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Perón y la crisis argentina

 

Julio Irazusta

Perón y la crisis argentina – Julio Irazusta

240 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2021
, Argentina
tapa: blanda
 Precio para Argentina: 920 pesos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al hablar de peronismo en Argentina se suele hablar de nacionalismo, como si fueran una misma corriente. La realidad es que al momento del surgimiento del peronismo una parte del nacionalismo lo apoyó y otra se opuso desde el principio. Lo más raro es que gran parte de los nacionalistas que lo habían apoyado se pasaron luego a la oposición al ir desarrollándose la política peronista, hasta el punto que muchos de estos le achacan el haber coartado el resurgir nacionalista argentino que venía tomando forma.
Julio Irazusta era en ese entonces uno de los más reputados representantes del nacionalismo argentino y uno de los que se puso en la vereda de enfrente de Perón. Sin embargo, su posición siempre intentó dejar de lado las banderías políticas para actuar con objetividad, tanto como intentó buscar posiciones reconciliadoras tras la caída del peronismo. Por ello es tal vez uno de los pocos historiadores que pudo mantener la objetividad, sin dejar de ser crítico, para analizar los hechos del gobierno de Perón y no tanto el “relato”. Uno de sus mayores logros fue el poder inscribir su análisis dentro del esquema más silenciado de la historiografía argentina: el de la intromisión de Inglaterra en la política nacional versus la soberanía. Pues a pesar de que todo lo que se escribió sobre peronismo en aquella época estuvo teñido por las pasiones partidarias, tanto a favor como en contra, Irazusta intentó dejar de lado su posición y analizar con su reconocida excelencia de historiador los acontecimientos y acciones políticas del peronismo dentro del esquema del revisionismo histórico argentino.
Don Julio Irazusta —miembro de número de la Academia Nacional de la Historia, escritor, historiador, ensayista, político— tuvo a mano una vasta información, publicaciones, estadísticas, noticias periodísticas, toda la documentación que forma siempre la firme trabazón de sus obras, tanto históricas como políticas o literarias. Sus páginas serán siempre de rigurosa actualidad, pues en ellas se analiza el funcionamiento de la dominación inglesa en el país, sus métodos, los frutos que cosecha y la complicidad de la mal llamada clase dirigente argentina.
Sus afirmaciones, sólidamente fundadas, constituyen una nueva e importante contribución del autor al esclarecimiento de nuestra historia.

 

ÍNDICE

Prólogo7
Prefacio13
I.- Oportunidad de un termidor15
II.- Relación entre capacidad y éxito21
III.- Perón, favorecido por los errores de sus enemigos27
IV.- El presidente constitucional se transforma en tirano33
V.- Las libras-lapiz, respaldo del peso argentino39
VI.- El tratado Miranda-Eady y la sociedad mixta anglo-argentina para los ferrocarriles47
VII.- Perón repite a Julio Roca55
VIII.- La oposición política censura con acierto la sociedad mixta63
IX.- El “nacionalizador” a la fuerza71
X.- El convenio andes nos acarrea una perdida de 300 millones de pesos, que hoy serian 3.000.000.00079
XI.- El convenio de 194987
XII.- La desvalorización de la libra y la incertidumbre acerca de las cuentas anglo-argentinas95
XIII.- La farsa del impasse entre 1949 y 1951103
XIV.- Un original sistema de pagos devuelve a Inglaterra el equivalente de la renta que había perdido al liquidar los ferrocarriles111
XV.- El pozo ciego del comercio bilateral anglo-argentino119
XVI.- Perón resuelve empapelar el pais y arruinar el peso127
XVII.- El despilfarro del saldo en dólares135
XVIII.- Las ventas de oro143
XIX.- La expoliación del agro151
XX.- El i. a. p. i., mina de oro de los testaferros de Perón159
XXI.- Caída vertical de la producción agrícola167
XXII.- La farsa de la industrialización peronista173
XXIII.- El ataque a las mejores industrias nacionales, productoras de divisas181
xxiv.- La supuesta justicia social y la fiscalidad abusiva189
XXV.- Los planes de una hegemonía imposible, que dividen en lugar, de procurar la solidaridad interamericana195
XXVI.- El sabotaje a la producción de energía y el convenio con la California Argentina de Delaware 203
XXVII.- Factores personales y factores colectivos en el caso Perón213
Apendice N°. 1.- Manifiesto del comité nacional del partido libertador, del 6 de diciembre de 1945, en una hoja suelta219
Apéndice N°. 2.- Manifiesto del partido libertador, distrito de entre rios, aparecido en crítica, el 10 de febrero de 1946 N° 2231
Apéndice N°. 3.- Oración fúnebre ante los restos de Luis Dellepiane, por Rodolfo Irazusta, en el Cementerio de la Recoleta. N° 3235



PRÓLOGO

 

Ofrecemos en este volumen una nueva edición facsimilar de la aparecida en 1956, del análisis realizado por el autor de las principales cuestiones que caracterizaron el gobierno de Perón, en cuanto a su génesis, resonancia, trámite y consecuencias.
Hay hechos y circunstancias que superan la voluntad de los individuos, pertenecen a la historia como fenómeno colectivo, y no son susceptibles de modificación. Pero hay otros que responden a una coyuntura, cuyas consecuencias es dable al gobernante aprovechar o desviar hacia una vía muerta. El examen de los actos que responden a esta última es el tema principal de este libro. De ahí que su información razonada, la reflexión suficientemente esclarecida sobre los acontecimientos, y la ponderación de sus resultados, son aspectos todos que constituyen motivo suficiente para procurar su mayor difusión.
A casi cuatro décadas de la irrupción de Perón en la vida política nacional; a un cuarto de siglo de su derrocamiento, este gobernante, fidelísimo servidor de la postergación argentina, continúa siendo desfigurado, tanto por sus partidarios como por sus enemigos. Eso sí, más justificados los primeros que los segundos, porque para ellos representó una esperanza; mientras que los otros, mediante una propaganda tenaz aunque no dirigida a lo esencial, procuran descalificarlo, no reparando en adjetivo de más o de menos, y sin caer en la cuenta que ambos —partidarios y adversarios— están unidos por el común renunciamiento al imperativo ciudadano de dar una opinión responsable.
Así, atribuyen el origen de la inflación argentina a su gestión a partir de 1945, cuando ella se había iniciado en 1940, a poco de comenzada la guerra y convertídose la Argentina en principal proveedor de los ejércitos ingleses, mediante una flota con pabellón neutral y una emisión continuada del Banco Central, que acumulaba documentos que al final acabaron malbaratándose a cambio de chatarra, y emitiendo en el ínterin el importe de los mismos.
Cada cual procura aprovechar de la leyenda según su interés, y todos la deforman con aplicación digna de mejor causa. Se lo presenta como nacionalista, término equívoco, ya que, entre otras cosas, sirvió para que se calificara a sí misma una minoría antinacional, o, para ser más precisos, anglofila, que lo acompañó más o menos vergonzantemente, con pujos por participar, si no de las migajas del poder, a lo menos de las prebendas del presupuesto. El nacionalismo de Perón queda aclarado a lo largo de las páginas del libro.
A título ilustrativo de estas contradicciones que deben ser tenidas en cuenta para prevenir fanatismos políticos y fe ideológica —como sólo se debe a Dios, y esto como don de su gracia— cabe recordar a este respecto aquella referencia del embajador inglés Davies en sus memorias cuando en 1941, al ser reemplazado en el cargo, consignó que los cuatro mejores amigos durante su gestión en la Argentina lo habían sido el presidente de la República, doctor Ramón S. Castillo; su canciller, doctor Enrique Ruiz Guiñazú; su embajador en Londres, doctor Miguel Angel Cárcano, y el coronel Juan Domingo Perón. Algo así como una designación anticipada, la media palabra en favor del próximo candidato oficial a la presidencia, de la Nación, que trae a la memoria aquella proclamación hecha en la comida de la Cámara de Comercio británica de la candidatura presidencial del entonces ministro del presidente Justo, el doctor Roberto M. Ortiz.
La conducción económica de Perón fue singularmente parecida a la de sus antecesores y a la de quienes lo sucedieron. Sólo que él recibió un país con una economía afirmada por la situación del mundo en guerra, y rico en créditos, y lo dejó inmerso en deudas, estancados el agro y la industria, y dilapidados los frutos de diez años de renta nacional. Pocos gobernantes se afanaron, tan audaz y venturosamente como él, para desviamos de la dorada oportunidad que ofreció la rueda de la fortuna en la última guerra mundial, malbaratando para ello la riqueza acumulada por el país.
Sus maniobras para el manejo de la opinión no han sido ni más ni menos corruptoras que las de sus maestros y epígonos. Y los dicterios que más se esgrimen en su contra son, por lo general, los de dictador, tirano y nazi. Valga como ejemplo de la ingenuidad, argentina o de la malicia del régimen aquel contraste que llamó la atención de otro embajador imperial, David Kelly, que en sus memorias trae a colación su primera misión en la Argentina, en 1919, gobernada entonces por un caudillo popular, de extracción radical, al que atacaba duramente la oposición personificada en el partido conservador, el partido de los “distinguidos”, fundada en la presunta germanofilia del presidente Yrigoyen. Y al regresar, al cabo de veinte años, para desempeñarse como embajador ante nosotros, observa que el partido en aquel lejano entonces en el llano, era el que gobernaba, y que los radicales, esta vez en la oposición, sustentaban su campaña pseudo democrática y de crítica, en la germanofilia del presidente Castillo. El comentario es obvio. Apenas cabría aquello de “plus ça change, plus c’est la même chose”. ¿Hasta cuándo?
Rodolfo Irazusta, en el homenaje que le brindaron sus amigos políticos a él y a su hermano, el autor de la obra que ofrecemos, con motivo de cumplirse treinta años desde la aparición de “La Argentina y el imperialismo británico”, dio su propia explicación sobre Perón, en 1964, es decir, pasados diez años de su derrocamiento.
“En las épocas del régimen, —dijo— los notables abogados traicionaban los intereses del país, pero en una medida relativa. Se daban ventajas a las empresas, y esos señores, al hacerlo, estaban mirados por el pueblo con un desprestigio tal, que nunca pudieron tener de su parte al electorado del país, Siempre tuvieron que hacer fraude para llegar al gobierno.
“Perón, con su inteligencia sutil, tiene un encargo del extranjero, del régimen económico que trasciende y gravita sobre la política nacional, tenía la misión de arruinar al país, y lo hizo a conciencia.”
Cualquiera sea el caso, lo cierto es que el personaje va perdiendo importancia como tal frente a las exigencias propias de la vida de un pueblo en procura aun de su rumbo como Nación, y de ahí quizás la conveniencia de haber eliminado del texto de esta obra la reiteración de adjetivos propios del momento, a fin de dejar más al desnudo la fría realidad de los hechos, de las cifras, de la actuación de los protagonistas de una coyuntura histórica perdida. Pero, ante las dramáticas horas que vivimos a raíz de la recuperación de las islas Malvinas por el gobierno de las Fuerzas Armadas, y las medidas de guerra adoptadas por Gran Bretaña, se ha preferido no introducir modificación alguna, pues una buena parte del libro está referida a la descripción y al análisis de la influencia inglesa en la Argentina, y a la participación que le cupo al gobernante amigo de las masas para afianzarla y reforzar los cimientos de una política ruinosa que, por la acción de las armas, puede verse en un futuro próximo desmontada, luego de un siglo largo de vigencia, siempre que no se pierda —según inveterada tradición— en la mesa de las negociaciones lo ganado al precio de la sangre.
La gran esperanza del cambio continúa alentando al pueblo argentino, y de ahí que sea oportuno aclarar que esta nueva edición de una obra, escrita al rescoldo mismo de los acontecimientos, no significa reiterar denuestos, sino que aspira a mostrar una realidad que, aprovechada como lección, sirva para ajustar el derrotero que todos los días exige corrección en el desenvolvimiento de un gran pueblo; que fecunde con sus aciertos a la opinión pública mediante el libre debate de las ideas; y que sirva para lograr ese difícil consenso de la ciudadanía, que es el sostén de los gobiernos.
Buenos Aires, abril de 1982.
Los Editores

PREFACIO

 

Los capítulos iniciales de este libro se escribieron en las primeras seis semanas anteriores al cambio de gobierno que se operó el 13 de noviembre de 1955, con la defenestración del general Lonardi y su reemplazo por el general Aramburu. Sin desconocer que en lo esencial de la conducción nacional, el gobierno seguía las mismas líneas antes que después del cambio, no se puede negar que en lo relativo a la política interna el programa conciliador del jefe revolucionario era más oportuno y adecuado a las circunstancias que el del representante burocrático de las fuerzas armadas, con su nueva doctrina nacional convertida en dogma impuesto desde arriba, como en tiempos que parecían idos para siempre. De haber intentado reformar aquellos capítulos, para dejarlos a tono con la situación actual, habría debido tomarme un trabajo que redundaría en una demora mayor de la que ya ha sufrido el libro en ofrecerse al público. Los dejo pues, como estaban, con la advertencia de que se redactaron en circunstancias diferentes; y que las posteriores al cambio se juzgarán en otro trabajo en preparación.