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Breve historia de la Argentina

 

Julio Irazusta

Breve historia de la Argentina - Julio Irazusta

292 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2019
, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado,
 Precio para Argentina: 470 pesos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La gran figura del revisionismo argentino nos regala aquí una brillante síntesis sobre la historia nacional desde sus orígenes hispánicos hasta 1955.
Si bien no ha sido un trabajo de larga planeación, por lo que el autor lo llama improvisado, es el fruto de una mente brillante, sumamente formada tanto en historia como en filosofía, por lo que ha logrado verter en él el fruto de una larga e ininterrumpida reflexión sobre la historia nacional que lo acompañara durante toda su carrera.
Irazusta utiliza como guía el criterio que sostiene que la política exterior es la verdadera política. Ella es la que rige las empresas colectivas iniciadas y llevadas a cabo por comunidades que disponen en el momento de la fundación, y en las vicisitudes de la vida nacional, de esa combinación providencial de un país bien dotado de los elementos indispensables en cada etapa de su evolución histórica, con la capacidad en los dirigentes aptos para manejar las circunstancias dadas.
Irazusta posee una singularidad que lo hace destacarse por encima de los demás historiadores que ha emprendido la tarea de reseñar los eventos fundamentales que le han acaecido a la Argentina. En primer lugar, es un hombre que, a contramano de su época, logró justipreciar nuestro pasado hispánico y, en consecuencia, las condiciones en que recibimos la herencia del imperio que organizó el territorio del virreinato del Río de la Plata. En segundo lugar, que ha sido el mayor especialista en el gran hombre de nuestra historia: Don Juan Manuel de Rosas. Conociendo la importancia del personaje y lo arquetípico de su proceso político en toda la historia nacional, pudo ver claramente las facciones en pugna y la deformación de nuestra historia que confunde a muchos investigadores. En tercer lugar, pero no el menos importante, es la enorme erudición del autor, que le permite comparar los hechos con los acaecidos en el concierto mundial, tanto contemporáneos como antiguos. Esta le permite también revisar y comparar sus concepciones a la luz de los grandes filósofos de la historia y de los esquemas seguidos por los grandes historiadores.
Finalmente, su singularidad más importante, es el haber relacionado la historia nacional con el accionar de los países rectores del mundo. Por ello es que fue posible presentar el desarrollo de la Argentina como protagonista de la historia general y salvar uno de los mayores inconvenientes visibles en gran parte de la historiografía argentina, consistente en el enfoque de las cosas nacionales como si se hubiesen desarrollado en un palenque cerrado. Puede apreciarse así la estrecha relación entre el desarrollo de los poderes nacientes y la vigilancia ejercida por las potencias que disfrutan la primacía en cada época para impedir aquel desarrollo. A tal punto que podría decirse que este es el problema crucial de toda gran empresa política en sus comienzos. Así se puede ver que la mayoría de éstas, cuando logran concretarse en una experiencia afortunada, son aquellas que fueron menos estorbadas por los poderes del mundo.
Con la Argentina ocurrió precisamente lo contrario. Desde antes que los rioplatenses pensaran siquiera en su autonomía, ya el nuevo imperio inglés, en expansión enseguida de la pérdida del que tenía en Nueva Inglaterra, era dirigido por gente que planeaba todos los movimientos del país a larguísimo plazo, como el de abrir el mercado hispanoamericano, uno de los problemas fundamentales del inmediato futuro. Así el desarrollo argentino resultó, desde el nacimiento de la república, permanentemente obstaculizado por las naciones dominantes en Europa. Ese factor de perturbación que se tradujo en el establecimiento de una influencia extranjera que hizo del país una factoría, cuando tenía todas las condiciones necesarias para ser una gran nación.
Este es el punto de vista que se ha querido destacar en esta exposición de la historia argentina y que la ponen por encima de las demás. Pues vale la pena señalar que el desarrollo hispanoamericano, y especialmente el de la Argentina, es el más deficientemente estudiado en la literatura sociológica e histórica conocidas.
Todas las grandes empresas de la Europa conquistadora que se adueñó de la mayor parte del orbe en el siglo XIX, han sido perfectamente examinadas hasta en los más mínimos detalles por los especialistas del mundo entero. Sin embargo, en ninguna parte se encuentra casi mención de las grandes empresas imperialistas de Francia e Inglaterra contra Argentina. ¿Será tal vez porque fracasaron?
Habiendo llenado ese vacío Julio Irazusta ha hecho un servicio al país y una contribución para que conozca su historia en el concierto del mundo.

 

ÍNDICE

Prólogo9
I.- Los orígenes15
Unidad y preponderancia de España. El descubrimiento de América: una empresa popular. Exploración, conquista y colonización. Diferencias entre las conquistas de Méjico y el Perú con la del Río de la Plata. Capacidad de los conquistadores. La legislación de Indias. Aciertos y errores de la colonización.
II.- El régimen español35
Insignificante iniciación del Río de la Plata. Intervención popular en la formación del gobierno. El monopolio comercial. La expansión portuguesa hacia el Sur. Lucha entre España e Inglaterra por la preponderancia mundial. Comprensión por los rioplatenses de sus intereses. El desalojo que hicieron de los ingleses de las islas Malvinas. Expulsión de los jesuítas. Creación del virreinato. Prosperidad y desarrollo. La independencia de las colonias inglesas de América del Norte. Superioridad de la administración española. Grandeza del virreinato del Río de la Plata. Desarrollo completo. Auge del imperio español.
III.- Hacia el gobierno propio57
Decadencia de España. El mercado hispanoamericano codiciado por los europeos. Las invasiones inglesas: su derrota. Aparición de la vocación militar. Reemplazo del virrey según las leyes y la tradición. La Representación de los Hacendados. Moreno y su juicio sobre Inglaterra y los comerciantes ingleses. La Revolución de Mayo. Saavedra y Moreno. Acción política de la Primera Junta. El Triunvirato. Terrorismo de Rivadavia. Situación inferior del nativo frente al extranjero. Protestas contra los privilegios de los ingleses. Tentativa de neutralizar la influencia extranjera. Exhortaciones de San Martín. Declaración de la Independencia.
IV.- La empresa emancipadora85
Plan de San Martín. Libertad de Chile. Güemes y la guerra gaucha. La guerra civil en el Litoral. Centralismo y extranjerización de Buenos Aires. Renovación de la clase dirigente. Sublevaciones contra Buenos Aires. Cepeda: victoria de los caudillos federales. Reacción nacional y republicana. Peligro de reconquista española. Desunión de los caudillos. Ausencia argentina de las batallas finales de la emancipación americana. Pérdida del Alto Perú. Expedición de los 33 Orientales. Congreso de la Florida. Guerra con Brasil. Rivadavia presidente. Estalla la guerra civil. Derrota brasileña. Dorrego gobernador. Paz con el Brasil. Independencia del Uruguay. Revolución del 1° de diciembre de 1828. Asesinato de Dorrego. Comienza el terror unitario.
V.- LA EPOPEYA NACIONAL109
Rosas gobernador. División del partido federal. La expedición al desierto. Asesinato de Quiroga. Crisis nacional. Rosas gobernador con la suma del poder. El plebiscito. Protección de la industria nacional, encargo de las relaciones exteriores, ejercicio de la justicia nacional, intervención en las provincias, ejercicio del Patronato, vigilancia de los escritos sediciosos, facultad para hacer la guerra y firmar la paz, prohibición de exportar oro y plata, doctrina argentina de derecho internacional público. Desafueros de los agentes extranjeros. La revolución industrial y la agresión imperialista. Conspiración unitaria. Represión del gobierno. Guerra civil. La agresión europea: su fracaso. Excepcional triunfo de la Argentina frente a la agresión anglo-francesa, irresistible para el resto del mundo.
VI.- La derrota del federalismo argentino135
La economía bajo el gobierno de Rosas. Alianza de Entre Ríos y Corrientes con el imperio del Brasil. Ambición de Urquiza. Caída de Rosas. Acuerdo de San Nicolás. Su rechazo por la legislatura porteña. Separación de Buenos Aires. Constitución nacional de 1833. Urquiza presidente constitucional. Ideas económicas de Fragueiro. Reconocimiento de la independencia del Paraguay. Construcción del primer ferrocarril. Difusión de la masonería. Lucha entre la Confederación y Buenos Aires. Pavón. Sojuzgamiento de las provincias. Política económica de Mitre. Privilegios al extranjero. Paysandú. Guerra con el Paraguay. Descontento general y alzamientos en el interior. Sarmiento presidente. Sus contradicciones. Asesinato de Urquiza. Revolución de López Jordán. Fin de la guerra con él Paraguay.
VII.- Triunfo liberal y extranjerizante167
Presidencia de Avellaneda. Proteccionismo económico. Dignas actitudes en política exterior. Tratados con Paraguay y con Chile. Entrega de las empresas nacionales. Lucha contra los indios. Error ante una petición chilena de neutralidad. Federalización de Buenos Aires. Presidencia de Roca. Guerra del Pacífico entre Chile y Bolivía y Perú. Tratado de limites de 1881: pérdida del estrecho de Magallanes. Concesiones ferroviarias con intereses garantidos. Legislación favorable al extranjero. Enseñanza laica. Juárez Celman presidente. Especulación y usura. La utilidad de endeudarse. Aumento de la influencia británica. Bancarrota, insolvencia, emisiones clandestinas, crisis. La Unión Cívica. La revolución del 90. Pellegrini asume la presidencia. Su sumisión a la influencia inglesa. Negociados con las obras públicas. Venta de los ferrocarriles. Fundación del Banco de la Nación.
VIII.- Consolidación de la factoría197
Estabilidad del régimen. Acuerdo entre Mitre y Roca. La fórmula presidencial Irigoyen-Garro. Gira política de Alem: repercusiones. Presidencia de Luis Sáenz Peña. Crisis y agitación política. Revolución radical de 1893. Defensa de las situaciones regiminosas. Protocolo adicional de 1893 con Chile. Pedido de compensaciones de los ferrocarriles ingleses. Renuncia de Sáenz Peña. Asume el vicepresidente Uriburu. Acuerda a las empresas inglesas lo que pedían. Segunda presidencia de Roca. Progreso general del mundo. Prosperidad económica. Progreso material. Proyecto de reforma de la enseñanza. Proyecto de unificación de la deuda externa. Estado de sitio. Represión de la oposición y cierre de diarios. Comparación de las políticas financieras de la Argentina y los Estados Unidos. Exigencias de la banca extranjera. Peligro ¿le guerra con Chile. Los Pactos dé Mayo. Renuncia argentina a desempeñar un papel en el mundo. Oposición. Europa: mercado consumidor. Incremento de nuestras exportaciones. El país pastoril. La doctrina Drago. Quintana presidente. La U. C. R.: revolución de 1905. Una generación literaria. Incipiente industria. Presidencia de Figueroa Alcorta. Quejas contra el interés privilegiado extranjero. Descubrimiento del petróleo. Celebración del Centenario.
IX.- Un cambio formal227
Sáenz Peña presidente. Reforma electoral. Falta de un sistema de conducción nacional. De la Plaza presidente. Primera Guerra Mundial. Bloqueos inglés y alemán. Aparición de nuevas industrias. Programa nacionalista de gobierno. Presidencia de Yrigoyen. Carencia de un plan de conjunto y de equipo gubernativo. Falta de revisión previa de los principios del régimen. Mantenimiento de la expoliación económica. Presidencia de Alvear. Prosperidad más aparente que real. Debate sobre la crisis ganadera. Creación de Y.P.F. Aparición de “La Nueva República”. Su oposición de fondo. Segunda presidencia de Yrigoyen. El plebiscito. Electoralísmo. Irresponsabilidad gubernativa. Oposición. Tratado Oyhanarte-D’Abernon. Déficit del balance de pagos. El Klan radical y la Liga Republicana. Intervenciones a las provincias. Denuncia de negociados. Revolución del 6 de setiembre de 1930. Uriburu presidente. Su fracaso político. Subsistencia de los principios del régimen.
X.- Afirmación de la influencia extranjera255
Exclusión del gobierno de los partidarios del cambio. Fracaso de la revolución. Saneamiento de la administración. Extracción del oro de la Caja de Conversión. Elección en la provincia de Buenos Aires. Elecciones generales con escandaloso fraude. Presidencia del general Justo. Control de la administración. Medidas para superar la crisis mundial: el empréstito patriótico. Tratado Roca-Runciman. El estatuto del coloniaje. “La Argentina y el imperialismo británico”. Revisión de las ideas históricas, políticas, filosóficas y teológicas. Liquidación de la antigua clase terrateniente y ganadera. Comienzo del dirigismo. Creación del Banco Central. Presidencia de Ortiz. Libertad electoral. Sumisión al extranjero. Las libras bloqueadas. Iniciación de la inflación. Interinato de Castillo. Política económica de Pinedo. Nacionalización en todos los países de las inversiones inglesas menos en la Argentina. Revolución del 4 de junio de 1943. Perón. Continúa la política de privilegios para los ingleses. Despotismo. Inmenso poder político y económico. Las deudas inglesas. Tratado Miranda-Eady. Nacionalismo de palabra. Represión del gobierno. Incendios. Confiscación de “La Prensa”. Reelección de Perón. El conflicto con la Iglesia. Su caída. La crisis permanente.

PRÓLOGO

La obra que presento al público lector necesita una explicación. Mirando para atrás en mi carrera de autor, no encuentro el momento en que me hubiese atrevido a intentar una tarea como la que he realizado en este trabajo, ensayo de síntesis sobre la historia argentina desde sus orígenes hasta nuestros días. Debía haber dedicado muchísima mayor atención a la organización del tema para que una obra de esta especie hubiese resultado más armoniosa, pero disponía de breve tiempo para cumplir el plan que me tracé al empezar.
Pero si la emprendí y realicé en un plazo mínimo es porque me fue solicitada por una casa editora importante, en cuyo catálogo valía la pena figurar aunque fuera con un trabajo semiimprovisado en la forma, pero que receptara el fruto de una larga e ininterrumpida reflexión sobre lo nuestro.
El lector apreciará hasta que punto he logrado la síntesis que me propuse realizar, pero me atrevo a decir que las líneas generales del desarrollo nacional, desde la fundación del estado rioplatense hasta la situación en que el país se hallaba en la época a que llevé mi trabajo, quedan establecidas con claridad en esta breve historia de la Argentina.
El criterio que me sirvió de guía es el que sostiene que la política exterior es la verdadera política. Ella es la que rige las empresas colectivas iniciadas y llevadas a cabo por comunidades que disponen en el momento de la fundación, y en las vicisitudes de la vida nacional, de esa combinación providencial de un país bien dotado de los elementos indispensables en cada etapa de su evolución histórica, con la capacidad en los dirigentes aptos para manejar las circunstancias dadas con acierto, como para fundar un poder capaz de figurar en el mundo y de prolongarlo en sucesivas generaciones hasta el máximo de las posibilidades humanas.
A diferencia de las ideas recibidas, yo llegué hace mucho tiempo a conclusiones favorables a nuestro pasado hispánico y en consecuencia a las condiciones en que recibimos la herencia del imperio que organizó el territorio del virreinato del Río de la Plata. Las razones que me llevaron a esa posición las he expuesto en la mayoría de los trabajos sobre diversos temas de los que ofrece la historia argentina. Desde que a partir de 1930 me interesé por él pasado argentino (para explicarme el presente), realicé estudios tan intensos como me fue posible de los aspectos iniciales de la empresa acometida por los españoles en las tierras que habían descubierto en el siglo XV. Cuando ya me creía en condiciones de dar forma a mis pensamientos sobre el asunto, el editor del periódico político en que yo colaboraba me pidió que escribiera una historia argentina, que empecé hasta llegar a la organización del estado rioplatense por los españoles. De ese trabajo, interrumpido por diversas vicisitudes, surgieron varios capítulos sobre los reyes católicos, la situación de España en la época del renacimiento y el empirismo genial de Cristóbal Colón, que más tarde merecieron ser publicados en “La Nación” y en “Sur”.
Contemporáneamente había ya emprendido el estudio de la época de Rosas, valiéndome exclusivamente para ello de los libros clásicos sobre el tema. Pero de ahí en adelante, al comprender la importancia del personaje y su singularidad en el proceso político del país, me pareció no sólo conveniente sino indispensable acometer una tarea de investigación personal para dominar el tema como especialista. Así fue que me sumergí en la lectura de todos los libros y periódicos antiguos y modernos que se referían al asunto, en los documentos de archivo, de la prensa de la época, asequible en las bibliotecas, etc. etc.
Todo ese esfuerzo estuvo regido por las disciplinas seguidas desde mi extrema juventud, dedicada al estudio de la filosofía y la historia universal. Pocos filósofos y pocos historiadores quedaron fuera de mi examen, siempre llevado a cabo del modo más exhaustivo posible, con nutrida anotación de los mejores textos, acompañados de los comentarios que estaban a mi alcance. De todo lo cual conservo abultada y organizada documentación. Esta preparación, previa al intento de redactar ningún ensayo histórico aplicado a los hechos del pasado nacional, me permitió encarar el tema local y relacionarlo con el de los países rectores del mundo. Por eso me fue posible presentar el desarrollo de la Argentina como protagonista de la historia general y salvar uno de los mayores inconvenientes visibles en gran parte de la historiografía argentina, consistente en el enfoque de las cosas nacionales como si se hubiesen desarrollado en un palenque cenado, como una lucha interna sin relación con el resto del mundo.
Esta perspectiva me resultó tanto más adecuada cuanto que no tardé mucho en ver la estrecha relación entre el desarrollo de los poderes nacientes y la vigilancia ejercida por las potencias que disfrutan la primacía en cada época para impedir aquel desarrollo. A tal punto que podría decirse que este es el problema crucial de toda gran empresa política en sus comienzos.
Así se puede ver que la mayoría de éstas, cuando logran concretarse en una experiencia afortunada, son aquellas que fueron menos estorbadas por los poderes del mundo. Y en algún caso, como en el de los EE. UU., se puede asegurar que el notable engrandecimiento que tuvieron en el menor tiempo posible se debió a que su desenvolvimiento no tuvo inconvenientes, salvo la intervención francesa en México, que apuntaba a la gran república del norte, y probablemente la única amenaza que se cernió sobre ella, pero sin consecuencias. No sólo no fue entorpecida, sino antes bien favorecida alternativamente por una u otra de las grandes potencias.
Con la Argentina ocurrió precisamente lo contrario. Desde antes que los rioplatenses pensaran siquiera en su autonomía, ya el nuevo imperio inglés, en expansión enseguida de la pérdida del que tenía en Nueva Inglaterra, era dirigido por gente que planeaba todos los movimientos del país a larguísimo plazo, como el de abrir el mercado hispanoamericano, uno de los problemas fundamentales del inmediato futuro. Así el desarrollo argentino resultó, desde el nacimiento de la república, permanentemente obstaculizado por las naciones dominantes en Europa. La batalla final de la emancipación hispanoamericana se dio a poco de iniciarse el período de paz general más dilatado de la historia conocida, un siglo entre 1814 y 1914, y en las etapas restantes no faltó jamás ese factor de perturbación que se tradujo en el establecimiento de una influencia extranjera que hizo del país una factoría, cuando tenía todas las condiciones necesarias para ser una gran nación.
Este es el punto de vista que he querido destacar en mi exposición de la historia argentina y creo haberlo hecho de modo más exhaustivo y coherente que el resto de los historiadores nacionales y extranjeros. Afirmación que hago sin desconocer los grandes aportes parciales de los indudables maestros que fundaron el sistema de la historia nacional hasta nuestros colegas modernos y contemporáneos.
Esta explicación tiene por objeto mostrar el motivo por el cual la editorial que me solicitó este trabajo (pedido sin el cual tal vez jamás lo hubiera intentado) finalmente lo rechazó. Porque en consonancia con ese dato vale la pena señalar que el desarrollo hispanoamericano, y especialmente el de la Argentina, es el más deficientemente estudiado en la literatura sociológica e histórica conocidas. Todas las grandes empresas de la Europa conquistadora que se adueñó de la mayor parte del orbe en el siglo XIX, han sido perfectamente examinadas por los especialistas del mundo entero. La conquista del África del norte, la apertura total del continente negro, el establecimiento de los británicos en Australia, en la India, en Indochina, tienen sus respectivas historias, que ponen al alcance del lector común los menores detalles de esos procesos. Circunstancia que se puede apreciar ya en los testimonios de los actores que intervinieron en aquellos sucesos. Así, por ejemplo, en las memorias de Guizot, que en ocho volúmenes detalla minuciosamente las hazañas de sus compatriotas en los cuatro puntos cardinales del globo, y apenas dice algunas cosas intrascendentes sobre la intervención, primero francesa, y después franco-inglesa en el Río de la Plata, que sin embargo duró una década a través de combates y treguas. ¿Será tal vez porque fracasó?
Si en parte he llenado ese vacío en la literatura del tema, habré hecho un servicio al país y una contribución para que conozca su historia en el concierto del mundo mejor de lo que la sabe hasta ahora.

Buenos Aires, enero de 1981.
Julio Irazusta