuerzos de Leuchter para hacer que las ejecuciones fueran más humanas sustituyendo el equipo anticuado por equipo moderno. Ninguna mención fue hecha en el momento del proceso de Zündel o en el momento del Informe Leuchter, pero poco después de que el artículo fuera publicado, comenzaron a surgir furiosas quejas, principalmente de la comunidad judía.
A consecuencia de ese artículo, a Leuchter se le pidió aparecer en el horario estelar en directo en ABC News. En el momento de la entrevista, Leuchter fue informado por el personal de ABC News que los funcionarios de prisiones en los lugares donde la entrevista había sido grabada habían sido contactados y amenazados con consecuencias políticas si se permitía que la entrevista siguiera.
Dentro de poco a partir de entonces, ABC News recibió amenazas similares, pero para su crédito, ellos rechazaron echarse atrás, e incluso fueron tan lejos como a informar a Leuchter que esos grupos estaban determinados a interferir con su modo de vida como ingeniero.
La campaña de difamación tuvo su efecto cuando crecientes cantidades de funcionarios de prisiones rechazaron hacer negocios con Leuchter. Los funcionarios de prisiones ya no contestaban sus llamadas telefónicas, y los viejos amigos se hicieron inquietantemente silenciosos cada vez que se planteaba el asunto de llevar a cabo negocios anteriores como de costumbre.
Hubo repercusiones internacionales también.
Cuando Leuchter intentó hablar en reuniones públicas en Alemania y Gran Bretaña, él fue detenido y arrestado. Mantenido bajo “detención investigativa” en Alemania durante varias semanas, él y su esposa también fueron acosados y detenidos en Gran Bretaña, en un intento de privarlo de su derecho a expresar su opinión con relación a las cámaras de gas homicidas en Auschwitz y Birkenau.
Incapaz de aguantar la humillación pública y la mala fama por más tiempo, la esposa de Leuchter, Carolyn, deprimida y enferma, posteriormente solicitó el divorcio y lo abandonó.
Para consternación completa de Leuchter, él descubrió que había sido introducida una legislación que estaba expresamente diseñada para sacarlo a él del negocio para siempre en el Estado de Massachusetts. El individuo primario responsable de la legislación, Eric Redock, apareció en televisión como un representante de Amnistía Internacional, y usó la ocasión para lanzar un ataque sobre Fred Leuchter, admitiendo que era su intención, así como la de aquellos a quienes él representaba, “sacar a Fred Leuchter del negocio”.
En quizás el acontecimiento más engañoso relacionado con este sórdido asunto, Leuchter fue invitado a aparecer en el Canal 2 de Boston, aparentemente para “hablar del inadecuado equipamiento de ejecuciones en uso a través de Estados Unidos”. Completamente engatusado, Leuchter consintió en aparecer en el programa, habiendo sido llevado a creer que la petición era legítima e inofensiva, sólo para ser encarado en el aire en el último momento con Shelly Shapiro y Beate Klarsfeld, quienes procedieron a difamar al señor Leuchter como un “nazi”. A Leuchter no se le dio ninguna oportunidad para contestar a sus detractores.
Poco después de ese episodio televisado, Leuchter fue contactado por el Consejo de Ingeniería del Estado de Massachusetts después de una queja formal entablada por la organización Sobrevivientes del Holocausto y Amigos en Búsqueda de Justicia, de Shelly Shapiro. Los detalles de la queja le fueron ocultados a Leuchter hasta que el asunto fue resuelto en el tribunal, pero el Consejo añadió siniestramente que Leuchter tendría que dejar de practicar su profesión en el Estado de Massachusetts o enfrentar acusaciones por criminalidad.
Leuchter apareció en el tribunal e intentó que la queja fuese desestimada como prosecución maliciosa, pero cuando el actuario recibió el comentario de que la queja había sido presentada por la organización Sobrevivientes del Holocausto y Amigos de la Justicia, el asunto fue entregado a un juez. Finalmente, Leuchter fue legalmente proscrito de practicar nunca más su profesión en el Estado de Massachusetts, donde él reside.
Mientras tanto, Leuchter siguió sufriendo una pérdida devastadora de negocios a través de todo Estados Unidos, ya que los contratos fueron cancelados bajo diversos pretextos.
Ed Carnes, ex-ayudante del ministro de Justicia para el Estado de Alabama, generó un memorándum que él envió a todos los Estados que aplicaban la pena de muerte, advirtiéndoles que Leuchter era peligroso y que no deberían hacerse tratos con él porque él mantenía opiniones “no-ortodoxas” con respecto a las ejecuciones. Carnes retrató a Leuchter como un estafador avaro. Puesto que las opiniones de Leuchter con respecto a las ejecuciones en Estados Unidos eran ampliamente conocidas como humanas, parece razonable sugerir que Carnes sólo pudo haber estado aludiendo a las opiniones “poco ortodoxas” de Leuchter en cuanto a las presuntas ejecuciones en Auschwitz-Birkenau.
En Illinois, el Representante Ellis Levin (Demócrata, de Chicago), afirmó que permitir que Leuchter siguiera trabajando para el Estado “sería una afrenta para la comunidad judía”. El señor Levin dejó de explicar la correlación entre la comunidad judía y la ejecución de criminales condenados en Estados Unidos, o cómo la reconocida experiencia de Leuchter en ese campo debería afectar negativamente a la comunidad judía. De hecho, Leuchter más tarde postuló que la interferencia de ellos en el derecho de él de practicar su profesión provocó que varias ejecuciones se viesen arruinadas debido a la maquinaria de ejecución anticuada.
El periódico Chicago Sun-Times intervino en la creciente crítica dirigida al señor Leuchter, y comentó que “el Estado [de Illinois] cortó sus lazos con él por sus declaraciones de que las cámaras de gas nacionalsocialistas, incluyendo las de Auschwitz, no pudieron haber sido usadas para ejecutar a judíos”.
Chi niente sa, di niente dubita [Quien no sabe nada, no duda de nada].
Ellos también dejaron de proporcionar una explicación convincente en cuanto a por qué las conclusiones publicadas de Leuchter con respecto a Auschwitz eran erróneas o de alguna manera lo descalificaban para practicar su profesión en Estados Unidos.
El consenso general de los medios de comunicación parecía ser: No importa si el Informe Leuchter es exacto; él lo escribió, y por lo tanto él debe ser castigado.
Tales reacciones ante el Informe Leuchter enfatizan la naturaleza irracional del ataque sobre su autor. En vez de enfocar la atención sobre la evidencia tecnológica y científica contenidas en el informe, los críticos hostiles exigieron su libra de carne [alusión a El Mercader de Venecia, de Shakespeare], como si fuera mejor que ningún judío en absoluto hubiera sobrevivido al “Holocausto”, evidenciando un deseo incomprensible de buscar o perpetuar una creencia de que millones perecieron incluso si ellos no perecieron.
Acentuando su papel en la ruina de la carrera de Leuchter, la Fundación Klarsfeld y la organización Sobrevivientes del Holocausto y Amigos en Búsqueda de Justicia posteriormente publicaron en 1990 un libro titulado Truth Prevails: Demolishing Holocaust Denial: The End of the Leuchter Report (La Verdad Prevalece: Demoliendo la Negación del Holocausto: El Final del Informe Leuchter).
El título era pretencioso y absurdo, y gastaba demasiada energía en intentar desacreditar personalmente, por medio de la difamación, al hombre responsable de escribir dicho Informe. Beate Klarsfeld, en su auto-proclamado papel como Censor deputatus [censor delegado, cargo católico de la censura de libros], quizás resumió mejor la intención que impulsaba a dicha publicación cuando ella comentó que Leuchter “tiene que entender que al negar el Holocausto, él no puede permanecer impune”.
Leuchter Se Convierte en el “Señor Muerte”
En 1998 Fred Leuchter fue contactado por el director de cine Errol Morris, quien expresó su interés en filmar su historia, permitiendo a Leuchter una oportunidad para responder a sus detractores, lo cual él hizo en los términos siguientes:
“Por supuesto no soy un anti-judío. Tengo muchos amigos que son judíos. He perdido amigos judíos también, debido a lo que ha pasado. No tengo ningún rencor contra ningún judío en ningún lugar, ni en Estados Unidos ni en el extranjero. Sí guardo mucho rencor contra aquella gente que ha ido tras mi persona, aquella gente que me ha perseguido y me ha procesado, pero eso no tiene nada que ver con que ellos sean judíos. Esto sólo tiene que ver con el hecho de que ellos han estado interfiriendo con mi derecho a vivir, pensar, respirar y ganarme la vida... Ellos han expresado su indiscutida intención de destruírme simplemente porque testifiqué en Canadá, no porque yo tenga alguna otra afiliación con alguna organización anti-judía, no porque yo me haya afiliado a alguna organización nazi o neo-nazi”.
Cuando Morris le pregunta a Leuchter, hacia el final de la película [documental de 1999 titulado “Mr. Death. The Rise and Fall of Fred A. Leuchter Jr.”], “¿Ha pensado alguna vez que usted podría estar equivocado, o piensa usted que pudo haber cometido un error?”, Leuchter contesta:
“No, ya pasé por eso. Cuando yo intenté ver si aquellas instalaciones podrían haber sido instalaciones de ejecución por gas y fui incapaz de ello, tomé una decisión en aquel punto, de que no me equivoqué. Y quizás por eso lo hice. Al menos eso aclaró mi mente, de modo que sé que no dejé ninguna piedra sin remover. Hice todo lo posible para corroborar y demostrar la existencia de las cámaras de gas, pero fui incapaz”.
Morris fue acusado más tarde de reeditar la película después de que ella recibió críticas positivas en el Sundance Film Festival. En una reseña de la película, Greg Raven del Instituto para la Revisión Histórica (IHR), escribió:
«Leuchter aparece en la película tan directo y honesto como él lo es en la vida real. Por consiguiente, algunos espectadores de las versiones anteriores presentadas en el Festival Sundance, el Festival de Cine de Toronto y en la Universidad de Harvard, comenzaron a cuestionar las historias de exterminio del “Holocausto” que les habían sido contadas, mientras que otros sospechaban que Morris mismo podría haber sido convertido al revisionismo del “Holocausto”. A último momento, Morris reeditó la película en un esfuerzo para enfatizar su punto de vista anti-revisionista. Difamación aparte, permanece la pregunta en cuanto a si las conclusiones de Leuchter relativas a las presuntas cámaras de gas nacionalsocialistas en Auschwitz y Birkenau son correctas o no».
En una crítica concisa de la película de Morris, Robert Faurisson comentó:
“Fred Leuchter es descrito en palabras como una especie de técnico de la muerte administrada de cuatro modos: electrocución, ejecución en la horca, inyección letal y gaseamiento. Pero mientras Morris tiene cuidado para ilustrar los tres primeros métodos de ejecución con numerosas imágenes, él evita cuidadosamente mostrar siquiera una sola imagen de una cámara de gas de alguna penitenciaría estadounidense. Y él tiene razón para hacer aquello, ya que la mera representación de la imponente puerta de tal cámara sería... suficiente para permitir que el espectador atento comprendiera que llevar a la muerte a un hombre por gaseamiento con ácido cianhídrico [o cianuro de hidrógeno] es algo que requiere extensas medidas de seguridad y una técnica altamente sofisticada».
La campaña orquestada para destruír a Fred Leuchter fue exitosa.
Difamado, desacreditado, privado de sus medios de subsistencia, con su matrimonio en caos, el hombre que fue reconocido como el principal experto estadounidense en el diseño y el funcionamiento de las cámaras de gas y el instrumental de ejecución usado en Estados Unidos; el hombre confirmado por el alcaide de la Penitenciaría del Estado de Missouri, que declaró bajo juramento que él había consultado con Leuchter para el diseño, mantenimiento y funcionamiento de la cámara de gas de Missouri; el hombre quien, según su entender, era “el único de tales asesores en Estados Unidos”... ahora trabaja como un conductor de autobús.
Doblado, pero no roto, Fred Leuchter sigue de manera optimista estando confiado en que el Informe Leuchter resistirá el paso del tiempo y que la verdad finalmente prevalecerá. En palabras de Fred Leuchter,
«He sido vilipendiado por los custodios del dogma del “Holocausto” cuya táctica desesperada demuestra el fracaso de sus argumentos. Mis medios de subsistencia han sido destruídos, mi reputación ha sido impugnada y mi vida puesta patas arriba. Pero no doblaré mi rodilla. No ahora, no mañana, nunca. El tiempo y la razón justificarán el Informe Leuchter».

 

(1) Traducido por Editorial Streicher
http://editorial-streicher.blogspot.com/2015/10/sobre-el-ingeniero-fred-leuchter.html

Prólogo

 

Contrariamente a la historiografía, la química es una ciencia exacta. Historiadores pasados de moda de la historia actual conformaron hasta ahora, generalmente con inacabables y aprendidos debates sobre significados e interpretaciones. Los más perezosos entre ellos se empeñaron en desarrollar un oscuro arte el de leer entre líneas. Todo esto servía para sustituir el fatigoso trabajo esclarecedor de documentos, en los archivos relacionados con la Segunda Guerra Mundial. Documentos que súbitamente están a disposición en una cantidad que abochorna.
En los últimos tiempos, sin embargo los más audaces entre ellos se han acercado a los instrumentos de la ciencia jurídica criminalista. Utilizaron medios auxiliares como el análisis de carbono, los residuos de color de los gases y simples tests de antigüedad de la tinta y aportaron algo de luz sobre los difusos acontecimientos de la historia contemporánea, rompiendo así no raras veces algunos mitos del siglo XX.
A veces la opinión pública aprueba tales resultados. A menudo, por supuesto no. Un especial ejemplo de un resultado impopular, en relación con los análisis jurídico‑criminalistas, es el del sudario de Cristo en Turín. Quizás no se trata de un fraude intencionado, pero en modo alguno se aproximaba su antigüedad a lo que los sacerdotes aseguraban a miles de crédulos turistas.
No se puede pensar que la opinión publica mundial ahora ya está dispuesta a aceptar una desapasionado y profesional investigación química de las muestras de las piedras y del suelo del campo de concentración de Auschwitz.
Sin embargo, el Informe Leuchter tiene como cometido este hecho.
A nadie le gusta ser engañado, especialmente cuando están en juego grandes cantidades de dinero. El Estado de Israel ha recibido de la República Federal de Alemania, a partir del año 1949 más de 90.000 millones de marcos alemanes en forma de pagos de reparación voluntaria. Esencialmente se trata de pagos de indemnizaciones por las cámaras de gas de Auschwitz.
Sólo esta circunstancia demuestra que no es fácil deshacer este mito. Cientos de millones de hombres honrados e inteligentes han sido engañados postbélica fuertemente financiada y brillantemente efectuada.
Se trataba hasta hoy de la continuación de un plan ya elaborado anteriormente en el año 1942 por el P. W. E. (Psychological Warfare Executive, Servicio para la Dirección Psicológica de la Guerra). Ya entonces debía difundirse en todos los países participantes en la guerra la tesis de que el Gobierno del Reich mataba en cámaras de gas a millones de judíos y de otros indeseables grupos étnicos.
En agosto de 1943 el Jefe del P. W. E. informaba en escrito confidencial al gabinete inglés que, a pesar de todas las historias publicadas sobre el empleo de gases mortales no existía el más mínimo punto de apoyo sobre la existencia de tales instalaciones. El advertía en su circular que las fuentes judías a este respecto eran especialmente sospechosas.
En mi calidad de historiador tuve oportunidad de utilizar laboratorios para la identificación de documentos falsificados e investigar la autenticidad de ciertos documentos. Al final de los años sesenta pude poner en evidencia ciertos diarios del vicealmirante Canaris, que me habían sido ofrecidos a mí y también a los editores William Collins Ltd.
Resultó que la tinta utilizada para las firmas de estos diarios no existía todavía en la época de la Segunda Guerra Mundial. Fui yo también quien descubrió como falsificación los”’Diarios de Hitler” de la revista “Stern”, en el curso de una conferencia de prensa internacional celebrada en abril de 1983 en Hamburgo.
A pesar de todo ello, he de confesar que nunca se me hubiera ocurrido poner en duda los hechos de Auschwitz y sus cámaras de gas (el más sagrado relicario de la religión del siglo XX) ni someter a unas pruebas químicas sus muros y su suelo para ver si descubría en ellos vestigios de Cyanid.
Los resultados esenciales del Informe Leuchter son los siguientes: en las pruebas sobre piedras de los edificios de despioje, donde se utilizaba el mortal Zyklon B para la desinfección de vestimenta, los laboratorios encontraron considerables restos de Cyanid. Pero, en las llamadas internacionalmente “cámaras de gas” por los “expertos del holocausto”, no se detectó ningún resto valorable.
Además el experto en cámaras de gas explica claramente que dichos edificios, tanto por su forma como por su construcción, de ningún modo podían utilizarse como cámara de gas para el exterminio de hombres.
Cuando en Abril de 1988 tuve que declarar en el proceso Zündel como experto en historia contemporánea, hube de enfrentarme por primera vez con estos informes de laboratorio, que han sido demoledores sobre las cámaras de gas. No existe la menor duda en la exactitud de los resultados.
He de confesar que, personalmente, me habría gustado aplicar métodos mas severos para el examen de los materiales sacados de los edificios y suelo de Auschwitz. Pero tengo que reconocer las enormes dificultades a las que hubo de enfrentarse la comisión en un lugar que es actualmente polaco. No es fácil sacar trozos de piedras de unas estancias vacías, a espaldas de los nuevos vigilantes de los campos. Todos los trabajos han sido documentados con tomas de video actuales. Esta imágenes las he estudiado con el máximo cuidado, y prueban, sin lugar a dudas, la exactitud de los métodos de trabajo en los que esta basado el informe.
Hasta el final de este trágico siglo siempre habrá historiadores, esta distas y publicistas incorregibles que crean firmemente, o tengan otra perspectiva económica para sobrevivir que creerlo, que los nazis utilizaron cámaras de gas para matar seres humanos en Auschwitz.
Evidentemente les toca ahora a ellos, a los estudiosos inteligentes y críticos de los historia moderna, explicarme a mi por qué no se encontraron restos apreciables de Cyanid precisamente en las edificaciones en las que se practicaron esos supuestos gaseamientos, mientras que en las construcciones edificadas como casa de desinfección por los expertos de Auschwitz mundialmente conocidos, si se encontraron considerables cantidades de Cyanid. La química jurídico‑científica, lo repito, es una ciencia exacta. El balón se encuentra ahora en el terreno contrario.

David Irving

Comentario del editor

 

Pocas veces en la historia se presenta la oportunidad de leer un documento que tiene el potencial de destrozar un mito histórico ya convertido en leyenda; es decir, el “Holocausto” judío, que acusa a los alemanes de la gasificación de millones de judíos en campos de concentración en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial.
El Informe Leuchter es uno de aquellos documentos raros y preciosos. Preparado y escrito por Fred A. Leuchter, un consultor en los Estados Unidos para el diseño, la construcción y el mantenimiento de cámaras de gas para ejecución; el informe expone la metodología y los resultados de la primera investigación forense de los actuales sitios en Polonia donde las gasificaciones supuestamente habrían ocurrido. La conclusión de Leuchter, después de haber inspeccionado los sitios y analizando las muestras que tomó de las paredes y de los pisos, por su contenido total de cianuro, fue definitiva: las supuestas cámaras de gas jamás podían haber sido usadas – ahora o en aquellos tiempos – como cámara de gas para la ejecución.
David Irving, el distinguido historiador británico, ha denominado al Informe Leuchter como un documento “destrozador”, el cual fue elemental para reforzar sus convicciones de que toda la mitología del Holocausto está ahora expuesta a la duda. Este constituye un documento que los historiadores del “Holocausto” pueden ignorar solamente so pena de perder su reputación como científicos objetivos. Después del Informe Leuchter, el supuesto genocidio perpetrado por los alemanes contra los judíos, usando cámaras de gas como instrumento de matanza, no puede ser sostenido por más tiempo.
El editor se enorgullece en presentar el Informe Leuchter, a los lectores imparciales y honestos.

PREFACIO

 

En enero de 1988, estando en Toronto, Canadá, participé en la defensa del señor Ernst Zündel, un germano-canadiense, quien fuera procesado por “difundir noticias falsas”, publicando: “¿Murieron, realmente, seis millones?”, un librito que desafiaba el punto de vista prevaleciente de que seis millones de judíos fueron asesinados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, mediante el uso de cámaras de gas, utilizando cianuro (gas Zyklon-B).
Ernst Zündel fue procesado, anteriormente, por el mismo asunto en 1985. El juicio duró siete meses y terminó con una sentencia y una condena de 15 meses de prisión. En enero de 1987, la Corte de Apelaciones de Notario anuló el juicio a raíz de graves errores legales y ordenó la iniciación de un nuevo juicio. Este nuevo juicio se inició el 18 de enero de 1988 y aún se sigue, al momento de escribir este informe.
Fred A. Leuchter, de 45 años de edad, es un ingeniero que vive en Boston, Massachussets, especialista en el diseño y fabricación de equipos para ejecución, utilizados en las cárceles de Estados Unidos. Uno de sus mayores proyectos ha sido el diseño de una cámara de gas para la penitenciaría estatal de Missouri, en Jefferson City.
Mis conversaciones iniciales con Fred Leuchter tuvieron lugar en Boston el 3 y 4 de febrero de 1988. Me impresionó por sus respuestas concisas a mis preguntas y por su habilidad para explicar cada detalle del proceso de gasificación. El me confirmó la naturaleza particularmente peligrosa de una ejecución con cianuro.
Las ejecuciones, con ese gas, se llevaron a cabo por primera vez en los Estados Unidos en 1924, pero hasta el día de hoy, en 1988, aún existen dificultades en la construcción de cámaras de gas para este propósito, además de problemas con las filtraciones. Por otra parte, noté que Fred Leuchter no dudaba sobre la veracidad del Holocausto.
De regreso a Canadá y después de haber informado a Ernst Zündel de mis conversaciones con Fred Leuchter, Zündel decidió solicitar a aquél un peritaje sobre las supuestas cámaras de gas en Auschwitz, Birkenau y Majdanek.
Fred A. Leuchter aceptó el encargo luego de una reunión donde además revisó fotografías de campos de concentración durante la guerra, planos de crematorios y de las supuestas cámaras de gas, documentos sobre el Zyklon-B y diapositivas tomadas de los sitios por el investigador sueco Ditlieb Felderer, en 1970.
El 25 de febrero de 1988, Fred A. Leuchter viajó a Polonia, junto con su esposa Carolyn, su dibujante, Howard Miller; el cameraman Jürgen Neumann y el traductor polaco Theodor Rudolf. Ellos regresaron el 3 de marzo , después de ocho días de permanencia en Polonia.
Posteriormente, Fred Leuchter escribió un informe de 192 páginas, incluyendo los apéndices (*). Sus conclusiones fueron claras: La evidencia de que no hubo cámaras de gas para ejecuciones en Auschwitz, Birkenau y Majdanek fue contundente y se estableció que las supuestas cámaras de gas no podrían haber sido utilizadas para ejecuciones, ni ahora ni nunca.
El 20 y 21 de abril de 1988 participó el señor Leuchter como testigo en el juicio contra Zündel en Toronto, Canadá.
Al principio contestó las preguntas que le hizo el abogado defensor de Ernst Zündel, Douglas H. Christie, asistido éste por Keltie Zubko y Bárbara Kulaszka. Leuchter encaró, luego, el interrogatorio contradictorio del fiscal de la Corona, John Pearson, quien fue asistido durante todo el juicio por otro fiscal de la Corona, por un empleado judicial y por frecuentes consultas de asesores judíos que se encontraban sentados directamente detrás de él en la sala del juzgado.
El interrogatorio tuvo lugar en presencia de un juez y de un jurado de once miembros. En la sala del juzgado la atmósfera era en extremo tensa. Me tocó estar sentado al lado de numerosos expertos revisionistas, entre ellos el Dr. William Lindsey, investigador químico jefe de la Corporación Dupont hasta su retiro en 1985. Cada uno en la sala del juzgado, independiente de sus puntos de vista personales con respecto al tópico en investigación, se estremecía, así lo creo, pues participábamos en un evento histórico. El mito de las cámaras de gas se acabó.
El día anterior, el director de la penitenciaría estatal de Missouri, Bill Armontrout, había dado testimonio explicando el procedimiento y el funcionamiento en la práctica de una cámara de gas cianuro. Para cualquiera que escuchara atentamente le quedaría claro que fue imposible ejecutar a una sola persona de esta manera y que entonces la supuesta ejecución de centenares de miles de personas por los alemanes, utilizando Ziklon-B, sería tratar de resolver el problema de la cuadratura del círculo.
Siguiendo a Fred Leuchter dio testimonio el Dr. James Roth, Ph.D. (Cornell University), gerente de Alpha Analytical Laboratorios, en Ashland, Massachussets. El Dr. Roth dio un informe sobre los análisis de las muestras tomadas de las paredes, de los techos, de los pisos y de otras estructuras interiores de las supuestas cámaras de gas de Auschwitz I y Birkenau. Los análisis revelaron que no había vestigios de cianuro en las muestras y que en algunos casos el nivel era extremadamente bajo. La única excepción se encontró en la muestra de control número 32, toma de las instalaciones de desinfección número 1 en Birkenau. Estos resultados fueron reproducidos en el gráfico del Apéndice I (*) del informe y expuestos al jurado por un proyector “overhead”. La diferencia en el cianuro detectado en las instalaciones de desinfección, por un lado, y en las supuestas cámaras de gas, por el otro fue espectacular. Los niveles de cianuro extremadamente bajos que se encontraron en algunos crematorios fueron, según mi opinión, el resultado de la desinfección de los inmuebles durante la guerra.
Creo que fui el primero en señalar que todos los estudios sobre las supuestas cámaras de gas para ejecuciones alemanas, utilizando Ziklon-B, deberían comenzar con un estudio de las cámaras de gas para ejecuciones americanas. Ya en 1977 empecé, con la ayuda de un amigo americano, Eugene C. Brugger, abogado en New York City, una investigación en esta área. Durante esas investigaciones conseguí información de seis penitenciarias americanas: Saint Quentin, en California; Jefferson City, en Missouri; Santa Fe, en New Mexico; Raleigh, en North Carolina; Baltimore, en Maryland, y Florence en Arizona. Me vi obligado a concluir, en ese entonces, que solamente un experto en la tecnología de cámaras de gas americanas podría, finalmente, determinar si las supuestas cámaras de gas para ejecuciones alemanas estaban capacitadas para tal uso como lo describe la literatura a favor del Holocausto.
Durante los siguientes años, mis artículos sobre las cámaras de gas alemanas siempre hacían referencia a las cámaras de gas americanas. Estos artículos incluyeron “El rumor sobre Auschwitz o el problema de las cámaras de gas”, publicado el 29 de diciembre de 1978, en el diario francés Le Monde, y una extensa entrevista publicada en agosto de 1979 en la revista italiana Storia Illustrata. En septiembre de 1979 visité la cámara de gas en Baltimore, Maryland, y conseguí ocho fotografías de la cámara y documentación adicional. Luego, durante una reunión sostenida en New York City, bajo la dirección de Fritz Berg, enseñé la hoja de control del procedimiento de la cámara de gas de Baltimore y discutí sus implicaciones. En 1980 publiqué en el primer número del recién creado Journal of Historical Review un artículo titulado “Los Mecanismos de la gasificación”, en el cual describí con detalles los procedimientos de las cámaras de gas en uso en los Estados Unidos. En el mismo año publiqué en Vérité historique ou vérité politique? Las ocho fotografías de la cámara de gas de Baltimore. Preparé un video titulado “El problema de la cámara de gas”, en 1982, el cual empezaba con un análisis de las cámaras de gas americanas. En 1983 redacté para el Institute for Historical Review de los Ángeles, un libro en idioma inglés sobre las controversias del Holocausto que incluyó. Por vez primera, un listado de preguntas hechas a los administradores penitenciarios y sus respuestas. El libro, sin embargo, nunca fue publicado: el 4 de julio de 1984, el Día de la Independencia Americana, los archivos del Instituto fueron destruidos por un incendio. Este fuego destruyó intencionalmente la capacidad financiera del Instituto, y una cantidad de proyectos, incluido el de mi libro, fueron abandonados.
El holocausto apareció como un asunto de enormes proporciones. Pero este “gigante”, como señaló el Dr. Arthur Butz en “la Estafa del Siglo Veinte” (The Hoax of the Twentieth Century), es un gigante con pies de barro. Para observar los pies de barro hay que visitar solamente el Campo de Concentración de Auschwitz en Polonia. Con las palabras del Dr. Wilhelm Stäglich: “ La tesis del exterminio se mantiene o cae con la alegación de Auschwitz fue una ‘factoría de muerte’ ”; y para mí todo el misterio de Auschwitz gira alrededor de los 65 metros cuadrados de la supuesta cámara de gas en Auschwitz I y de los 210 metros cuadrados de la supuesta cámara de gas de Birkenau. Estos 275 metros cuadrados tendrían que haber sido sometidos a una investigación forense inmediatamente después de la guerra por parte de los Aliados, pero una investigación de esta naturaleza no se llevó a cabo ni entonces ni después. En Polonia, el magistrado Jan Sehn ordenó algunas investigaciones forenses en Auschwitz, pero éstas no se hicieron en las supuestas cámaras de gas para ejecuciones.
Las investigaciones hechas por “Revisionistas” han demostrado que las supuestas cámaras de gas para ejecuciones no pudieron haber sido utilizadas para tal fin. Ditlieb Felderer publicó fotografías que muestran la precaria construcción de las aberturas de aireación y de las puertas que conducen hacia el interior de las cámaras de gas y la falta de manchas azul de Prusia en las paredes. Yo mismo descubrí en los archivos del Museo Estatal de Auschwitz (archivos que fueron bien guardados por los oficiales comunistas) los planos de estas supuestas cámaras de gas, y mandé publicarlos en distintos libros y artículos. Estos planos fueron, también, mostrados en la primera convención del Institute for Historical Review), en los Ángeles, en 1979, donde estuvo presente el Sr. Zündel. En realidad, estas supuestas cámaras de gas han sido salas mortuorias o, como indicaban los planos, “Leichenhalle” (sala de muertos) para Krema I (posteriormente transformado en refugio antiaéreo) y “Leichenkeller” (sótano de morgue) para Krema II.
No obstante, para obtener una confirmación científica completa de lo que el sentido común nos compelió a ver y de lo que el trabajo de investigación revisionista y las documentaciones han revelado, fue necesario buscar un especialista en cámaras de gas americano. Desesperadamente traté de encontrar a un hombre quien no sólo fuera un experto en tecnología de cámaras de gas, sino que tuviera coraje suficiente para llevar a cabo una investigación semejante en un país comunista y de publicar los resultados en el caso que éstos confirmaran las conclusiones revisionistas. Felizmente, me equivoqué.
Fred Leuchter fue el especialista. El viajó personalmente a Polonia, condujo la investigación forense, escribió su informe y dio testimonio ante la Corte canadiense en el proceso del Sr. Zündel. Al hacerlo, entró silenciosamente en la historia.
Fred Leuchter es un hombre modesto, decidido, quien, además, habla con precisión. Sin duda, sería un excelente profesor, pues tiene el verdadero don de hacer entender a la gente las dificultades de cualquier problema. Cuando le pregunté si él tendría temor por posibles consecuencias peligrosas, contestó: “un hecho es un hecho”. Después de haber leído el Informe Leuchter, David Irving, el famoso historiador británico, declaró el 22 de abril de 1988, durante su testimonio en Toronto, que aquello es un documento “aplastante”, el cual será esencial para todo futuro historiador que escriba sobre la Segunda Guerra Mundial.
Sin Ernst Zündel casi nada de todo lo que ha trascendido podría haber sido concebido. El sacrificó todo por la búsqueda de la exactitud histórica, viviendo bajo condiciones difíciles, enfrentando enemigos influyentes y poderosos. Las presiones pesan sobre él, permanentemente, siendo éstas de lo más inesperadas y, a menudo, arteras. Pero él posee una personalidad fuerte y un carisma especial, sabe cómo analizar cualquier situación dada, cómo evaluar las relaciones de fuerzas y cómo revertir la adversidad en ventaja. Es capaz de atraer y movilizar personas de elevadísima competencia desde todos los rincones del mundo. En suma, es un hombre que cala profundo, un genio que combina el sentido común con una aguda comprensión de la gente.
El podría ir, una vez más, a la prisión por sus investigaciones y sus convicciones o podría ser amenazado con la deportación. Todo esto es posible. Cualquier cosa puede ocurrir cuando existe una crisis intelectual y un realineamiento de conceptos históricos de semejantes dimensiones. Revisionismo es el gran reto intelectual del fin de este siglo. Independiente de lo que pueda ocurrir, Ernst Zündel ya es el vencedor. El es un pacifista-activista, quien consiguió esta victoria por medio del poder de la razón y de la persuasión.

Robert Faurisson
Toronto, 23 de abril de 1988

P.D.: Ernst Zündel fue declarado culpable por el Jurado, el 11 de mayo de 1988, “por difundir noticias falsas, a sabiendas, sobre el Holocausto”. Fue sentenciado a 9 meses de prisión, y se le concedió libertad bajo caución después de haber firmado una orden mordaza, prometiendo no escribir ni hablar sobre el “Holocausto” hasta el fin del procedimiento de su apelación. De este modo se juntó, pues, con Galileo.

Introducción

 

En febrero de este año (1988) se puso en contacto conmigo el Dr. Robert Faurisson por el Proceso del Sr. Ernst Zündel y me pidió considerar un encargo para investigar las supuestas cámaras de gas para ejecuciones que hicieron funcionar los nazis en Polonia, y a la vez exponer una opinión de ingeniería en cuanto a su operabilidad y eficiencia. Por otra parte, me solicitaron efectuar una evaluación forense de crematorios allí existentes. Después de una reunión con el Sr. Zündel, su abogado defensor, Dr. Douglas H. Christie, y miembros de su equipo, en cuya oportunidad se discutió el proyecto, me informaron que mi dictamen se usaría en el caso “The Queen vs. Zündel”, que se trataba, entonces, ante la Corte de Distrito de Toronto. Aceptada esta situación, se resolvió que la investigación incluyera a Auschwitz, Birkenau y Majdanek (Lublin) y todos los crematorios agregados y las supuestas cámaras de gas para ejecuciones. Yo acepté la demanda y el 25 de febrero de 1988 conduje un equipo de investigadores hacia Polonia. El grupo lo componían: mi esposa Carolyn Leuchter; Sr. Howard Miller, dibujante técnico; Sr. Jürgen Neumann, cameraman, y el Sr. Theodor Rudolf, intérprete. Regresamos el 3 de marzo de 1988, después de haber inspeccionado todas las instalaciones requeridas en Auschwitz, Birkenau y Majdanek. Este Informe y mi dictamen son el resultado de esas investigaciones llevadas a cabo en Polonia.
Objetivo
El propósito de este informe y de la investigación sobre la cual está basada es determinar si las supuestas cámaras de gas para ejecuciones y las instalaciones de crematorios en estos tres sitios en Polonia, a saber: Auschwitz, Birkenau y Majdanek, podrían haber funcionado, operacionalmente, así como están descritas en la literatura sobre el Holocausto. Para este propósito la investigación incluyó la inspección física de las instalaciones, el estudio del diseño de estas instalaciones y una descripción del procedimiento aplicado en estas instalaciones, para determinar la cantidad de gas utilizado, así como el tiempo necesario de estas operaciones (por ejemplo, tiempos de ejecución y de ventilación), el espacio físico de las cámaras en relación a la capacidad ocupacional, el procedimiento y el tiempo necesario para manejar y cremar cadáveres, con el objetivo de determinar la veracidad y la credibilidad de relatos insostenibles. Este informe no incluye la determinación de cifras sobre personas que perecieron o fueron asesinadas por otros medios que no sean el gas, o si un eventual “Holocausto” haya ocurrido. Además, no es la intención del autor el redefinir el “Holocausto” en términos históricos, sino de suministrar evidencia e información científica de los sitios actuales y exponer una opinión basada en todos los datos científicos, cuantitativos y de ingeniería al alcance, en cuanto al propósito y uso de las supuestas cámaras de gas para ejecuciones y de las instalaciones de los crematorios en los sitios investigados.
Antecedentes
El investigador principal y autor de este informe es un especialista en diseño y fabricación de “equipos” para ejecución, quien trabaja, específicamente, sobre este tema y diseño de “equipos” en los Estados Unidos, que se han utilizado en la ejecución de personas condenadas por medio de gas cianhídrico.
El investigador personalmente inspeccionó las instalaciones en Auschwitz, Birkenau y Majdanek, hizo mediciones, tomó muestras forenses, revisó literatura sobre diseño y manejo de las cámaras de gas para desinfección de la firma DEGESCH, sobre el gas Zyklon-B y material referente a procedimientos de ejecución. Muchos de los materiales revisados constituyen literatura adquirida y leída en Polonia, incluso las copias de los croquis originales de los Krema I, II, III, IV y V.
Alcance
El alcance de este informe incluye la inspección física y datos cuantitativos obtenidos en Auschwitz, Birkenau y Majdanek, literatura suministrada por oficiales en los tres (3) museos, copias heliográficas de los Kremas I, II, III, IV y V obtenidas de los museos, y material relativo a las cámaras de desinfección de DEGESCH y sus instalaciones (incluye equipamiento y metodología de uso con gas Zyklon-B), una descripción de la operación de las instalaciones en cuestión y muestras forenses tomadas en los Kremas investigados. Incluye, además, datos sobre el diseño de cámaras de gas en los Estados Unidos y procedimientos operacionales de conocimiento del propio investigador, debido a su trabajo en esa actividad, como así también una investigación de crematorios y sus procedimientos en los Estados Unidos. Todo esto ha sido utilizado para la elaboración de este informe.
Al utilizar todos estos datos, arriba mencionados, el investigador se limitó a enfocar este estudio sobre lo siguiente:
a) la capacidad de las supuestas cámaras de gas para ejecuciones, de haber sido realizado un asesinato masivo de seres humanos mediante el uso del gas Zyklon-B en Auschwitz I, y en Birkenau y con monóxido de carbono y/o gas Zyklon-B, en Majdanek;
b) la capacidad de los crematorios investigados de haber realizado la cremación de una supuesta cantidad de seres humanos en un supuesto término de tiempo.
Resumen y dictamen
Después de haber estudiado la literatura al alcance, la investigación y la evaluación de las instalaciones existentes en Auschwitz, Birkenau y Majdanek por el experto en lo referente al diseño de cámaras de gas, la investigación sobre tecnología de crematorio y la inspección a crematorios modernos, el autor no encontró evidencia alguna de que las instalaciones, es decir, las supuestas cámaras de gas para ejecuciones, hayan sido usadas como tal, y llegó, además, al resultado de que a raíz del diseño y la fabricación de estas instalaciones, las mismas no pudieron haber sido utilizadas como cámaras de gas para ejecuciones.
Asimismo, una evaluación de las instalaciones de los crematorios, muestra la evidencia terminante de que existe una contradicción entre el supuesto volumen de los cadáveres cremados y el tiempo generalmente requerido para ello. Por todo esto, y por el mayor conocimiento técnico del autor, se da constancia que ninguna de las instalaciones investigadas han sido utilizadas jamás para la ejecución de seres humanos, y que los crematorios no podían haber soportado de ninguna manera las supuestas cargas atribuidas a ellos.
Metodología
El procedimiento seguido en el estudio y en el análisis forense, que dio como resultado al presente informe, fue el siguiente:
1.- Un estudio general de antecedentes del material al alcance
2.- Una inspección in situ para la investigación forense de las instalaciones en cuestión que incluyeron la toma de datos físicos (mediciones e información de la construcción) y la toma de muestras físicas considerables (ladrillos y revoque), los cuales fueron llevados a los Estados Unidos para el análisis químico.
3.- Una consideración en base a los datos logísticos, grabados y visuales (in situ).
4.- Una compilación de los datos adquiridos.
5.- Un análisis de la información adquirida y la comparación de esta información con conocidos y probados diseños, con información logística y de procedimiento, como así también con los requerimientos actuales para el diseño, la fabricación y operación de cámaras de gas y de crematorios.
6.- Una consideración del análisis químico del material extraído in situ
7.- Conclusiones en base a la evidencia obtenida
Uso del HCN y del Zyklon-B como fumigantes
El gas de cianuro hidrogenado (HCN o ácido cianhídrico) ha sido utilizado como fumigante desde antes de la Primera Guerra Mundial. Ha sido utilizado, paralelamente, con vapor y aire caliente y, durante la Segunda Guerra Mundial, con DDT por los Estados Unidos y sus aliados.
El HCN se obtiene, normalmente, por una reacción de cianuro de sodio con ácido sulfúrico diluido. El producto de la reacción química, el HCN, se proyecta en el aire con un remanente de ácido prúsico (ácido cianhídrico). Esta reacción se efectúa, normalmente, en recipientes cerámicos.
Este procedimiento ha sido utilizado para el control de pestes y de insectos en barcos, en edificios, en cámaras y estructuras especialmente diseñadas. Se deben observar consideraciones especiales para el diseño y manejo de cámaras con el fin de asegurar a los técnicos que la usan. El cianuro hidrogenado es uno de los más poderosos y peligrosos fumigantes químicos. Edificios especialmente construidos o modificados para tal propósito han sido usados por todas las organizaciones militares y de salud en el mundo entero. El HCN ha sido utilizado ampliamente para el control de enfermedades; especialmente para combatir plagas y tifoidea; para el control de ratas, moscas y piojos. Cámaras especiales se usaron desde la Primera Guerra Mundial en Europa y en los Estados Unidos. Algunas de estas cámaras fueron usadas por el ejército alemán en Europa antes y durante la Segunda Guerra Mundial, y mucho más antes por el Servicio de Inmigración de los Estados Unidos en Ellis Island, en el puerto de New York. Muchas de estas cámaras de fumigación fueron fabricadas por DEGESCH, una empresa alemana de Frankfurt. Durante la guerra, DEGESCH supervisó la distribución de Zyklon-B. En la actualidad, DEGESCH fabrica HCN.
El Zyklon-B constituyó una preparación comercial especial que contenía ácido cianhídrico.
La denominación “Zyklon-B” fue el nombre comercial del producto. El HCN se preparaba en fábricas y se entregaba en una preparación donde el HCN era absorbido por un portador poroso, pudiendo ser de pulpa de madera o tierra de diatomea (tiza). Se le suministró en pastillas y “pellets”. El preparado era sellado, herméticamente, en latas que requerían un instrumento especial para abrirlas. De esta forma fue más seguro y más simple el manejo del HCN (Zyklon-B). Los discoides, recortes o “pellets” tenían que ser esparcidos por el piso del área que debía ser fumigada o utilizados en una cámara en la cual circulaba aire caliente con más de 78.3°F (25.7°C). Si fuera usado en edificios, barcos, carpas, o para fumigar productos, el área debería calentarse a más de 78.3°F de temperatura, el punto de ebullición del HCN. La falta de estas condiciones implicaría un tiempo mucho más prolongado para completar la fumigación. La fumigación requiere un mínimo de 24 a 48 horas.
Después de la fumigación, la ventilación del área requiere un mínimo de 10 horas, lo que depende del local (y volumen), y más tiempo aún si el edificio no tiene ventanas o tragaluces. Al área debe sometérsela, luego, a un test químico con respecto a la presencia de gas antes de entrar. Algunas veces se usan máscaras de gas pero las mismas no son seguras y no deberían ponerse por más de 10 minutos. Debe usarse un traje químico completo para prevenir la intoxicación de la piel. Cuanto más cálida esté la temperatura y más seco el ambiente, tanto más seguro y rápido se desarrolla el manejo.
La tabla I contiene las especificaciones para el gas.

TABLA I
(Especificaciones para HCN)

Nombre HCN, ácido cianhídrico o prúsico.
Punto de ebullición 25.7°C/78.3°F a 760 mm Hg.
Peso específico 0.96 a 18°C/46°F.
Densidad en vapor 0.947 (aire=1).
Punto de fusión 13.2°C/8.2°F.
Presión de vapor 750 mmHg a 25°C/77°F, 1,200 mmHg a 38°C/100°F
Solubilidad en agua 100%
Apariencia Transparente.
Color Débilmente azuloso.
Olor Almendra amarga, muy suave, no irritante (el olor no se considera un método seguro para determinar la presencia del veneno)

Riesgos:
1.- Inestable con calor, materiales alcalinos y agua.
2.- Explotará si se mezcla con 20% de ácido sulfúrico.
3.- Polimerización (descomposición) ocurre violentamente con calor, materiales alcalinos y agua. Una vez iniciada la reacción es auto catalítica e incontrolable. Explotará
4.- Punto de encendido = -18°C/0°F
5.- Temperatura de autoencendido = 538°C/1000°F
6.- Límite inflamable en el aire
Volumen %
Inferior 6.
Superior 46.

Fuente: Ácido Cianhídrico. Publicación Dupont, 7-83.

Criterio sobre diseño de una instalación de fumigación
Una instalación para fumigación en un edificio, o en una cámara, debe cumplir con los mismos requisitos básicos. Debe poseer la condición de sellado, poder calentarse y tener la capacidad de circulación y escape para el aire, debe tener, asimismo, una chimenea suficientemente alta (por lo menos 40 pies), o un incinerador para el escape, y medios para la distribución del gas en forma pareja (similar al material Zyklon-B).
Primero, si la cámara debe usarse hoy día, ella debe tener un casco soldado a prueba de presión, cubierto de una pintura inerte (epoxy), o de acero inoxidable o de plástico (PVC). Las puertas deben tener juntas de un material resistente al HCN (picado de asbesto, neopreno o teflón) Si es un edificio, debe ser de ladrillo o piedra y estar cubierto, tanto adentro como afuera, de una pintura inerte (epoxy), betún, brea o asfalto. Las puertas y ventanas deben tener juntas o estar selladas con una tela engomada o untada con betún y selladas con sellador como el neopreno o la brea. En ambos casos, el ambiente debe estar extremadamente seco. El “sellador” tiene dos objetivos: primero, prevenir mecánicamente filtraciones desde el interior; y segundo, hacer a las superficies de la instalación expuestas y porosas, impermeables a la impregnación por el gas Zyklon-B.
Segundo, la cámara o estructura debe tener un generador de gas o un sistema de distribución para el Zyklon-B, que forzaría aire caliente por sobre el Zyklon-B (el generador puede calentarse con agua, si está sellado), o hacer circular aire caliente y gas. La mezcla requerida para la fumigación es de 3200 partes por millón (ppm), o un volumen total de 0.32% de HCN. La cámara debe estar libre de obstrucciones y tener una capacidad para un flujo de aire fuerte, constante y abundante.
Tercero, la cámara o estructura debe poseer medios para evacuar mezcla de aire/gas venenosa y reemplazarla por aire fresco. Generalmente, se lo hace por medio de un dispositivo de escape y aspiración con una válvula de escape y aspiración, o una escotilla-persiana de un tamaño suficiente para permitir un normal intercambio de aire por hora. Un dispositivo de un pie cúbico por minuto (pcm), con suficiente abertura de escape y admisión, debería permitir normalmente un cambio completo de aire en 1/2 hora. Este tendría que estar funcionando, por lo menos, el doble del tiempo requerido, o sea, una o dos horas. Cuanto más grande la instalación tanto menos práctico lo es (debido al tamaño de los dispositivos para la ventilación disponibles en el mercado) y el tiempo de escape podría requerir varias horas más.
El “escape” se debe ventilar a una distancia segura, más arriba de las instalaciones donde la corriente de aire pueda dispersar el gas. Este se ubica, normalmente, a 40 pies por encima de la estructura, pero debería elevarse más si la estructura se encuentra resguardada del viento. Si se usa incinerador, la chimenea puede tener una altura de sólo algunos pies. Generalmente, resulta demasiado costosa la incineración del HCN debido al volumen de aire que debe manejarse en poco tiempo.
La temperatura de las paredes y del aire dentro de la instalación, y del aire aspirado, debe estar, por lo menos, 10 grados por encima del punto de ebullición del ácido cianhídrico (78.3°F) para prevenir una condensación del HCN sobre las paredes. Si la temperatura está por debajo de los 79°F y se produce una condensación, la instalación debe ser descontaminada con cloro o amoníaco, siendo el primero más efectivo. Esto se hace pulverizando las paredes manual o automáticamente. Si se lo hace manualmente, el personal debe llevar trajes de protección (generalmente de neopreno) y utilizar cilindros de aire, ya que las máscaras de gas son inseguras y peligrosas. El interior del edificio debe evacuarse por tiempo prolongado para permitir que los vapores del cloro neutralicen el HCN líquido en el sistema de escape. El interior del edificio debe ser lavado con agua, fregado enteramente y secado antes del próximo uso.
Adicionalmente, debe hacerse un control del aire dentro del edificio para determinar si todo el HCN ha sido removido. El control puede hacerse mediante un detector de gas o bien con el test de acetato de cobre y bencideno. En el primer caso se mezcla una solución de bencideno con una solución de acetato de cobre, con la cual se moja un papel testigo que se pone azul en tonos variados si hay existencia de HCN.
Criterio sobre diseño de una cámara de gas para ejecuciones
Muchos de los requisitos para las fumigaciones se aplican a las instalaciones para ejecuciones. Sin embargo, generalmente, estas instalaciones son más pequeñas y eficientes. El Zyklon-B no se recomienda, generalmente, en una cámara de gas para ejecuciones, debido a que lleva tiempo sacar el gas del portador inerte. Hasta ahora, el único método eficiente ha sido generar el gas in situ, a través de la reacción química del cianuro de sodio con ácido sulfúrico al 18%. Recientemente se completó un diseño para un generador de gas que se usará en una cámara de gas para dos personas en la Penitenciaría Estatal de Missouri, en Jefferson City. El autor es el consultor para el diseño de esta cámara de gas para ejecuciones.
Este generador emplea una camisa con agua calentada a electricidad, lo cual permite precalentar el HCN dentro de un cilindro a vapor. En el momento de utilizar el HCN ya está vaporizado, y se le deja entrar, mediante válvulas, a la cámara. Un sistema de explosiones de nitrógeno limpia la cañería después del uso. El tiempo total de la ejecución es menor a cuatro minutos. Se evacua todo el aire de la cámara en aproximadamente 2 minutos, la evacuación dura 15 minutos, proveyendo así unos siete cambios de aire completos.
La cámara puede ser de acero soldado o de plástico PVC. Las puertas y ventanas deberían ser de una construcción a prueba de agua de acuerdo a las normas de la Marina. La puerta debiera tener una junta selladora contra presión de un solo tirador. Todos los elementos de luz y de electricidad deben ser a prueba de explosión. La cámara contiene la cañería de distribución de gas, al generador de gas con su botella de HCN líquido, un “corazón electrónico” del equipo monitor, dos asientos para los condenados y un detector de gas con una lectura externa electrónica, hasta 10 ppm.
Debido a que la cámara contiene un gas tan letal, se opera con una presión negativa para garantizar que cualquier filtración quede adentro. La presión de la cámara se controla mediante un sistema regulador de vacío que habría de mantener la cámara a un vacío parcial de 10 libras por pulgada cuadrada (lpc) (operacional: 8 lpc más 2 lpc del HCN). La presión negativa se mantiene usando la presión ambiental exterior como indicador. Este sistema se controla electrónicamente y se hace efectivo mediante una bomba de 17.7 pcm (pie cúbico por minuto) de capacidad. Adicionalmente se coloca un presostato para poner en funcionamiento un sistema de emergencia, si la presión de la cámara alcanza 12 lpc, que son 3 lpc por encima del límite operacional.
El sistema de admisión y extracción se diseñó para un intercambio de aire cada dos minutos. El aire se suministra mediante un dispositivo de 2000 + pcm en la parte de admisión y se le extrae por la parte superior de la cámara. Las válvulas de admisión y de extracción son, ambas, del tipo cierra hacia adentro para prevenir una pérdida en el vacío y se regula electrónicamente el tiempo de apertura en intervalos, empezando con la válvula de extracción. Todo esto se evacua a través de una cañería de PVC, de 13” de diámetro y a una altura de 40 pies donde el viento dispersa los gases sin perjudicar. Para el aire de admisión sería necesario contar con la posibilidad de precalentamiento para garantizar que el HCN no se condense y, así, no impedir la evacuación.
Los detectores de gas se usan por seguridad. Primero, en la cámara donde un sistema de cierre eléctrico impide la abertura e la puerta antes de que esté segura la cámara; segundo, fuera de la cámara en los lugares para los testigos y para el personal, que pone en funcionamiento una alarma sonora y en el sistema de admisión y extracción de aire para proteger a los testigos, así como también para parar la ejecución y evacuar la cámara. El sistema de seguridad contiene, asimismo, timbres de alarma, bocinas y señales de luz.
Además hay aparatos de respiración de emergencia (tanques de aire) en el lugar de la cámara, botiquines de primeros auxilios para HCN, equipamiento médico de emergencia para HCN y un aparato de reanimación en el lugar adyacente para personal médico.
El diseño de una cámara de gas implica la consideración de muchos problemas complicados. Un error en algún lugar podría y, probablemente, habrá de causar la muerte o lesiones a testigos y a técnicos.
Cámaras de gas para ejecuciones en los Estados Unidos, desde 1920
La primera cámara de gas con fines de ejecución fue construida en Arizona en 1920. Ella consistió en una cámara hermética con puertas y ventanas con juntas, un generador de gas, un sistema eléctrico a prueba de explosión, un sistema de admisión y extracción de aire, un dispositivo para agregar amoníaco al aire de admisión y medios mecánicos para poner en acción al generador de gas y la extracción del aire. La admisión del aire consistió en una serie de válvulas, mecánicamente accionadas. Solamente el hardware cambió hasta el presente.
El generador de gas consistía en un recipiente cerámico que se llenaba con una solución de ácido sulfúrico diluido (18%) con una palanca mecánica. La cámara debía ser lavada con amoníaco después de cada ejecución, igual que al ejecutado mismo. Se usaban unos 13 a 25 gramos de cianuro de sodio y se generaba una concentración de 3200 ppm en una cámara de 600 pies cúbicos.
En los años siguientes, otros Estados adoptaron la cámara de gas de HCN como forma de ejecución y los diseños técnicos cambiaron. Eaton Metal Products diseñó, construyó y mejoró la mayor cantidad de cámaras. La mayoría tenía dos asientos y fueron equipados con un sistema de vacío para garantizar una presión negativa y filtraciones sólo hacia el interior. Todos los sistemas emplearon la técnica del generador de gas porque fue el procedimiento más eficaz y más simple a conseguir hasta fines de los años 60. Ningún sistema jamás ha sido diseñado para usar el Zyklon-B. La razón de esto es muy simple: el Zyklon-B necesita demasiado tiempo para evaporar (o gasificarse por ebullición) el HCN del portador inerte, requiere aire calentado y un sistema de control de temperatura. No solamente no se produce el gas en forma instantánea, sino que siempre existe el peligro de explosión. La mezcla total del gas se encuentra generalmente, por debajo del límite inferior de explosión (LEL) de la mezcla gas/aire del 0.32% (pues la mezcla, normalmente, no tendría que exceder los 3200 ppm), pero la concentración del gas en el generador (o como en el caso del Zyklon-B en el portador inerte) es mucho mayor y podría llegar de 90 a 99% del volumen. Esto es prácticamente, HCN puro, y está condición podría existir en cierto momento en bolsones en la cámara. La temperatura del aire ambiental o la temperatura del aire calentado debe ser considerablemente mayor y artificialmente controlada en caso de usar Zyklon-B (pues la evaporación es un proceso estrictamente físico), mientras en el generador de gas la temperatura puede ser menor y sin control, ya que la reacción química en el generador es auto catalítica, después de su inicio. Contactos y llaves eléctricos deben reducirse al mínimo, deben ser a prueba de explosión y estar ubicados fuera de la cámara. La técnica obtenida recién después de terminados los años 60 hizo posible al sistema de Missouri el convertirse en el más avanzado jamás construido, por utilizar evaporizador de gas y desarrollar un sistema para HCN líquido, con lo que se eliminaba el grave peligro de manejar y disponer ácido prúsico residual después de la ejecución.
El Zyklon-B que pareciera, superficialmente, haber sido un medio más eficiente para suministrar gas y eliminar el problema del ácido prúsico residual, no fue la solución para el problema. En realidad, el uso del Zyklon-B habría elevado el tiempo de ejecución y, por ello, prolongado el tiempo de manejo del gas letal y, también, porque al requerir un calefactor hubiera provocado el riesgo de una explosión. Una solución alternativa hubiera sido calentar el gas afuera y hacer circular la mezcla gas/aire por cañería desde el exterior de la cámara e introducirla luego a la cámara, como se hizo con los equipos de desinfección de DEGESCH, pero esto hubiera causado sólo un mayor riesgo e imponderables para los operarios. Constituye un diseño pobre y de extrema peligrosidad el permitir la presencia de gas fuera de la cámara presurizada. El equipamiento de DEGESCH se hizo con el propósito de utilizarlo al aire libre, o en un área bien ventilada, y eso sólo en presencia de personal entrenado, excluyendo toda persona no capacitada.
Los Estados de Arizona, California, Colorado, Maryland, Mississippi, Missouri, Nevada, New Mexico y North Carolina han usado gas como medio de ejecución. Pero a raíz de los peligros inherentes al manejo del gas y del mantenimiento costoso del equipamiento en uso, algunos Estados (Nevada, North Carolina, y New Mexico) legislaron a favor de la inyección letal, tanto como procedimiento único, así como también alternativa a elección. Otros Estados probablemente les seguirán. El autor ha sido consultor en los Estados de Missouri, California y North Carolina.
De todos modos, por el costo de fabricación del gas HCN y por los excesivos costos del hardware y del mantenimiento, el gas ha sido en el pasado y todavía sigue siendo el modo de ejecución más costoso.
Los efectos tóxicos del gas HCN
Test médicos han demostrado que una concentración de ácido cianhídrico de 300 ppm en el aire es rápidamente fatal. En general, para ejecuciones se usa una concentración de 3200 ppm, para asegurar una muerte rápida. Esto significa un peso/volumen de unos 120 a 150 gramos / 2 pies cúbicos de gas, dependiendo de la temperatura y de la presión. Unos 100 ppm de HCN son fatales dentro de media hora. Los efectos tóxicos son la irritación y eczemas de la piel; irritación de los ojos; enturbamiento de la vista y daño permanente a los ojos; náuseas no específicas y dolor de cabeza; mareos, vómitos y debilitamiento; respiración acelerada, baja de la presión de sangre; desmayos; convulsiones, síntomas de asfixia, disnea, ataxia, temblores, coma y deceso por interrupción de la oxidación del metabolismo.
No hace falta la inhalación del ácido cianhídrico para que sea fatal con concentraciones mayores a 50 ppm. La persona que lo maneja debe llevar un traje químico para proteger completamente su cuerpo y una botella con oxígeno. Las máscaras de gas, en general, no son eficientes y no tendrían que utilizarse jamás. Botiquines de primeros auxilios especiales y asistencia médica deben estar a mano y siempre presentes en todos los lugares donde el personal puede entrar en contacto con el gas.
Una breve historia de las supuestas cámaras de gas para ejecuciones alemanas.
En base a material accesible al autor, queda en claro que se acordó declarar que los alemanes construyeron, supuestamente, una serie de grandes cámaras de gas (para ejecutar a tres o más personas), iniciándolas en alguna fecha hacia fines de 1941 y utilizándolas hasta fines de 1944.
Empezando con la supuesta primera gasificación en un edificio en Auschwitz I, dos casas campesinas modificadas en Birkenau (Auschwitz II), conocidas como las Casas Roja y Blanca, o Bunkers 1 y 2; Krema I, en Auschwitz; Kremas II, III, IV y V, en Birkenau, y una instalación experimental en Majdanek; en todas estas instalaciones se utilizó, supuestamente, ácido cianhídrico, bajo su forma de Zyklon-B. En Majdanek se afirma que se utilizó también monóxido de carbono (CO).
De acuerdo a la literatura oficial obtenida en los Museos Estatales de Auschwitz y Majdanek, estas instalaciones para ejecuciones fueron ubicadas en campos de concentración construidos en áreas altamente industrializadas y cuyos internados cumplieron trabajo forzado en las fábricas que producían material de guerra. Estas instalaciones incluyeron, asimismo, crematorios para disponer de los restos de aquellos que se declara fueron “ejecutados”.
Además, otras supuestas instalaciones que utilizaron solamente CO, como gas de ejecución, fueron ubicadas en Belzec, Sobibor, Treblinka y Chelmno (como camiones móviles de gas). Estas instalaciones adicionales fueron, supuestamente, destruidas durante o después de la Segunda Guerra Mundial y, por lo tanto, no fueron inspeccionadas y no forman parte de los objetivos directos de este informe.
El monóxido de carbono (CO), sin embargo, será considerado aquí brevemente. El gas CO es un gas relativamente pobre para ejecuciones, debido a que el tiempo es demasiado prolongado para producir la muerte, tal vez 30 minutos; y si la circulación es ineficiente, se requiere más tiempo aún. Para utilizar CO se requerirá una cantidad de 4000 ppm y sería necesario presurizar la cámara a aproximadamente 2.5 atmósferas con CO. Además, el CO2 (dióxido de carbono) fue sugerido igualmente; sin embargo, el CO2 es menos efectivo aún que el CO. Estos gases fueron supuestamente producidos por un motor Diesel. Los motores Diesel producen un escape que contiene muy poco monóxido de carbono y, por lo tanto, requeriría que se presurizara la cámara para ejecuciones con una mezcla gas / aire para tener gas suficiente para causar la muerte. El monóxido de carbono, en cantidad de 3000 ppm, o 0.30% causaría nauseas y dolor de cabeza después de haber estado expuesto durante una hora, tal vez, algún daño a largo plazo. Concentraciones de 4000 ppm y más son fatales al estar expuesto por más de una hora. El autor aseguraría que una cámara ocupada al máximo por personas en una superficie de aproximadamente 9 pies cuadrados, o menos (el área mínima requerida para poder hacer circular el gas alrededor de sus ocupantes), los ocupantes morirían sofocados por su propia respiración mucho antes de que el gas haga efecto. Por ello, el solo encierro de personas a ejecutar es un espacio reducido haría superfluo el uso de CO o de CO2, como fuentes externas.
Las supuestas instalaciones para ejecuciones en Auschwitz I (Krema I) y Majdanek están todavía en su forma original, supuestamente. En Birkenau, los Kremas II, III, IV y V están derrumbados y arrasados hasta sus fundamentos; el Bunker I (la Casa Roja) no existe más y el Bunker II (la Casa Blanca) fue restaurada y se le utiliza como residencia privada. En Majdanek, el primer crematorio con quemador a carburante, fue destruido, y el crematorio con la supuesta cámara de gas fue reconstruido, permaneciendo sólo sus hornos originales.
Los Krema I, en Auschwitz, y Kremas II, III, IV y IV, en Birkenau, y el crematorio existente en Majdanek fueron, se nos dice, crematorios y cámaras de gas combinados.
Las casas Roja y Blanca en Birkenau se declara que han sido sólo cámaras de gas. En Majdanek se afirma que la cámara de gas experimental no estuvo junto al crematorio, y que hubo un crematorio aparte, el cual ya no existe.
Diseño y procedimiento en las supuestas cámaras de gas para ejecuciones
A través de la investigación de los documentos históricos al alcance y de las instalaciones mismas se ve que la mayoría de las supuestas cámaras de gas fueron transformaciones de un diseño, propósito y estructura anteriores. Esto es verídico con excepción de las llamadas cámaras experimentales en Majdanek, las cuales fueron, según se nos afirma hoy, específicamente construidas como instalaciones para gasificar.
Los Bunkers I y II se describen en la literatura del Museo Estatal de Auschwitz como casas campesinas convertidas en varias cámaras y con ventanas selladas. Estas no existen ya en su condición original y no fueron inspeccionadas. A los Kremas I, II, III, IV y V se les describe históricamente y, con ocasión de la inspección, se verificó que fueron convertidos en morgues al mismo tiempo que crematorios. La inspección in situ de esas estructuras comprobó un diseño de extrema pobreza y peligrosidad para instalaciones que iban a servir como cámaras de gas para ejecuciones. No hay disposición para juntas en las puertas, ventanas y respiraderos, la estructura no está cubierta con brea u otro sellador para prevenir la filtración o absorción del gas. Los crematorios adyacentes constituyen un peligro de explosión potencial. Los ladrillos expuestos y porosos y los revoques acumularían el HCN y harían peligrosas estas instalaciones para seres humanos por varios años. El Krema I está ubicado junto al Hospital SS en Auschwitz y tiene drenajes en los pisos conectados con el desagüe principal, lo que permitiría la entrada de gas a todos los edificios del complejo. No había sistemas de extracción para ventilar el gas después de su uso y no había calefactores o mecanismos para dispersar el gas Zyklon-B ni para su introducción ni evaporación. El Zyklon-B fue, supuestamente, tirado por los respiraderos del techo y por las ventanas, lo que no permite la distribución del gas o de los pellets. Las instalaciones están siempre húmedas y no calentadas. Como se constató más arriba, la humedad y el Zyklon-B son incompatibles. Las cámaras son demasiado estrechas para que quepan, físicamente, los ocupantes que se ha pretendido; y todas las puertas se abren hacia adentro, lo que impediría la remoción de los cuerpos. Con las cámaras llenas al tope con ocupantes no habría circulación del HCN dentro del cuarto. Además, si el gas, realmente, había llenado la cámara por un tiempo prolongado, las personas que echaron Zyklon-B por los respiraderos del techo y verificaron la muerte de los ocupantes hubieran muerto ellos mismos, por estar expuestos al HCN. Ninguna de las supuestas cámaras de fue construida de acuerdo al diseño para cámaras de desinfección, las cuales, aparentemente funcionaron de un modo seguro durante años. Ninguna de estas cámaras fue construida de acuerdo a conocidos y aprobados diseños de instalaciones operacionales en los Estados Unidos, que en esa época fue el único país que ejecutaba a los prisioneros con gas.
Las instalaciones en Majdanek están, del mismo modo, incapacitadas para cumplir con los supuestos propósitos. Primero, allí hay un crematorio reconstruido, con una supuesta cámara de gas. La única parte del edificio que existió antes de la reconstrucción consistió en los hornos. Supuestamente, el edificio fue reconstruido según planos que no existen. La instalación fue construida de tal forma que dentro de la supuesta cámara no pudo haberse mantenido gas; la cámara es demasiado pequeña como para acomodar tantas víctimas como se pretende que fue. El edificio está demasiado húmedo y frío como para utilizar gas Zyklon-B en forma efectiva. El gas hubiera llegado a los hornos y, después de haber matado a todos los técnicos habría originado una explosión destruyendo el edificio. Asimismo, la construcción de hormigón es, radicalmente, diferente a los otros edificios del complejo. En pocas palabras, el edificio no puede haber sido utilizado para sus supuestos propósitos, pues faltan hasta las más mínimas exigencias en diseño para una cámara de gas.
A la segunda instalación en Majdanek se la muestra en el mapa como un edificio en forma de U, pero ahora son, en realidad, dos edificios separados. A este complejo se le designa como Edificio de Baño y Desinfección Nos. 1 y 2. Uno de los edificios es estrictamente una instalación para desinfección y está diseñado del mismo modo como las instalaciones para desinfección en Birkenau. El segundo edificio del complejo es algo diferente. La parte delantera del edificio contiene un cuarto de duchas y una pretendida cámara de gas. La existencia de manchas azules en este cuarto concuerda con las manchas azules que se encontraron en Birkenau, en las instalaciones de desinfección. Este cuarto tiene dos respiraderos en el techo que tenían el objetivo de ventilar el cuarto después del procedimiento de desinfección. El Zyklon-B se habría derramado a mano sobre el piso. Manifiestamente este cuarto no es una cámara para ejecuciones. Tiene el dispositivo para la circulación del aire, pero ninguna chimenea para ventilarlo. Igual que las otras instalaciones, no está diseñada como cámara de gas para ejecuciones, ni tiene capacidad para ser usada como tal.
En la parte trasera del edificio se encuentran las imaginadas cámaras de gas experimentales. Esta área incluye un ventilador, un tablero de control y dos cuartos supuestamente usados como cámaras de gas. Un tercer cuarto estuvo clausurado y sellado y no estaba accesible para la inspección. Estos cuartos son únicos en el sentido de que ambos tienen cañería para el supuesto monóxido de carbono controlado desde un tablero. Una de las cámaras tiene una ventilación potencial en el techo, la cual, aparentemente, jamás pasó a través del techo. La otra cámara tiene un sistema de calefacción y circulación para mover aire caliente en la cámara. El sistema de circulación fue diseñado y construido deficientemente, pues la admisión y la extracción están demasiado juntas para poder funcionar correctamente y no tiene previsiones para ventilación. Lo que se nota en ambas cámaras es algo que pretende ser una ranura o encaje cortados dentro de las cuatro puertas de acero, lo que es consistente con la colocación de un ajunta. Se pretende que ambas cámaras fueron utilizadas con Zyklon-B, o monóxido de carbono. Esto no puede ser cierto.
De las dos cámaras una no fue terminada y no puede haber sido utilizada con monóxido de carbono. Pero tampoco fue diseñada para HCN, a pesar de que se requiere hacer aparecer que fue utilizada con tal propósito. La cámara más grande no fue diseñada para HCN, a pesar de la inscripción en la puerta que dice “experimental”; esta cámara hubiera sido incapaz de realizar la ejecución mediante CO, pues hubiera sido necesario producir 4000 ppm (la concentración letal) a una presión de 2.5 atmósferas. Ambas cámaras carecen de los requerimientos de diseño en cuanto a la ventilación, calentamiento, circulación y, también, filtración. En ninguna parte fueron jamás cubiertos los ladrillos, el estuco y el revoque con un sellador, tanto en el interior como en el exterior.
Una característica altamente notable del complejo consiste en que estas cámaras se encontraron circundadas en tres lados por pasillos de concreto de bajo nivel. Esto es totalmente inconsistente con un diseño inteligente en cuanto al manejo del gas, donde las filtraciones se acumularían en estas fosas y, resguardado del viento, el gas no se disiparía. Esto hubiera convertido a toda el área en una trampa mortal, especialmente con HCN. Por ello, el autor llegó a la conclusión de que a esta instalación jamás se tuvo la intención de usarla ni siquiera limitadamente con gas HCN.
Crematorios
Es imprescindible exponer una consideración sobre los crematorios, tanto viejos como nuevos, para determinar la posibilidad de funcionamiento de los Kremas alemanes, para cumplir con la tarea que se les atribuye.
La cremación de muertos no es un concepto nuevo. Ha sido una práctica de muchas culturas durante muchos siglos. A pesar de haberla practicado carios miles de años atrás, la misma fue mal vista por la Iglesia Católica y no fue practicada hasta hace poco, cuando la Iglesia aflojó su oposición, a fines del siglo 18.
La cremación fue prohibida por el judaísmo ortodoxo. A principios del siglo 19 Europa realizó cremaciones de nuevo en forma limitada. Se mostró ventajosa para controlar para controlar enfermedades, para liberar espacio que se necesitaba en áreas superpobladas y para eliminar la necesidad de almacenar cadáveres en el invierno, cuando el suelo estuviese congelado. Los primeros crematorios en Europa consistían en hornos calentados con carbón o coque.
Al horno que se utiliza para cremar cadáveres se le denomina “retorta”, en forma más apropiada. Las “retortas” antiguas fueron meros hornos que extraían del cadáver todo el líquido por cocción y lo reducían a cenizas. Los huesos no pueden ser quemados y hasta hoy deben ser reducidos a polvo. Hoy en día los antiguos morteros han sido reemplazados por máquinas moledoras. Las “retortas” modernas se calientan, en su mayoría, con gas, a pesar de que algunas se fabrican todavía para petróleo. Pero ahora ninguna se calienta con carbón o coque en los Estados Unidos y Canadá.
Las antiguas “retortas” fueron simples hornos de ladrillo para secar o cocer, y solamente secaban los restos humanos. Las “retortas” modernas de acero, revestidas con refractarios, lanzan ahora fuego por tuberías, directamente a los restos, encendiéndolos, lo que provoca su combustión y quema rápidas. Las “retortas” modernas tienen, también, un segundo quemador o postquemador, para requemar todas las partículas contaminantes del material gaseoso quemado. El segundo quemador es una exigencia impuesta por carias agencias estatales responsables de la contaminación del aire. Hay que hacer notar que los restos humanos no son responsables de la contaminación. Ella es originada, exclusivamente, por el uso de combustibles fósiles. Una “retorta” eléctrica, de un coso prohibitivo, no generaría contaminación.
Estas “retortas” modernas, o crematorios, queman a una temperatura de 2000+ °F con el segundo quemador la temperatura es de 1600+ °F. Esta temperatura elevada provoca que el cuerpo mismo se queme y se consuma, lo que permite el cierre del quemador. Cajones de madera o bolsas de papel son quemados hoy día, junto con el cuerpo, aunque no se lo hizo en el pasado. Y sin que sea necesario más tiempo, debido a la elevada temperatura. Algunas unidades europeas funcionan a una temperatura tradicionalmente más baja que 800 °C (1472 °F) y por un período más prolongado.
A 2000 °F, o más, con aire de 2500 pies cúbicos por minuto, tomado del exterior, las “retortas” modernas creman un cuerpo en 1:25 hora. Teóricamente esto da 19.2 cuerpos en un período de 24 horas. Las recomendaciones de la fábrica para el funcionamiento normal y uso continuado permiten tres o menos cremaciones al día. Los hornos de carbón y coque no quemaban a una temperatura estable (máxima: 1600 °F aprox.) y tenían que ser constantemente alimentados de combustible en forma manual, y oscilaban entre temperaturas mayores y menos. Como no había aplicación directa de una llama a los cuerpos, el inyector de aire apenas alimentaba las llamas y aumentaba la temperatura en el horno. Este modo primitivo de operación probablemente producía a una temperatura de alrededor de 1400 °F.
Los crematorios empleados en las instalaciones alemanas eran del tipo antiguo. Habían sido construidos de ladrillo y mortero de cemento, forrados con ladrillos refractarios. Todos los hornos tenían “retortas” múltiples, algunas con insufladores de aire (aunque ninguno tuviese combustión directa), ninguno disponía de postquemadores y eran todos de coque, excepto una instalación que ya no existe, en Majdanek. Ninguna de las “retortas” inspeccionadas y examinadas en todas las localidades visitadas fue diseñada para incineración múltiple de cadáveres. Debemos hacer notar que a menos que sean específicamente diseñadas para una más elevada tasa de calor, que reduzca los restos a huesos, las “retortas” no consumen los materiales colocados en su interior. Rendimientos teóricos y reales, en un período de 24 horas, basados en un cuerpo por “retorta” y por cremación, se muestran en la Tabla II.

(continua)