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Iniciación y realización espiritual



René Guénon

Iniciación y realización espiritual - 
René Guénon




276 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2022
, Argentina
tapa: blanda
 Precio para Argentina: 2020 pesos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

René Guénon ha cumplido un papel que, si bien no lo suficientemente reconocido, ha resultado fundamental para el pensamiento moderno, en tanto que ha devuelto a la luz la doctrina tradicional desde hace tanto tiempo olvidada en occidente.
Atendiendo al pedido del mismo René Guénon antes de su muerte, “Iniciación y realización espiritual” es el primer y más importante de sus libros póstumos dado que, siguiendo con lo empezado en “Apercepciones sobre la iniciación”, se reúnen aquí diversos artículos con el fin de esclarecer qué es realmente una iniciación y las condiciones de la realización espiritual, en tiempos donde existe mucha más especulación que verdadera realización.
Para René Guénon la iniciación es esencialmente la transmisión, por ritos apropiados, de una influencia espiritual destinada a permitir al ser que es hoy día un hombre alcanzar el estado espiritual que diversas tradiciones designan como el «estado edénico», para elevarse después a los estados superiores del ser y obtener al fin lo que se puede llamar indiferentemente la «Liberación» o el estado de «Identidad Suprema». René Guénon precisó las condiciones de la iniciación y las características de las organizaciones que están habilitadas para transmitirla y, haciendo camino, marcó por una parte la distinción que hay lugar a establecer entre conocimiento iniciático y cultura profana y la no menos importante entre la vía iniciática y la vía mística.
Los artículos que componen la presente obra se agrupan en cuatro partes.
En la primera parte, el autor trata de los obstáculos mentales y psicológicos que pueden oponerse a la comprensión del punto de vista iniciático y a la búsqueda de una iniciación; son: la creencia en la posibilidad de «vulgarizar» todo conocimiento; la confusión entre la metafísica y la dialéctica que es su expresión necesaria e imperfecta; el miedo, y la preocupación por la opinión pública.
La segunda parte precisa y desarrolla algunos puntos muy importantes concernientes a la naturaleza de la iniciación y a algunas de las condiciones de su búsqueda. En “Apercepciones sobre la Iniciación”, el autor había afirmado más bien que demostrado la necesidad del vinculamiento iniciático. Es esta demostración la que constituye el objeto del primer capítulo de la segunda parte en el cual se considera además el caso en el cual la iniciación es obtenida fuera de los medios ordinarios y normales. El capítulo siguiente distingue nítidamente la influencia espiritual propiamente dicha de las influencias psíquicas que son como su «vestidura». Formuladas esas precisiones, se aborda una cuestión enteramente capital: la necesidad de un exoterismo tradicional para todo aspirante a la iniciación. Este capítulo se completa naturalmente por el estudio sobre Salvación y Liberación que es la «justificación» metafísica del esoterismo. En los capítulos siguientes expone como la «vida ordinaria» puede ser «sacralizada» de manera que pierda todo carácter «profano» y que permita al individuo una participación constante en la Tradición. Guénon aclara que no es ciertamente imposible para un occidental buscar una vía de realización iniciática en una tradición extranjera, y el capítulo XII muestra en cuales condiciones puede ser considerada como legítima lo que se llama comúnmente una «conversión».
En la tercera parte se trata principalmente del método y de las diferentes vías de realización iniciática así como de la cuestión del «Maestro espiritual».
La última parte y, bajo varios aspectos, la más importante, considera algunos grados de esta realización espiritual, cuya comprensión se dedica a facilitar todo lo que precede, y, en una cierta medida, también se consideran los medios de acceso. Los tres últimos capítulos, en fin, que son verdaderamente la llave de las Apercepciones sobre la Iniciación y del presente libro, aportan la exposición metafísica que permite la comprensión intelectual de la posibilidad, a partir de nuestro estado corporal, de una realización espiritual total así como de la naturaleza y de la función de los Enviados divinos que las diversas tradiciones designan por los nombres de Profeta, Rasûl, Bodhisattwa y Avatâra.

 

ÍNDICE

Prefacio7
I.- Contra la vulgarización13
II.- Metafísica y dialéctica19
III.- La enfermedad de la angustia29
IV.- La costumbre contra la tradición37
V.- A propósito del vinculamiento iniciático43
Apéndice.- (capítulo V)61
VI.- Influencias espirituales y «egregores»65
VII.- Necesidad del exoterismo tradicional71
VIII.- Salvación y liberación77
IX.- Punto de vista ritual y punto de vista moral83
X.- Sobre la «glorificación del trabajo»89
XI.- Lo sagrado y lo profano95
XII.- A propósito de «conversiones»101
XIII.- Ceremonialismo y esteticismo107
XIV.- Nuevas confusiones117
XV.- Sobre el pretendido «orgullo intelectual»125
XVI.- Contemplación directa y contemplación por reflejo131
XVII.- Doctrina y método137
XVIII.- Las tres vías y las formas iniciáticas145
XIX.- Ascesis y ascetismo157
XX.- Guru y upaguru163
XXI.- Verdaderos y falsos instructores espirituales169
XXII.- Sabiduría innata y sabiduría adquirida175
XXIII.- Trabajo iniciático colectivo y «presencia» espiritual183
XXIV.- Sobre el papel del Guru189
XXV.- Sobre los grados iniciáticos197
XXVI.- Contra el «quietismo»201
XXVII.- Locura aparente y sabiduría oculta209
XXVIII.- La máscara «popular»217
Apéndice.- (Capítulo xxviii)225
XXIX.- La junción de los extremos229
XXX.- ¿Está el espíritu en el cuerpo o el cuerpo en el espíritu?237
XXXI.- Las dos noches247
XXXII.- Realización ascendente y descendente259

PREFACIO

 

Presintiendo quizás su fin próximo, René Guénon, en los meses que precedieron inmediatamente a su muerte, nos había dado algunas indicaciones en vistas del cumplimiento de su obra cuando él hubiera desaparecido. En las cartas fechadas del 30 de agosto y del 24 de septiembre de 1950, nos expresaba, entre otras cosas, el deseo de que se reunieran en volúmenes los artículos que no había utilizado todavía en sus libros ya existentes. «Habría solamente, nos escribía, la dificultad de saber de qué manera clasificarlos para formar con ellos unos conjuntos tan coherentes como sea posible, lo que actualmente sería bien incapaz de hacer yo mismo... Si alguna vez pudiera llegar a preparar algo, lo que dudo, desafortunadamente, cada vez más, preferiría preparar ante todo uno o dos libros de artículos sobre el simbolismo, y quizás también una continuación a las Apercepciones sobre la Iniciación, ya que me parece que pronto habrá bastantes artículos más tocantes a este sujeto como para poder formar un segundo volumen».
La obra que presentamos hoy es la primera realización del voto formulado por René Guénon. La hemos escogido para inaugurar la serie de los libros póstumos porque se prestaba a ser puesta a punto más rápidamente que las obras sobre el simbolismo que René Guénon consideraba en primer lugar, y también porque el tema tratado nos parecía tener un interés más apremiante.
Según un primer examen de los artículos dejados por René Guénon, pensamos que las obras póstumas no comprenderán menos de siete volúmenes, comprendida la obra presente. El largo y delicado trabajo de clasificación y de coordinación de los textos no está todavía suficientemente avanzado como para que podamos indicar desde ahora los títulos definitivos y la fecha probable de publicación de las diferentes obras, pero esperamos que las circunstancias nos permitirán no hacer esperar demasiado tiempo a los numerosos admiradores de aquel que ha devuelto a la luz la doctrina tradicional desde hace tanto tiempo olvidada en occidente.
***
Debemos decir ahora algunas palabras sobre la composición de la presente obra. Así como se ha visto más atrás, René Guénon no nos había dejado ninguna indicación sobre la distribución de las materias a publicar y nosotros hemos debido así tomar la responsabilidad de ello. El texto que presentamos es todo entero y exclusivamente de la mano de René Guénon. No le hemos aportado ni agregado modificaciones ni supresiones, salvo aquellas, muy raras, que se necesitaban por la presentación en volumen de artículos aislados cuyo orden de publicación, frecuentemente motivado por una circunstancia de actualidad, no coincide exactamente con el orden que hemos adoptado para los capítulos porque nos parecía el más lógico y que corresponde mejor al desarrollo del pensamiento del autor. Sobre este orden, debemos al lector algunas explicaciones.
En las Apercepciones sobre la Iniciación, René Guénon se dedicó a definir la naturaleza de la iniciación que es esencialmente la transmisión, por ritos apropiados, de una influencia espiritual destinada a permitir al ser que es hoy día un hombre alcanzar el estado espiritual que diversas tradiciones designan como el «estado edénico», para elevarse después a los estados superiores del ser y obtener al fin lo que se puede llamar indiferentemente la «Liberación» o el estado de «Identidad Suprema». René Guénon precisó las condiciones de la iniciación y las características de las organizaciones que están habilitadas para transmitirla y, haciendo camino, marcó por una parte la distinción que hay lugar a establecer entre conocimiento iniciático y cultura profana y la no menos importante entre la vía iniciática y la vía mística.
La presente obra precisa, completa y aclara la precedente de varias maneras. Los artículos que la componen se dejan agrupar bastante bien en cuatro partes.
En la primera parte, el autor trata de los obstáculos mentales y psicológicos que pueden oponerse a la comprensión del punto de vista iniciático y a la búsqueda de una iniciación; son: la creencia en la posibilidad de «vulgarizar» todo conocimiento, la confusión entre la metafísica y la dialéctica que es su expresión necesaria e imperfecta, el miedo, y la preocupación por la opinión pública.
La segunda parte precisa y desarrolla algunos puntos muy importantes concernientes a la naturaleza de la iniciación y a algunas de las condiciones de su búsqueda. En las Apercepciones sobre la Iniciación, el autor había afirmado más bien que demostrado la necesidad del vinculamiento iniciático. Es esta demostración la que constituye el objeto del primer capítulo de la segunda parte en el cual se considera además el caso en el cual la iniciación es obtenida fuera de los medios ordinarios y normales. El capítulo siguiente distingue nítidamente la influencia espiritual propiamente dicha de las influencias psíquicas que son como su «vestidura». Formuladas esas precisiones, se aborda una cuestión enteramente capital que René Guénon no había creído deber tratar hasta aquí de una manera especial ya que la misma le parecía resuelta de antemano por todo el conjunto de su obra anterior: es la necesidad de un exoterismo tradicional para todo aspirante a la iniciación. Este capítulo se completa naturalmente por el estudio sobre Salvación y Liberación que es la «justificación» metafísica del esoterismo. Ligándose directamente al sujeto precedente, los capítulos IX, X y XI exponen como la «vida ordinaria» puede ser «sacralizada» de manera que pierda todo carácter «profano» y que permita al individuo una participación constante en la Tradición, lo que es una de las condiciones requeridas para el paso de la iniciación virtual a la iniciación efectiva. Pero es menester reconocer que el mundo occidental, incluso entre algunos representantes del espíritu religioso que en él subsiste, tiende hacia una «laiquización» cada vez más acentuada de la vida social, lo que acusa una inquietante pérdida de vitalidad de la tradición cristiana. No es ciertamente imposible para un occidental buscar una vía de realización iniciática en una tradición extranjera, y el capítulo XII muestra en cuales condiciones puede ser considerada como legítima lo que se llama comúnmente una «conversión». Sin embargo, el paso a una tradición extranjera no es aceptable más que si es independiente de toda preocupación de «esteticismo» y de «exotismo»..., y el autor hace observar que hay occidentales que, por el hecho de su constitución psíquica especial, jamás podrán dejar de serlo y harían mucho mejor permaneciendo tales entera y francamente.
Sin embargo, éstos deben guardarse de todos los pseudo-esoterismos, ya se trate del pseudo-esoterismo de los ocultistas y de los teosofistas o de las fantasías más seductoras quizás que, anunciándose por un cristianismo auténtico, tendrían como cometido sobre todo dar una aparente satisfacción a aquellos de los cristianos que piensan no poder contentarse con la enseñanza exotérica corriente (capítulo XIV). En el capítulo XV, René Guénon muestra la inanidad del reproche de «orgullo intelectual» tan frecuentemente formulado al respecto del esoterismo en algunos medios religiosos. En fin, esta segunda parte se termina con nuevas precisiones sobre las diferencias esenciales que existen entre la realización iniciática y la realización mística.
Los temas tratados en la tercera parte son enteramente nuevos en relación a las Apercepciones sobre la Iniciación. Se trata principalmente del método y de las diferentes vías de realización iniciática así como de la cuestión del «Maestro espiritual». Un capítulo particularmente importante para aquellos que están vinculados a lo que subsiste todavía de las iniciaciones artesanales del mundo occidental es el de «Trabajo iniciático colectivo y presencia espiritual» donde el autor muestra que la presencia de un Maestro humano en tales organizaciones no presenta el mismo carácter de absoluta necesidad que en la mayor parte de las demás formas de iniciación.
La última parte y, bajo varios aspectos, la más importante, considera algunos grados de esta realización espiritual, cuya comprensión se dedica a facilitar todo lo que precede, y, en una cierta medida, también se consideran los medios de acceso (capítulos XXVI a XXIX). Los tres últimos capítulos, en fin, que son verdaderamente la llave de las Apercepciones sobre la Iniciación y del presente libro, aportan la exposición metafísica que permite la comprensión intelectual de la posibilidad, a partir de nuestro estado corporal, de una realización espiritual total así como de la naturaleza y de la función de los Enviados divinos que las diversas tradiciones designan por los nombres de Profeta, Rasûl, Bodhisattwa y Avatâra.
Para facilitar la inteligencia de los capítulos V y XXVIII, hemos creído útil reproducir en apéndice los textos a los cuales remite el autor relativos a los Afrâd y a los Malâmatiyah que designan grados de iniciación efectiva en el esoterismo islámico.

JEAN REYOR.