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Introducción al Hagakure



La Ética Samurai y Japón


Yukio Mishima

Introducción al Hagakure - 
La Ética Samurai y Japón
 - Yukio Mishima



160 páginas
medidas: 14,5 x 20 cm.
Ediciones Sieghels
2022
, Argentina
tapa: blanda
 Precio para Argentina: 1440 pesos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Introducción al «Hagakure», escrita en 1967, tres años antes de su dramático suicidio ritual en el Cuartel General de las Fuerzas de Autodefensa en Tokio, es una de las obras que mejor representan el pensamiento de este escritor y pensador de elite que fue Yukio Mishima. Pues si la fascinación por el ideario del guerrero fue constante en toda su vida, el Hagakure es el libro clásico de la tradición Samurái del Japón, y, como tal, fue su libro predilecto: “Puedo afirmar, si hay un libro al que he vuelto una y otra vez, cuyos párrafos han sido lectura y relectura constantes en todos los años que siguieron, ése ha sido el Hagakure. Sobre todo, después de que acabó la guerra –en el transcurso de la cual era una lectura socialmente obligatoria– la luz de Hagakure empezó a brillar en mí. Tal vez sea una obra paradójica en su origen. En la guerra era como un cuerpo luminoso a plena luz; en la oscuridad, sin embargo, es cuando su brillo irradia con todo su fulgor. El libro que me guiara en todo momento tenía que ser la base de mis principios éticos y, al mismo tiempo, debía ser una obra plenamente aceptada en mis años de juventud. Sí, tenía que servirme de firme sostén para mis dos facetas: la de la soledad y la de mi postura antisocial. Por añadidura, había de ser un libro que estuviera prohibido por mis coetáneos. Hagakure cumplía todos esos requisitos”.
El Hagakure, que puede traducirse como “Oculto entre la hojarasca”, fue ensalzado por el nacionalismo nipón de principios de siglo XX como “el espíritu único de los japoneses”. Durante la Segunda Guerra Mundial, las ediciones proliferaron y se vendieron en cantidades asombrosas. “Descubrí que el Camino del Samurái es la muerte”, se convirtió en un eslogan de los jóvenes pilotos kamikazes que se lanzaban a su muerte para repeler al enemigo. Después de la guerra, Hagakure fue abandonado rápidamente por ser peligroso y subversivo. Muchas copias fueron destruidas para no ser alcanzadas por los ojos de las autoridades de ocupación.
Es entonces cuando el Hagakure se convierte en un refugio para Mishima, le muestra lo que debe hacer si pretende ser de verdad un samurái: debe estar dispuesto a no sustraerse a los sacrificios, no eludir los sufrimientos, fortalecerse en el dolor; vivir aprendiendo a morir instante a instante y, sobre todo, estar lo suficientemente preparado para, llegado el caso, ser capaz de realizar seppuku. Para ello, todos los samuráis saben que han de ser poderosos y fuertes en sus cualidades viriles, estar provistos de una energía especial, de un espíritu distinto, o, de lo contrario, fracasarían. Por ello es que critica el afeminamiento de los hombres de hoy, resultado de la creciente democratización a la americana que se observa en la sociedad japonesa. Para él la muerte es un camino ascético, una meditación constante para resignificar la vida a la luz de su fin, pero también un símbolo del camino del abandono de uno mismo como medio para conseguir la virtud.
El libro original de Jocho es una enorme recopilación que incluye instrucciones morales y prácticas para los samuráis, así como información sobre la historia local y las hazañas de determinados guerreros. Mishima hace hincapié, además de en la muerte, en la acción, la subjetividad, la fuerza de carácter, la pasión y el amor. Mishima establece un paralelismo entre la decadencia moral de la época de Jocho y la del Japón de la posguerra, y explica cómo los consejos de Jocho le han ayudado a vivir una vida anacrónica y, por tanto, digna. Subraya el importante papel que desempeñó Hagakure en su desarrollo durante la guerra y analiza las similitudes entre sus propias críticas al Japón materialista de la posguerra y las críticas de Jocho a la suntuosa decadencia de sus contemporáneos.
Mishima parece bastante cercano a Jocho en sus ideas sobre la moral personal. En su insistencia en la perfección espiritual y física del ser, ambos hombres parecen ser básicamente asociales; ambos se preocupan por la motivación personal, por cómo uno actúa más que por las consecuencias de la acción. Siempre se hace hincapié en el individuo, cuyo objetivo final es el autocultivo más que la contribución a su entorno inmediato.
La genialidad de Mishima fue aplicar a la sociedad moderna la crítica social más severa de la ética samurái que se encuentra en Hagakure. Su obra trata a menudo de la atomización de la sociedad moderna y de la imposibilidad de comunicación espiritual o emocional entre las personas. En las últimas obras de Mishima se puede apreciar la exaltación de la autosuficiencia. Todo lo que le interesa a un héroe de Mishima, lo puede hacer por sí mismo. No necesita a nadie, ni le importa lo que los demás necesiten. Tal actitud encontró su máxima realización en la muerte de Mishima por el bien de un emperador que no tenía ningún interés en él, por una causa a la que sabía perdida, y por su propia mano. El camino hacia esa muerte violenta, pero fascinante, como forma de recriminar a sus compatriotas el haber abandonado las tradiciones japonesas en pos de una sociedad deshumanizada y consumista, puede encontrarse en el presente libro.

 

ÍNDICE

Introducción11
Prólogo15
Hagakure y yo15
I.- La pervivencia de Hagakure25
II.- Los cuarenta y ocho principios de Hagakure37
Hagakure y su autor, Yamamoto Jōchō37
Los tres pilares filosóficos de Hagakure43
La exaltación de la energía47
La decisión48
Delicadeza50
Usos cotidianos52
Tolerancia53
Sobre mujeres54
Nihilismo55
La objetividad de la justicia55
Saber vivir57
La preparación y la decisión58
La aceptación de la constante decisión de la muerte59
Consejos para reuniones con bebidas alcohólicas61
La moral de la apariencia63
Una filosofía de extremos64
La educación infantil65
La sinceridad de las relaciones humanas68
Sobre los empleados68
El hombre y el espejo69
Sobre los intelectuales70
La locura por la muerte71
Las palabras y las acciones cambian el corazón humano72
El éxito en la vida73
Más sobre empleados74
Saber concentrarse75
El lenguaje de tiempos de paz76
Ninguna palabra de debilidad77
El desdén por el arte77
Una lección de moral77
Armonía y modestia79
Sobre la edad79
La adversidad80
El amor secreto81
Epicureísmo82
Estos tiempos y los otros83
El valor del samurái (I)84
El valor del samurái (II)84
Más sobre nihilismo85
Maquillaje85
Sobre reuniones86
El sintoísmo87
Otra vez sobre epicureísmo88
La tensión89
La dignidad89
El egoísmo90
Afeminamiento90
Corrección en el trato con los demás91
El orgullo91
El beneficio del paso del tiempo92
III.- Cómo leer Hagakure95
Apéndice: Extractos de frases inmortales de Hagakure101
Introducción101
Conversación a altas horas de la noche101
I. Descubrí que el Camino del Samurái es la muerte104
Inspiración y decisión105
Conoce los límites de tu capacidad105
La manera de criticar106
Cómo ahogar un bostezo107
Hay que planear las cosas la noche anterior108
La importancia de estudiar el terreno con antelación109
En aguas claras no viven los peces109
Lo primero de todo, la energía109
La escasa ambición del empleado moderno110
Ya no hay hombres de verdad110
Nihilismo112
La ventaja del observador112
Nunca llegamos a lo más alto113
Ligereza y gravedad114
Ante la duda de vivir o morir, elige morir114
No hay que confiar en quien nunca se equivoca115
Ataca hasta morir sin pensar en ganar o perder115
No tengas opiniones fijas117
Rutinas cotidianas117
De todo el mundo se puede aprender119
Cómo comportarse con la bebida120
No hay que desanimarse nunca120
La lección del aguacero121
La confianza en la victoria121
La victoria inicial es victoria final122
Cómo educar a los niños122
El arte lleva al fracaso123
Es más difícil pensarlo que hacerlo123
En la enfermedad se conoce al amigo124
El éxito depende de la suerte125
Cuándo despedir a alguien125
Los que parecen inteligentes no triunfan125
La severidad de los inspectores126
Contra los calculadores127
Actuar con desesperación127
Alegrarse en la adversidad127
Si el maestro es humano, yo también lo soy128
Nunca hay que bajar la guardia128
Respira siete veces antes de decidirte128
Quien es agradable para unos, es desagradable para otros129
De joven no hay que ascender mucho129
Caer siete veces y levantarse ocho130
Elogiar al subordinado130
Si quieres sobresalir, deja que te critiquen131
Galgo que muchas liebres levanta, ninguna caza131
Hay que ser cuidadoso con las palabras131
Ni una palabra de queja132
Un tonto132
La humildad después de los treinta132
Sobre la ambición133
Trata a la gente con la misma reserva que en el primer encuentro133
Una pareja para toda la vida134
Abandona toda sensatez135
II.- Los beneficios de la adversidad en la juventud135
El amor supremo es el amor oculto136
Cuando hables con alguien, intuye su carácter137
Las personas demasiado buenas siempre pierden137
Cómo entrenar a los superiores137
La cadena de resoluciones138
El peligro del exceso de nostalgia139
Todo entrenamiento exige orgullo y reflexión140
No dejes escapar la ocasión140
En la enfermedad, abstinencia140
La resolución suprema es morir a la desesperada141
Cuando el agua sube, el barco está más alto141
La vanidad de la existencia humana142
Cada instante, un combate a muerte142
No alientes el desánimo143
El decoro en los caballeros143
Cómo organizar las cosas143
Reniega hasta de los dioses si se interponen en tu camino144
La brevedad de la vida humana144
Conócete a ti mismo145
Dignidad145
No hay que menospreciar al advenedizo145
Mantenerse a distancia de los superiores146
El silencio es oro146
Las prisas son malas consejeras147
La derrota digna147
Atacar sin miedo a que te corten la cabeza147
No visites sin avisar antes148
La espada siempre en la vaina pronto se oxida148
No hay que perder nunca la serenidad149
Nunca menosprecies el consejo de un anciano149
Fracasar a medias150
Los monjes Saigyo y Kenko eran cobardes150
Del Capítulo Tres al Once Contra la euforia151
Haz la vista gorda de vez en cuando151
Las cuatro clases de samuráis152
Vencer significa vencerse a uno mismo152
Es en los trabajos aburridos cuando más hay que esforzarse153
La persona con muchos conocimientos tiende al orgullo153
Cómo no ponerse nervioso154
Cómo hablar en un juicio155
El que parece más inteligente parte en desventaja156
El silencio es oro156
Muere todas las mañanas157
El requisito del éxito157
En tareas importantes, no te ahogues en menudencias157
El gobierno del mundo entero no es tan difícil158

Introducción

 

En agosto de 1967, tres años antes de su dramático suicidio ritual en el Cuartel General de las Fuerzas de Autodefensa en Tokio, Yukio Mishima escribió este fascinante libro: su interpretación personal del clásico sobre la ética y el comportamiento de los samuráis, Hagakure (literalmente, “Oculto entre las hojas”). Inmediatamente después del suicidio de Mishima, en noviembre de 1970, éste se convirtió en un abrumador éxito de ventas en Japón. Los muchos que le admiraban, tanto como aquellos que despreciaban sus posiciones políticas, acudieron a Hagakure para intentar entender el drama final de Mishima.
La línea más conocida del Hagakure original, citada por muchos que nunca han leído la obra en sí, es: “He descubierto que el Camino del Samurai es la muerte. El autor continúa: “En una crisis de vida o muerte, simplemente resuélvela eligiendo la muerte inmediata. No hay nada complicado en ello. Simplemente prepárate y procede.
Aquel que elija seguir viviendo habiendo fracasado en su misión será despreciado como un cobarde e impostor... Para ser un samurái perfecto, es necesario prepararse para la muerte mañana y tarde, día tras día”.
Una de las muchas imágenes que tenía Mishima de sí mismo era la de un samurái moderno. Para él era esencial morir en la flor de la vida y que su muerte fuera digna de la tradición samurái. Incluso los detalles de la puesta en escena de su muerte en el Cuartel General de las Fuerzas de Autodefensa muestran la influencia del Hagakure: Las vinchas que llevaban Mishima y sus compañeros mientras éste pronunciaba su último y apasionado discurso llevaban un lema del Hagakure. Y su particular atención al aseo personal en la mañana de su último día refleja el espíritu del Hagakure tal y como lo entendía Mishima. “Los hombres deben tener el color de las flores de cerezo, incluso en la muerte.
El Hagakure original contiene las enseñanzas del samurái convertido en sacerdote Jocho Yamamoto (1659- 1719), escritas y editadas por su alumno Tsuramoto Tashiro. Durante generaciones, el manuscrito se conservó como instrucción moral y práctica para el daimyo y los criados samuráis de la Casa Nabeshima de Saga Han, en el norte de Kyushu. Sin embargo, durante unos ciento cincuenta años, hasta la Restauración Meiji de 1868, el Hagakure fue aparentemente guardado como enseñanzas secretas mostradas sólo a unos pocos elegidos. Es de suponer que la Casa Nabeshima quería mantener para sí una instrucción tan valiosa y práctica. (También es posible que la intensa lealtad al daimyo Nabeshima defendida en Hagakure hubiera parecido subversiva para el gobierno militar central si el manuscrito hubiera circulado).
Hagakure se puso a disposición del público lector por primera vez en la Era Meiji, cuando sus principios de lealtad se reinterpretaron en términos de lealtad al emperador y a la nación japonesa. En el fervor nacionalista de la década de 1930, se publicaron varias ediciones y comentarios que ensalzaban profusamente las enseñanzas de Jocho como yamato-damashii, “el espíritu único de los japoneses”. Durante la Segunda Guerra Mundial, las ediciones proliferaron y se vendieron en cantidades asombrosas. “Descubrí que el Camino del Samurai es la muerte”, se convirtió en un eslogan utilizado para espolear a los jóvenes pilotos kamikazes hacia su muerte. Después de la guerra, Hagakure se abandonó rápidamente por ser peligroso y subversivo. Muchas copias fueron destruidas para que no ser alcanzadas por los ojos de las autoridades de Ocupación.
Por supuesto, Hagakure no es simplemente un libro sobre la muerte. El original es una enorme recopilación que incluye instrucciones morales y prácticas para los samuráis, así como información sobre la historia local y las hazañas de determinados guerreros. Mishima sólo se ocupa de los tres primeros volúmenes y hace hincapié, además de en la muerte (aunque no sin relación, por supuesto), en la acción, la subjetividad, la fuerza de carácter, la pasión y el amor (en la mayoría de los casos, el amor homosexual). También se deleita en mostrarnos prolíficos ejemplos de consejos prácticos de Jocho para la vida cotidiana: desde sugerencias sobre cómo celebrar una reunión, el comportamiento adecuado en una fiesta de copas, hasta la crianza de los hijos y la supresión de un bostezo en público.
Mishima establece un paralelismo entre la decadencia moral de la época de Jocho y la del Japón de la posguerra, y explica cómo los consejos de Jocho le han ayudado a vivir una vida anacrónica y, por tanto, digna.
Mishima subraya el importante papel que desempeñó Hagakure en su desarrollo durante la guerra y, después, y analiza las similitudes entre sus propias críticas al Japón materialista de la posguerra y las críticas de Jocho a la suntuosa decadencia de sus contemporáneos.
Mishima parece bastante cercano a Jocho en sus ideas sobre la moral personal. En su insistencia en la perfección espiritual y física del ser, ambos hombres parecen ser básicamente asociales; ambos se preocupan por la motivación personal, por cómo uno actúa más que por qué las consecuencias de la acción. Siempre se hace hincapié en el individuo, cuyo objetivo final es el autocultivo más que la contribución a su entorno inmediato o a la sociedad.
El giro o la genialidad de Mishima fue aplicar a la sociedad moderna la crítica social más severa de la ética samurái que se encuentra en Hagakure. Su ficción trata a menudo de la atomización de la sociedad moderna y de la imposibilidad de comunicación espiritual o emocional entre las personas. Pero en las últimas obras de Mishima, entrelazada con la desesperación del aislamiento individual, está la exultación de la autosuficiencia. Todo lo que le interesa a un héroe de Mishima lo puede hacer por sí mismo. No necesita a nadie, ni le importa lo que los demás necesiten. Tal actitud encontró su máxima realización en la muerte de Mishima por el bien de un emperador que no tenía ningún interés en él, por una causa a la que sabía que no contribuiría en nada, y por su propia mano. El camino hacia esa muerte violenta, pero fascinante, puede encontrarse en las páginas que siguen.

-KATHRYN SPARLING
Universidad de Columbia, Enero, 1977