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LA DIVISIÓN AZUL

... Donde Asia Comienza

General Emilio Esteban Infantes

 

 

La División Azul (donde asia comienza) - Gral. Emilio Esteban Infantes

 

320 págs.,
Encuadernación Rústica
Ediciones Sieghels, 2008
14 x 21 cm.
 Precio para Argentina: 180 pesos
 Precio internacional: 24 euros

 

 

 

 

 

 

La División Azul estuvo bajo el mando primero, del general Muñoz Grandes (hasta diciembre de 1942), y después del general Esteban-Infantes (hasta diciembre de 1943).
Esteban Infantes, autor de la obra que aquí presentamos, ha vivido con toda intensidad gran parte de los acontecimientos que expone; durante más de año y medio ha compartido con los demás divisionarios alegrías, penas y entusiasmos; ha vibrado con ellos en momentos sublimes de exaltación y encajado con serenidad horas adversas; ha conocido y penetrado el ambiente, el medio, el escenario de la lucha, y puede, con la garantía de lo coetáneo publicar unos capítulos, fruto de observación personal y directa para que más tarde, escritores capacitados, aprovechen este material en la redacción definitiva de la historia de la actuación de la División Azul en Rusia.
Dedicamos aquí la debida atención a la situación general europea en el verano de 1941; razones que aconsejaron la organización de la División expedicionaria; traslado al frente de Combate, con la detención en Grafenwhör; ambiente y medio en que se va a combatir; despliegue inicial en el Wolchow; cabeza de puente al este del río; combates de Possad y rectificación del frente; episodio del lago Ilmen; compás de espera y bolsa del Wolchow, cambio de zona con detención en Wyriza; despliegue de Puschkin a Krasnybor; combates al sur del lago Ladoga; batalla de Krasnybor y combates del Ishora; golpes de mano; retirada de línea y concentración al oeste de Gastchina (Krasnowardeit) y, por último, regreso de la División a España dejando simbólicamente en Rusia un Tercio de voluntarios.
Realmente aquí debiera darse por terminado este volumen, pero quedaría incompleto según nuestro parecer, si no dedicáramos unos capítulos a la Escuadrilla española en Rusia; espíritu religioso de los divisionarios; última entrevista con Hitler y Keitel; preocupación por los cementerios españoles que dejábamos en Rusia, penalidades y repatriación de nuestros prisioneros y como final unos datos estadísticos que ayuden a establecer un paralelo con expediciones españolas anteriores.

 

ÍNDICE

PRIMERA  PARTE

CAPITULO I
Presencia de España en Europa

I.  Llamada. Banderines de enganche. Se recluta y sale de España una División con lo 'mejor de nuestra juventud
II.  Soldados españoles cruzan Francia y son vitoreados en Alemania. Grafenwhör, escuela de combatientes
III. Medio en que van a moverse nuestros voluntarios: Pueblo y soldados rusos, clima, costumbres

CAPITULO II
Nuestros divisionarios se cubren de gloria

I. El eco de sus pisadas resuena en Rusia
II.  Situación general en el frente del Este
III. Escenario de la lucha próxima. Nowgorod, ciudad muerta. Entusiasmo e impaciencia. Despliegue inicial
IV.   Bautismo de sangre. Se cruza el río Volchow. Cabeza de puente
V. Heroísmo en Possad

CAPITULO III
Fraternidad hispano-alemana

I.  Organización defensiva. Clavados en el terreno
II.  Sobre las heladas aguas del lago Ilmen
III. Compás de espera. El Alcázar. Sapolje
IV.- Hay que repartir la gloria y el riesgo. Batallones de marcha. Primeros repatriados
V.   Se aniquila la bolsa del Wolchow
VI. Cambio de frente

 

SEGUNDA  PARTE

CAPITULO IV
Con el vencedor de Sebastopol

I.   Del Kremlin de Nowgorod a los arrabales de San Petersburgo. (Leningrado)
II.   La División custodia palacios de zares. Despliegue y desgaste
III. Adaptación. Preparativos para el sitio de San Petersburgo. La guerra cambia de signo
IV. Compenetración de nuestros soldados con la población rusa

CAPITULO V
El Neva teñido con sangre española

I.  Un batallón en el lago Ladoga. Hablan las bayonetas
II.  Batalla de Krasnybor. Lucha gigantesca en el ferrocarril y carretera Leningrado-Moscú. Conductas sublimes.
III.  Combates en el río Ishora. Acaba la batalla.

CAPITULO VI
Un verano de emociones diversas

I. Acciones locales. Golpes de mano y de fuego
II. Vacaciones que no son de descanso
III. Los artilleros rusos festejan el 18 de julio. Se fortifica en profundidad.
IV. Las luminarias de San Petersburgo

CAPITULO VII
Soldados españoles jalonan el camino San Petersburgo-Hendaya

I.   La Plana Mayor de enlace alemán
II.   Una retaguardia de 3.000 kilómetros
III. Por qué fué a Rusia la División Española
IV. Nuestra gloriosa Escuadrilla
V.   Misión y espíritu de la División

TERCERA  PARTE

CAPITULO VIII
La División deja iras sí una estela de prestigio

I. Del palacio de Catalina II a la bolsa de Oraniembaun. El adiós a nuestros muertos
II.  Trance doloroso. Repatriación. Despedida con todos los honores
III.   Misión cumplida. Abrazo alemán

CAPITULO IX
Hitler fué un vidente de la amenaza rusa

I. Ultima entrevista con el Führer
II.   Un tercio español en Europa ¿Evocación de
Carlos XII. Repliegue

CAPITULO X
Dignidad y entereza en el cautiverio

I,  Tres centenas de prisioneros españoles desparramados de Siberia a Odesa (7.000 kilómetros). Ejemplos de virilidad. Los últimos repatriados de la División Azul

CAPITULO COMPLEMENTARIO
Relieve histórico de la expedición a Rusia

I.   «Hoja de Campaña»
II.  Algunos datos estadísticos
III.   Paralelo con anteriores expediciones españolas

INTRODUCCIÓN

La División Azul estuvo bajo el mando primero, del general Muñoz Grandes (hasta diciembre de 1942), y después del general Esteban-Infantes (hasta diciembre de 1943).
El general Muñoz Grandes, nacido en enero de 1896, tuvo una actuación destacadísima en Marruecos, principalmente como jefe de Harka, alcanzando varios empleos por méritos de guerra. El general Berenguer, y más tarde el general Primo de Rivera, vieron en él un jefe de extraordinarias condiciones para el mando de fuerzas indígenas, designándole para las misiones más delicadas. En nuestra guerra de Liberación desempeñó la jefatura de un Cuerpo de ejército. En junio de 1941 ejercía el caigo de Gobernador del campo de Gibraltar y jefe de la división 22, cuando S. E. el Generalísimo le escogió para organizar !a División de Voluntarios con la que salió para Rusia en julio de 1941.
El general Esteban-Infantes, autor de este libro, procedente del Cuerpo de Estado Mayor, nació en 1892. estuvo también muchos años en Marruecos, de donde volvió en 1928, ya como teniente coronel por méritos de guerra, para desempeñar el cargo de primer profesor de la Academia General Militar en sus primeros tiempos bajo el mando del hoy Generalísimo Franco, jefe del Estado. Hizo la guerra de liberación como jefe de Estado Mayor de Cuerpo de Ejército y ejerció además mando de columna y de División. En julio de 1936 estaba separado del Ejército por haberse sublevado con el general Sanjurjo en 1932 contra el funesto gobierno de Azaña. En marzo de 1942, estando desempeñando el puesto de jefe de E. M. de Cataluña, fue designado por el Caudillo para organizar el relevo de la División Azul; y como 2º jefe de la misma, a las órdenes de Muñoz Grandes, se incorporó al frente del Wolchow en el mes de agosto de 1942. El 13 de diciembre del mismo año tomó el mando de la 1ª Jefatura y en ella continuó hasta diciembre de 1943, que regresó a España al deshacerse y repatriarse la División de Voluntarios.

A GUISA DE PRÓLOGO

Nada más plausible que tratar de ensalzar los valores nacionales contemporáneos en una obra de divulgación. La Editorial AHR de Barcelona concibió y realizó el proyecto de recoger en una colección bien cuidada de 20 volúmenes las figuras y episodios más salientes de la Historia de nuestros días.
Uno de los hechos de mayor relieve fué sin duda la expedición de españoles a Rusia en 1941 para combatir el comunismo.
La llamada División Azul, incorporada al Ejército alemán del Este en la última conflagración mundial, integraba lo más brioso de nuestra juventud y con ella escribió brillantes páginas guerreras, reveladoras de nuestro resurgir. «La División Azul» es uno de los volúmenes que incluye en su colección Editorial AHR y de su composición y redacción fué encargado el que esto escribe. Al autor se le marcaron las condiciones de extensión y contenido de la obra. En menos de 300 páginas habían de recogerse las vicisitudes de 18.000 españoles en la mayor y más sangrienta contienda habida en el orbe, durante un período de cerca de tres años.
Muy difícil tarea es la de compendiar una empresa gloriosa y pródiga en actuaciones heroicas personales y colectivas sin detenerse en el relato y análisis de hechos, base de su contenido y origen forzoso de juicios y comentarios.
Se necesitan unas aptitudes especiales para saber entremezclar lo anecdótico con lo fundamental en un intento de amenidad narrativa que rara vez se consigue. El estilo puramente militar, sobrio y tajante, de descripción de combates y movimientos de fuerzas, imprescindible en un trabajo de esta índole, ha de contrastar forzosamente con el más suelto y variado de los capítulos dedicados al ambiente y medio en que la acción se desenvuelve. El arte de armonizar, en este tipo de libro, lo sustancial con lo literario está reservado a plumas escogidas. Los que carecemos de este arte nos hemos de conformar con ser veraces, claros, ponderar lo principal y lo secundario para la distribución justa del espacio disponible con sentido de la medida; y como aspiración máxima pretender llevar hasta el lector una idea de conjunto lo más cercana posible a la realidad para que él pueda compenetrarse con los protagonistas y discriminar sus reacciones. Con perfecto conocimiento de las dificultades con que hemos de tropezar para salir airosos del compromiso contraído y con la seguridad de que por muy grandes que sean nuestros esfuerzos no conseguiremos superarlos totalmente, nos lanzamos a escribir, animados del mejor deseo y con la tranquilidad de saber positivamente que han sido escrupulosamente examinados y comprobados hechos, referencias y gráficos que figuran a continuación.

El autor ha vivido con toda intensidad gran parte de los acontecimientos que expone; durante más de año y medio ha compartido con los demás divisionarios alegrías, penas y entusiasmos; ha vibrado con ellos en momentos sublimes de exaltación y encajado con serenidad horas adversas; ha conocido y penetrado el ambiente, el medio, el escenario de la lucha, y puede, con la garantía de lo coetáneo publicar unos capítulos, fruto de observación personal y directa para que más tarde, escritores capacitados, aprovechen este material en la redacción definitiva de la historia de la actuación de la División Azul en Rusia.
Esta actuación abarca dos períodos muy señalados: 1º. el del Wolchow y lago Ilmen, 2º. el del frente de Leningrado (San Petersburgo). Antes de llegar al primero y como fase preparatoria se recogen la organización y traslado hasta la zona de operaciones; después del segundo no se puede prescindir de la retirada de línea y repatriación de los voluntarios.
Dentro de este cuadro es necesario marcar las vicisitudes más importantes como jalones que nos sirvan para señalar la ruta de los acontecimientos, ordenándolos y agrupándolos de la manera más conveniente para su mayor claridad y comprensión. Para ello dedicamos la debida atención a la situación general europea en el verano de 1941; razones que aconsejaron la organización de la División expedicionaria; traslado al frente de Combate, con la detención en Grafenwhör; ambiente y medio en que se va a combatir; despliegue inicial en el Wolchow; cabeza de puente al este del río; combates de Possad y rectificación del frente; episodio del lago Ilmen; compás de espera y bolsa del Wolchow, cambio de zona con detención en Wyriza; despliegue de Puschkin a Krasnybor; combates al sur del lago Ladoga; batalla de Krasnybor y combates del Ishora; golpes de mano; retirada de línea y concentración al oeste de Gastchina (Krasnowardeit) y, por último, regreso de la División a España dejando simbólicamente en Rusia un Tercio de voluntarios.
Realmente aquí debiera darse por terminado este volumen, pero quedaría incompleto según nuestro parecer, si no dedicáramos unos capítulos a la Escuadrilla española en Rusia; espíritu religioso de los divisionarios; última entrevista con Hitler y Keitel; preocupación por los cementerios españoles que dejábamos en Rusia, penalidades y repatriación de nuestros prisioneros y como final unos datos estadísticos que ayuden a establecer un paralelo con expediciones españolas anteriores.
Esta especie de índice orientador de las páginas que siguen creemos que es algo indispensable para informar previamente al lector del orden seguido en este libro y su contenido principal. No encontrará en él alardes literarios ni anécdotas sentimentales. El autor no sabe ni pretende conseguir otra cosa que dar veracidad a los relatos, y sentar la afirmación de que no le movieron a escribir este libro más que nobles estímulos y deseo de acierto.