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Hitler y los animales

El otro Hitler

CEDADE

Hitler y los animales - El otro Hitler - CEDADE

112 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2019
, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado,
 Precio para Argentina: 280 pesos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hitler es el personaje histórico que cuenta con el mayor número de libros editados sobre su vida, sobre su actuación política y sobre su personalidad. No pasa un día donde de alguna forma no sea nombrado por los medios. Sus enemigos políticos, en cambio, rara vez son recordados y la cantidad de libros o artículos publicados sobre ellos son excesivamente escasos en comparación.
¿Pero era Hitler un asesino? Los miles de títulos publicados hasta hoy parecen demostrar que se trataba de un loco sanguinario, sin embargo, en todos los países del mundo no dejan de surgir grupos que pretenden revindicarlo como una personalidad completamente opuesta a la imagen que se impone con tamaña propaganda. Ellos hablan de otro Hitler, de un Hitler con sentimientos, con grandeza, de un Hitler cuyo aspecto humano no encuentra parangón con otras figuras de importancia histórica.
¿Cómo puede existir tanta diferencia?
Para aportar información sobre la imagen que de Hitler se tiene nace este libro, pero esta vez centrado en un aspecto rara vez tocado, desconocido o minimizado, de la vida de Hitler: su aspecto personal y humano. El tema puede parecer a primera vista falto de interés, pero aquéllos que saben apreciar y amar a la naturaleza, y en especial a las criaturas que viven en ella, sabrán dar su justa importancia a la postura adoptada por el hombre más poderoso de la historia de la humanidad frente a este problema.
La documentación que surge de, por ejemplo, la desclasificación de los álbumes de fotos de Eva Braun, aparte de los testimonios de allegados en aquella época, tiene particular importancia, pues no se muestra un Hitler con animales como una pose propagandística, como es habitual en los políticos, sino que se aprecia como un modo habitual de comportarse en la intimidad.
Nadie se atreve a negarlo porque no hay absolutamente ninguna duda de que Hitler era un amante de la naturaleza y de los animales. Esto que puede parecer un detalle nimio para quien no comprende su significado, para nosotros tiene un carácter fundamental y sus actos en favor de ellos es lo que más lo diferencia de las grandes personalidades de la historia. La personalidad de Hitler, en sus aspectos más privados, delata a la propaganda de los vencedores.
Hitler sentía por los animales una especie de veneración. Su régimen fue el único que les dio entidad de criaturas en sus leyes y el único que prohibió la experimentación y la crueldad para con ellos. También la ecología y el respeto por la naturaleza que él promovió tuvo su momento cumbre de importancia política en la historia.
Observando su comportamiento durante toda su vida, se puede comprobar cómo, siguiendo a su maestro inspirador, Richard Wagner, desde temprana edad se hizo vegetariano, no por consideraciones dietéticas sino por exclusivo amor a los animales.
Por ello, tras acceder al poder, dictamina tres importantes leyes que fueron las primeras en la historia en sancionar el maltrato animal: Ley de Protección de los Animales 1933, Ley del Reich de la Caza 1934 y Ley de Protección de la Naturaleza 1935. Esta nueva edición se ha enriquecido con el análisis de estas leyes y otros artículos relacionados, además de algunas muestras de maltrato animal de los "buenos" de sus enemigos..

 

ÍNDICE

Introducción7
I - 19
II - 27
Conclusión45
Anexo I: La lucha contra la vivisección51
Anexo II: Ley de 1933 sobre Protección Animal61
Sección I: Crueldad con los Animales61
Sección II: Medidas para la Protección de los Animales62
Sección III: Experimentos en Animales Vivos64
Sección IV: Disposiciones Relativas a los Castigos67
Sección V: Conclusión69
Hitler: Ética vegetariana 71
Hitler y su ética por la naturaleza 77
El nuevo orden ecológico 83
La ecología nacionalsocialista: las legislaciones de noviembre de 1933, julio de 1934 y junio de 1935.83
Antecedente: Wagner: La más elevada motivación del vegetarianismo 89
Maltrato animal por los enemigos del Nacionalsocialismo I: Perros antitanque Soviéticos 97
Maltrato animal por los enemigos del Nacionalsocialismo II: El Kosher Judío 100
Yom Kipur Judío 104
Crueldad Kosher105

INTRODUCCIÓN

Hitler es el personaje histórico que cuenta con un mayor número de libros editados sobre su vida, sobre su actuación política y sobre su personalidad como Führer y Canciller del III Reich. Parece como si nada nuevo fuese posible añadir a lo ya escrito y, sin embargo, cada día las editoriales de todos los países anuncian novedades sobre tan conocido tema. Podríamos casi asegurar que el noventa por ciento de las editoriales en todo el mundo, poseen en sus catálogos uno u otro título sobre Hitler, sobre la guerra mundial o sobre la Alemania nacionalsocialista.
Lo conseguido por Hitler no lo han logrado sus enemigos. Comparemos el número de libros, artículos o fotografías publicados sobre Churchill, Roosevelt, Stalin etc. y nos daremos cuenta de que Hitler ha sido el verdadero protagonista del siglo XX.
¿Era Hitler un asesino? Los miles de títulos publicados hasta hoy parecen demostrarlo pero, en todos los países del mundo, surgen grupos, partidos o asociaciones más o menos grandes -formadas casi en su totalidad por jóvenes- que no han conseguido ser engañados por la propaganda. Ellos hablan de otro Hitler, de un Hitler humano, de un Hitler con sentimientos, de un Hitler que no entra en la historia como Calígula o Rasputín, sino como Carlo Magno, César, Carlos V o Napoleón, un Hitler que compite con esos grandes del pasado en importancia histórica, pero que en el aspecto humano es incluso muy superior.
Dentro de esta misma serie se ha editado otra obra titulada “Hitler y la Iglesia”. En ella se nos ofrecen textos y fotografías totalmente olvidados y nos presenta la personalidad de Hitler en su justa dimensión en lo referente a este problema, se nos habla de un Hitler desconocido frente a un problema concreto que afectaba a la política, pero en el presente caso lo que queremos es ofrecer otro aspecto, desconocido o minimizado, de la vida de Hitler: su aspecto personal y humano. El tema puede parecer a primera vista falto de interés, pero aquéllos -por suerte cada vez más numerosos en nuestro mundo- que saben apreciar y amar a la naturaleza, y en especial a las criaturas que viven en ella, sabrán dar su justa importancia a la postura adoptada por el hombre más poderoso de la historia de la humanidad, frente a este problema.
¿Cuál es la razón por la que el álbum de fotos de Eva Braun ha sido considerado como un alto secreto durante un cuarto de siglo? Una vez publicadas todas sus fotografías -si es que lo han sido todas, lo cual nunca se sabrá- nadie ha podido comprender las razones que obligaron a este alto secreto a simple vista tan innecesario. Sin embargo, las razones eran verdaderamente importantes. Es habitual en los líderes políticos el utilizar fotografías de escenas familiares con fines propagandísticos. En Estados Unidos, por ejemplo, país en el cual se respetan y defienden los derechos de los animales -especialmente domésticos- un político no tendría porvenir brillante de no hacerse algunas fotografías con sus perros o. como ocurre en ocasiones, con perros prestados, que para los fines de la propaganda sirven igual.
Podía considerarse presumible que las fotografías que durante la época nacionalsocialista fueron publicadas en diversos libros -especialmente en los de la serie de su fotógrafo personal Hoffmann-, fuesen simples fotos de pose con fines políticos. Poco importaba pues que Hitler estuviese con niños, ancianos, obreros o con animales; podía tratarse de un simple recurso propagandístico. Pero, para que esto fuese creído así, era necesario ocultar los álbumes de fotos de Eva Braun, pues en ellos se repetían, con mayor frecuencia todavía, esas fotografías que los malintencionados enemigos del nacionalsocialismo consideraban simple publicidad. Una gran parte de las fotografías que ahora publicamos en esta obra no han aparecido hasta después de la guerra y ello prueba que, por ser de idéntico tema a las que se publicaron entonces, no existe la posibilidad de una falsedad. Las fotografías que acompañamos son testimonios y documentos gráficos quizás incluso más convincentes que lo que podamos decir. Hitler era un amante de los animales y las fotos privadas de Eva Braun lo confirman, como lo confirman las publicadas por su fotógrafo Hoffmann después de la guerra, o las de Speer al salir de Spandau. No hay ninguna duda de ello.
Para la mayor parte de personas, sin embargo, el que Hitler amase o no a los animales carece de la más mínima importancia, pero para aquellos que admiramos su personalidad humana, este extremo tiene una importancia que me atrevería a considerar fundamental. Hitler fue un gran militar, un gran estratega, un gran político, un gran revolucionario, pero, lo más importante, lo que le diferencia de otros políticos, revolucionarios, militares o estrategas, más grandes todavía que él y que le precedieron en la historia, es que él era sobre todo y ante todo un gran hombre, un hombre total y completo, con unos sentimientos y una humanidad que le convierten en una persona única en la historia.
No es raro que este hombre con gustos sencillos y austeros, salido del pueblo y con sensibilidad de artista, tuviese para con los niños y los animales un amor especial y profundamente íntimo. El Hitler orador que entusiasmaba a las multitudes no era un demagogo barato formado en una escuela de agitadores profesionales; era un hombre que hablaba con el corazón y esto es lo que impresionaba a sus seguidores. Cuando se conoce la personalidad de Hitler en sus aspectos más privados es cuando no podemos aceptar, ni siquiera como posibilidad remota, que Hitler ordenase un progrom o que condenase a millones de hombres a la muerte, pues, pese a esas imágenes un tanto irreales de personajes de la mafia o déspotas famosos que acarician a un gato mientras planean sus crímenes y asesinatos, no hay ninguna duda de que aquellas personas que sienten compasión y amor por los animales son incapaces de matar por placer o por odio, siendo más lógico -y la experiencia nos lo enseña- que sean los que desprecian a los animales y se complacen con su muerte y sufrimientos (corridas de toros, caza, tiro de pichón, peleas de gallos etc.) -es decir, esos seres que son capaces de matar por capricho a un animal que nada les ha hecho- los que, con mucha mayor razón, maten y asesinen con placer -cuando el orden deja de existir- a personas que sí les han podido hacer algo, lo cual les añada al placer de dar muerte que ya poseen, el de liberarse de un enemigo.
Como en tantos otros aspectos de la vida de Hitler, es necesario buscar a sus maestros inspiradores para comprender de dónde provenía su educación autodidáctica en lo que respecta a los animales. Fundamentalmente, tenemos que pensar en la influencia del maestro Ricardo Wagner y en este caso particular -aunque también en otros - en la del no menos conocido filósofo alemán -profundamente admirado por Hitler- Arthur Schopenhauer. Ambos genios, pero especialmente el primero, se caracterizaron por un profundo amor a los animales nacido de su no menos intenso amor por la naturaleza. No vamos a decir que ellos “convenciesen” a Hitler de nada, ese término, “convencer”, difícilmente puede aplicarse a hombres con la gran personalidad de Hitler simplemente podemos hablar de “descubrir” o de “confirmar” lo que Hitler ya sentía. Desde su niñez fue un amante apasionado de las montañas y la naturaleza, amor que mantuvo hasta el día de su muerte, y, lógicamente, encontró en Wagner y Schopenhauer almas paralelas a las que se sentía unido por encima del tiempo. Wagner y Schopenhauer eran -al igual que Hitler- dos almas sensibles de un profundo romanticismo y si hablaban de respetar los bosques, las plantas y las flores, con mayor motivo propugnaban el respeto y defensa de los animales.
Schopenhauer sentía veneración y admiración especialmente hacia los perros de los que decía: “El perro, el único amigo del hombre, tiene un privilegio sobre todos los otros animales, un rasgo que le distingue, y es ese movimiento de cola tan benévolo, tan expresivo, tan hondamente honrado. ¡Que contraste en favor de esta manera de saludar que le ha dado la naturaleza, si se compara con las reverencias y horribles zalemas que cambian los hombres en señal de sentimiento! Esa seguridad de amistad tierna y de devoción por parte del perro es mil veces más segura, de presente al menos. Lo que me hace tan agradable la compañía de mi perro es la transparencia de su ser. Mi perro es transparente como el cristal. Si no hubiera perros, no querría vivir”, pero si bien esta postura es compartida por bastante gente, es más profundo en sus opiniones respecto al trato con los animales en las siguientes palabras: “La piedad, principio de toda moralidad, toma también a los animales bajo su protección, mientras que en los otros sistemas de moral europea se tiene para con ellos tan poca responsabilidad como miramientos. La pretendida carencia de derechos de los animales, el prejuicio de que nuestra conducta con ellos no tiene importancia moral, de que como se suele decir, no hay deberes para con los irracionales, todo esto es, ciertamente, una grosería que repugna; una barbarie de Occidente, que toma su origen del judaísmo...
La pretendida carencia de derechos de los animales, el prejuicio de que nuestra conducta con ellos no tiene importancia moral, de que como se suele decir, no hay deberes para con los irracionales, todo esto es, ciertamente, una grosería que repugna; una barbarie de occidente, que toma su origen del judaísmo.
Arthur Schopenhauer
Es necesario recordar a esos desdeñosos de los brutos, a esos occidentales judaizantes, que igual que ellos fueron amamantados por sus madres, el perro también lo fue por la suya. La piedad hacia los animales está unida íntimamente a la bondad de carácter, de tal manera, que puede afirmarse con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser un buen hombre”. Estas ideas, escuetas pero que definen perfectamente una postura frente a la cuestión que nos ocupa, reflejan con exactitud la actitud de Hitler con respecto a los animales y, bien sea por influencia o por natural predisposición a pensar de igual manera. lo cierto es que Hitler sentía por los animales una especie de veneración y, en los últimos meses de su vida, ya en el Berlín cercado, repetía la conocida frase de Federico el Grande : “Cuanto más conozco a las personas más cariño siento hacia los animales”.
Las ideas de Schopenhauer sin duda influyeron en las concepciones de Hitler pues, ya desde muy joven, había leído con gran interés sus obras. Durante la primera Guerra Mundial, en su macuto llevaba siempre una edición del bolsillo de la obra principal de Schopenhauer: “El mundo como voluntad y como representación”. Pero si las ideas del genial filósofo pudieron influirle, mucho más lo fue el caso de Ricardo Wagner cuya postura, por otra parte, era más ideológica y concreta en este tema.
Wagner era un gran amante de los animales lo cual se trasluce en todos sus escritos. En su obra “Mi Vida” encontramos frecuentes alusiones a sus animales domésticos y su sentimiento por su muerte. Su postura era conocida por todos y hacia el final de su vida empezó una serie de escritos sobre el tema, de carácter muy profundo. Desgraciadamente, estos artículos no han sido muy difundidos pues pese a que los publicó en las “Bayreuther Bläter” y que por ser de los años 1880 y 1881 son representación de las obras del genial maestro en su madurez, han encontrado poca acogida, tal vez debido a su postura en apoyo de las teorías racistas de Gobineau o a su postura antijudía nuevamente puesta de manifiesto pero, sea como sea, lo cierto es que contiene ideas de gran valor para comprender la influencia ejercida sobre Hitler quien conocía minuciosamente todas las ideas del compositor de Leipzig. Wagner, en la obra en la que se recopilan estos artículos, nos dice: “... así pues, si la vista del toro ofrecido a los dioses despierta ahora espanto, he aquí que, sin embargo, un diurno baño de sangre es sustraído, en pulidos establecimientos de carnicería, bien lavados con agua, a los ojos de todos aquellos que, luego, en la mesa, se encuentran servidos y condimentados hasta la irreconscibilidad, los gustosos trozos de carne de los animales domésticos asesinados”.
Wagner creía que la regeneración de la raza humana estaría fundamentada en buena parte en el vegetarianismo como principio moral y no dietético y escribía en la misma obra mencionada: “... entre estos últimos, en nuestro tiempo, se pueden citar la constitución de las asociaciones vegetarianas; solo que incluso en medio de estos grupos de hombres, que parecen haber captado inmediatamente el punto focal de la cuestión de la regeneración del género humano, se suele oír, por parte de algunos miembros del más elevado sentir, el lamento de que sus compañeros practican la abstención de la alimentación cárnica a lo más sólo por razón de dietética personal sin ninguna referencia a la gran idea regeneradora, que debe constituir el verdadero problema si tales grupos quieren adquirir en algún momento fuerza moral. Junto a ellos se encuentran, con una cierta eficacia práctica ya conquistada, las sociedades protectoras de animales: en realidad estas últimas, que igualmente buscan el ganar el favor popular desterrando fines utilitarios, podrían, en lugar de eso, obtener éxito verdaderamente notables una vez que elaborasen los argumentos de la piedad con los animales, hasta encontrarse con la más profunda tendencia del vegetarianismo, una fusión de ambos movimientos, fundada en esta interpretación debería desarrollar una fuerza de penetración considerable. No menos éxito debería obtener un llamamiento, por parte de ambos grupos, a motivos más altos de los hasta ahora salidos a la luz entre las leyes antialcohólicas”.
Las ideas expuestas de Schopenhauer y Wagner son muy importantes. Observemos la postura ideológica derivada de sus palabras. En cuanto a Schopenhauer se refiere, vemos la denuncia del origen judío en la falta de amor a los animales, es decir, saca el problema de un plano de simple sentimentalismo para hacernos comprender que la importancia del buen trato para con esos seres inferiores es lo que da la grandeza a nuestra raza. Con respecto a Wagner, las consideraciones son todavía más importantes. Wagner defiende el vegetarianismo, pero no lo hace por razones dietéticas, como es corriente en el cien por cien de los vegetarianos. A Wagner las razones dietéticas no le importan; sus razones para no comer carne son siempre de tipo moral y nunca dietético. Podríamos decir que Hitler y Wagner eran vegetarianos como resultado de su supresión de la carne como alimento, eran anti carnívoros más que vegetarianos. La postura de Wagner fue sin duda compartida por Hitler. Cuando Wagner nos dice que el vegetarianismo sin la protección a los animales carece de sentido, sienta las bases de un nuevo concepto del vegetarianismo, un concepto moral, que es el seguido por Hitler. Hasta qué punto fue Wagner el que determinó la postura de Hitler lo vemos en las siguientes palabras de su amigo de juventud, August Kubicek: “leía con febril interés -se refiere a Hitler- todo lo que caía en sus manos acerca del maestro, Donde le era posible se procuraba en especial toda suerte de literatura biográfica sobre Ricardo Wagner, leía sus memorias, cartas, diarios, su autobiografía, sus confesiones. Conocía los episodios más triviales de su vida”. Creemos que hay fundamentados motivos.
La postura de Hitler frente a los animales se puede sintetizar en tres puntos fundamentales:
Primero. -Su vegetarianismo basado en evitar la muerte de los animales.
Segundo. -Su postura contra la caza deportiva, admitiéndola -lógicamente cuando se practica por razones de subsistencia.
Tercero. Su amor a la naturaleza, que le hacía sentir admiración por la belleza de las montañas, los bosques y las flores, pero que le obligaba, todavía más, a sentir amor por las criaturas vivientes que habitan esa naturaleza.

(las notas se encuentran en la edición impresa)